«tres»

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Una semana ha pasado desde que llegaron a Los Ángeles, todavía no tienen trabajo y todavía no ha tenido la oportunidad de ir a lugares en donde la dejen cantar, aunque sea una canción. Está acostada viendo al techo cuando Yerdani entra por la puerta con una gran sonrisa en sus labios.

—¡Sofia! —la castaña se le tira encima, dejándola sin aire.

—¡Por dios Yerdani! —ella trata de recuperar el aliento. —Hemos hablado de esto. —se acaricia su estómago.

—¡Lo sé! —sigue gritando emocionada. —¡pero mira! —

Le pone un pedazo de papel arrugado enfrente, tan cerca que ni puede leer lo que dice. Lo toma de las manos de la castaña, le toma unos segundos leer y comprender las letras que están imprimidas en esta.

—¿Un open mic? —le pregunta con una de sus cejas arqueada.

—¡Si muchachita! —salta en la cama como si fuera niña pequeña y frunce el ceño al ver la expresión seria de su amiga. —Pensé que te emocionaría más. —

—¿Leíste las letras pequeñas? —la cuestiona, dejando el volante a un lado de su cama.

—¿Qué letras pequeñas? —su amiga es rápida en agarrar el volante, leyéndolo otra vez. —¡Oh, eso! —

—Si, eso. —se acuesta de lado, dándole la espalda. —Solo hay 5 espacios y te lo juro que ya no de haber ninguno disponible. —

—A lo mejor. —su amiga acaricia su cabello. —pero tú eres una de las personas que tiene uno de esos espacios. —

Como si tuviera un resorte en la columna, Sofia salta de la cama de un respingo, tirándosele encima a Yerdani.

—¡Así es como quería que reaccionaras desde el principio! —la castaña grita como loca junto a su amiga.

Hacen tanto ruido que cuando Cassidy entra al apartamento sale corriendo para su habitación para asegurarse que no las estén matando. Frunce el entrecejo al ver que las dos están en la cama de Sofia, saltando en esta.

—¿Todo bien? —cuestiona, mirando a su alrededor.

—¡Si! —Yerdani es rápida en contestar. —Solo que a esta loca...—

—Me llamaron de un trabajo. —Sofia dice antes que su amiga pueda terminar la oración.

Yerdani frunce el ceño, no entiende porque Sofia no quiere que sepa que tiene un puesto en un open mic. Es decir, Cassidy sabe que por eso es que se han mudado para Los Ángeles.

—¡Que bien por ti! —Cassidy se une a la celebración.

En unos minutos terminan cansadas de tanto saltar, se acuestan en la cama de Sofia, aunque Cassidy casi tiene todo su cuerpo afuera de la cama.

—¿Y de dónde te llamaron? —pregunta la pelirroja.

—De la tienda de música. —es rápida en mentir, por ahora es una mentira, pero espera que si la llamen de allí.

Se quedan allí por un rato hasta que el estómago de Yerdani hace un ruido espantoso, parece como si su estómago se está devorando a sus otros órganos. Las chicas ríen a carcajadas mientras caminan para la pequeña cocina del apartamento. Hacen comida entre las tres para terminar más rápido y se sientan a comer a la mesa.

—Le gustaste a Sebastián. —Cassidy dice de la nada con una sonrisa burlona en sus labios.

Sofia casi se atraganta con un trozo de pollo al escuchar las palabras de su amiga. No han hablado de eso desde que salieron juntos, aunque ella y Sebastián se han estado mandando mensajes.

El Precio de La Fama - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora