capítulo 28 🔞

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Jessica

- Sabés la película estuvo mejor de lo que esperaba.
-comenta Anthony echándome un brazo en los hombros y con la otra mano teclea.

- Sí -concuerdo- fué como un homenaje a su vida, me gustó mucho. Oye doc, te han contestado Mia o Héctor? Estoy algo preocupada, no vinieron ni atienden el teléfono.

Llamo un par de veces a cada número y nada, sale buzón. Ya es de tarde, se han perdido unas 5 horas. Temo que se hayan peleado de nuevo y ninguno quiera hablar con nosotros.

- No te preocupes por ellos amor, están lo suficientemente grandes como para arreglárselas por si solos. -me tranquiliza, se para frente a mi y me estira el ceño fruncido con los dedos. - Una cara tan bonita solo debe sonreír, Jessica quieres ir a cenar? Conozco un excelente restaurante de comida italiana a las afueras de la ciudad, podemos ir tomarnos algo, me gustaría hablarte sobre algo de lo...

Sé que sigue hablando, pero su mirada me desconcentra mucho. Tiene una piel muy bonita Dios! Y esa boca me vuelve loca, algún día me cansaré de tenerlo cerca? Algún día me gustará menos que ahora? Porque me sorprendo a mi misma fantaseando con él cuando estoy sola, es demasiado atractivo y mi cuerpo no deja de reaccionar inclusive solo a los eróticos recuerdos, como él encima de mi, la manera en que se flexionan los músculos bajo su piel y la absurda obsesión de querer lamer su tatuaje. También me encanta lamer su sick pack, la verdad gustosa lamo lo que quiera porque es mío.

- Jess? -pregunta sacándome de mis lascivos pensamientos.

Juro por Dios que jamás pensé que las mujeres tuviéramos ese tipo de pensamientos líbidinosos, para mi que eso era solo cosas de hombres, pero aquí estoy pensando en cuanto me gusta lamer a mi novio.

Me sacudo- Dime?

Reprime una sonrisa mordiéndose el labio- Estás medio ida amor, te pregunté que si tenías hambre? Y solo se te enturbio la mirada y la nariz se te puso bastante rojiza, que estás pensando?

Sonríe aún con los dientes atrapando su labio y no me contengo. Me pongo de puntillas, le echo los brazos al cuello obligándolo a bajar la cabeza y lo beso. No hemos pasado mucho tiempo juntos por su trabajo y el mio, casi no nos hemos visto y lo he hechado de menos. El beso empieza suave de su parte, pero al notar que estoy encendida me mete la lengua y me aprieta la cadera contra él.

Me separo y le paso el índice por esa boca que me vuelve loca quitándole residuos de mi labial.
- Sí, estoy hambrienta.

Sonríe de lado y asiente en comprensión a lo que me refiero
- Okey, entonces nos vamos.

Me toma de la mano y salimos caminando hasta el parqueo, nos subimos a su Mercedes negro y en el transcurso del viaje no puedo evitar tocarlo, le aflojo la corbata, suelto un par de botones y toco su palida piel que está tibia al tacto.

- Jessica, amor nos vamos a estrellar si me sigues tocando. -advierte- o te voy hacer el amor en mi auto y puede que terminemos en prisión. He querido arrancarte ese vestido desde la mañana -confiesa y yo lo veo con incredulidad- Jessica tu me vuelves loco de deseo, solo que me sé comportar en público, puedo discimular las ganas que te tengo siempre.

- Yo, no... Yo no puedo discimularlo, discúlpame me porto como una colegiala calenturienta, te haré pasar vergüenza al no poder comportarme como la adulta que se supone que soy, supongo que ese es el precio de salir con alguien sin experiencia, no sé centrarme
-me sonrojo quitándole las manos de encima y encogiéndome de hombros para restarle importancia, pero me siento fatal me comporto como una adolescente y él es un amor tan paciente.

Solo sucedió ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora