«epílogo»

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Esleen tiene 7 meses y las canciones de cuna que sus padres solían cantarle para hacerla dormir ya no funcionan. Christopher se "burló" de ella la primera vez que pasó, y Sofia no le habló en todo el día.

—Amor. —Christopher envuelve sus abrazos alrededor de su torso por atrás. —solo bromeaba. —

—Déjame sola Chris. —quita los brazos del castaño de su cuerpo.

Prefiero estar aquí, entre tus brazos. —él canta/susurra en su oído. —domingo en la mañana. —le muerde el lóbulo suavemente. —prefiero escuchar tu dulce voz, domingo en la mañana. —le da la vuelta para besarla.

—No puedes usar eso en mi contra. —susurra contra sus labios.

—Deberíamos de escribirle su propia canción de cuna. —dice de la nada.

—¿Cómo? —ella lo mira confundida.

—Si, tu y yo deberíamos escribirle su propia canción de cuna. —sonríe al ver a Esleen que los mira con los ojos brillantes desde su cuna.


_____


Esleen llora como si le estuvieran cortando una extremidad de su cuerpecito, asustando a sus padres. Sofia la arrulla en sus brazos, tratando de calmarla, pero no es posible. Ella llora aún más fuerte. Christopher entra a la habitación, frotando sus ojos porque estaba durmiendo. Bosteza dos veces antes de ponerse de pie al lado de su esposa.

—¿Qué pasa? ¿Qué son esos gritos? —le acaricia su cabecita, dejando un beso en la cien.

Esleen deja de llorar por un momento y lo vuelve a ver. Christopher sonríe victorioso, pero la niña vuelve a llorar de nuevo.

Sofia empieza a tatarear la melodía de una canción, volviendo a ver a su esposo.

Quiero estar, cuando la vida se complique, cuando todo salga mal. —ambos cantan en sincronía. —quiero estar, cuando los sueños que persigues se te quieran escapar. —la bebé deja de llorar, pero aún sigue titubeando.

Quiero ser, el que en las noches te consuele, verte amanecer. —canta Christopher. —acariciándote la frente y poderte convencer que todo va a estar bien. —

Esleen los mira con una pequeña sonrisa en sus labios, antes de parpadear unas cuantas veces y cerrar sus ojitos.

Ser tu paz, tu calma, ser tu alivio. —ambos susurran. —el fuego que te falta si esta triste el corazón, la voz que te consuela que te canta esta canción, ser el aire de tus alas si no hay viento a tu favor.—con mucho cuidado Sofia la acuesta en su cuna de nuevo. —quiero ser. —los dos susurran, acercándose más al cuerpo del contrario.

Con mucho cuidado de no hacer ruido Sofia se reclina en el ancho pecho de su esposo, enterrando su rostro contra este, inhalando su aroma. Christopher envuelve sus brazos alrededor de ella, acercándola aún más. Lo vuelve a ver con los ojos brillantes, dejando un beso en sus labios.

—Te amo. —el castaño le susurra contra sus labios.

—Te amo. —ella le sonríe.

Ambos vuelven a ver a la cuna cuando escuchan un ruidito. Su hija aun está durmiendo, moviendo sus labios como si estuviera comiendo. Ella es la prueba viviente de cuanto sus padre se aman.

El Precio de La Fama - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora