Dos días habían pasado, y habían sido dos días muy duros. De verdad que no os hacéis idea de lo que es estar en el punto de mira de ese maldito pelirrosado. Buscaba la mínima imperfección para echarme la bronca, en dos días había hecho mas ejercicio que en todo un mes de entrenamiento. ¿Qué le pasaba conmigo? ¿Qué acaso le había roto una costilla chocando con él o que?
Estrés, esa era la palabra que me definía ahora mismo. Pero solo tenía que aguantar hasta el domingo, o al menos ese era mi consuelo, cuatro días para el domingo y todo se habría acabado, o eso pensaba yo.
El día de por si comenzó mal. Nos despertaron a las 5:00 am, una hora antes de lo habitual, alegando una inspección sorpresa para controlar nuestro mantenimiento. El general Natsu, muy amablemente, me indicó que tenía una de las botas sucia en la parte de atrás, y me invitó a limpiarle las botas a todos mis compañeros además de el dormitorio.
Todo muy amablemente, con sus gritos matutinos para alegrarme el día.
Gracias a esta proposición que acepte alegremente (Nótese el sarcasmo) no me dio tiempo a desayunar, a las nueve me estaba muriendo de hambre. Y por último, pero no menos importante, ese maldito pelirrosa anunció lo que terminó de arruinar mi día a las 9 de la mañana.
- Este viernes, es decir, pasado-mañana realizaremos una misión de campo durante 4 días, avisar a quien tengáis que hacerlo para informar que no llegareis este domingo a vuestras casas señoritas.- Informó con su mirada seria. Que ganas de quitarle esos ojos color color comida de vaca de un golpe.
Aun con la pésima noticia, ninguno de los soldados dijo algún comentario. Después de la noticia nos mandó a hacer la rutina diaria, con sus respectivos ejercicios y el circuito.
A la hora de la comida, me junté con Gajeel, que no tenía muy buena cara, más bien parecía que quería matar alguien, y podría apostar a quien.
- Ey- Saludé sentándome a su lado y empezando a comer como si mi vida dependiera de ello, y la verdad, con las torturas a las que nos sometía ese degenerado, era muy probable.
- Tío, deberías respirar o algo- Me comentó cuando dejé mi planto vacío.
- Me estaba muriendo de hambre- Le contesté apoyando mi cabeza en la pared.-¿Estás bien?- Le pregunté.
-No- Gruñó. Buena respuesta, no lo había notado.
-¿Qué pasa?¿Es por la peliazul?- Le pregunté señalando con un movimiento de cabeza a la mesa donde la chica se encontraba.
El me miró analizándome con el ceño fruncido.
-¿Cómo lo sabes?- Preguntó.
-Intuición.-Contesté, aunque mas que intuición, era sentido común, el chico estaba coladísimo por la chica esa, se notaba a kilómetros .
-Pff-Suspiró- No se que me pasa, conejo- Me miró fijamente.- ¿Nunca has sentido que quieres matar a alguien pero que no le pase nada a la vez?.¿Y que ningún idiota se le acerque porque si no te entran ganas de partirle la cara?.- De verdad que los hombres eran estúpidos a veces.
-Chico, estas enamorado- Le informé, su cara se desencajó por un segundo.
-Eso es imposible- Contestó seguro.
-Si tu lo dices- Rodé mis ojos, no merecía la pena intentar hacerle entrar en razón. Ya se daría cuenta el solo.
Terminó de comer y juntos nos fuimos a la habitación. En mi mente maldecía al mundo, si nos íbamos todo el fin de semana no podría aprovechar la oportunidad, lo que significaba otra semana aquí encerrada.
Todos los planes a la basura.
Sabía que en el despacho de Makarov estaba el ordenador con el disco duro general. Y sabía que ese hombre solo salía de su despacho el día libre durante un corto periodo de tiempo.
Maldito Dragneel.
Maldita vida.
Maldito todo.
Los días siguientes pasaron lentos, y al montar al autobús, no imaginé lo que pasaría ese fin de semana...
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INFILTRADA(completa)
FanfictionUna mudanza nunca es fácil. Menos aún si nos ponemos en la situación de que te mudas a la otra punta del mundo. Pero cuando un objetivo está claro, no puedes dejar que pequeños obstáculos se pongan en tu camino. Lucy Lobster, hija de Layla Lobster...