Capítulo 4

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Oh por Dios es demasiado tarde para acobardarme y huir, aunque este muriendo de vergüenza y nervios debo salir de esta puta duda... Aceptará esto o no este hombre.

Entro al vestidor y me quito toda la ropa, me amarro la bata, me paro frente a la puerta tratando de reunir todo el valor posible para la vergüenza que estoy a punto de pasar.

Veo una sombra grande en el vidrio, alguien esta del otro lado y me sobresalto.

- Jessica, estás tardando mucho, está todo bien? -Pregunta el doctor con esa voz suave, pero varonil- te estoy esperando

Pone una mano sobre el vidrio

- Sí, Doctor todo está bien, estoy saliendo

Abro la puerta y salgo descalza, la alfombra se siente bien entre mis dedos, ahí esta él, enfrente de mi, se cambió, usa un traje color turquesa más ajustado, lleva un gorrito y un tapa boca.

Me tomo un momento para admirar el cuerpazo! Si que es muy atractivo.

- Vamos Jessica, acuéstate en esta camilla

Camina a mi alrededor, y se posiciona enfrente de mis piernas.

- Sube las piernas Jessica, justo aquí donde están estas piezas de metal pondrás tus talones

No, definitivamente no lo voy hacer, me sentiría como un televisor.

Mira la duda en mi cara
- Jessica qué pasa? -se levanta y se sienta a mi lado muy cerca de mi y me toma la mano

Niego- Usted no sabe, no he sido capaz de decirle el porque estoy aquí, no he sido honesta y lo peor es que va a creer que es una tontería porque hasta yo ya lo creo.

Aprieta mi mano dándome valor
- Lo vamos a resolver Jessica solo dejame ayudarte

Suelto todo el aire de los pulmones- Es que usted va a odiarme por hacerle perder su tiempo, y lo que le voy a proponer, Dios! Definitivamente no hubiese venido mejor

Me sacudo su mano, pero no la suelta, me da una pequeña sacudida- Cómo puedes pensar eso? Te dije muchas veces que puedes confiar en mi, buscarme para lo que sea, yo me ofrecí y estoy feliz de ayudarte

- Por que usted me dijo eso es que me atreví a venir acá, porque dijo Lo que sea y le tome la palabra

Lo siento sonreír a mi lado, no lo veo porque muero de vergüenza, su tacto es agradable en mi piel.

- Jessica, sea lo que sea lo vamos a resolver juntos, somos amigos, así que primero, no me hables de usted es fastidioso -sonríe de lado- segundo, sea lo que sea que te trajo acá, te voy ayudar te lo prometo

Ante esa aclaración, lo miro a los ojos (que bien le quedan esos lentes) le aprieto la mano.

- Lo prometes Anthony? -mencionar su nombre de pila me sorprende

Me mira como si no creyera que dije su nombre.

Me devuelve el apretón

- Te lo juro Jessica

Le sonrío- Confío en ti

Con esa última afirmación, subo las piernas hasta donde me dijo, con mi cara ardiendo de vergüenza.

Se levanta y me rodea, saca unos guantes de látex se los pone y se sienta enfrente. Toma una pieza de metal de tamaño considerable.

- Oye! -se paraliza al instante- que piensas que vas a hacer con eso?  -le señalo acusatoriamente el artefacto de metal brillante

- Relajate Jessica solo voy a...

- No! -lo corto- no vas a hacer nada con esa cosa! No hay algo más pequeño? 

Solo sucedió ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora