Desperté y noté que aún seguíamos en clase, revisé el celular y ya casi eran las diez. Ignoré ese sueño, yo me encontraba perfectamente bien sin Jefferson.
Finalmente pudimos salir del aula y me dirigí al Gran Árbol.
-Detente ahí Beth.-Esa era la voz de Leo, quien me cubría los ojos con sus manos y me hacía caminar hacia lo desconocido.
-¿Qué haces?
-Guiándote a tu sorpresa.
-¿Sorpresa?-Me descubrió los ojos.
-¡Feliz cumpleaños!-Las chicas y los muchachos me habían traído una pequeña torta y varios regalos.
Y entonces recordé lo que dijeron.
-Oh por Dios, ¡lo había olvidado!-Exclamé y ellos rieron. Leo me tomó de la mano.
-Pues... es comprensible. Has estado estudiando toda la semana y hoy es tu día libre: No iras a trabajar, ya yo hablé con tu jefe e invité a Elliot y a Tina.-Me habían dejado anonada pero también me extrañó algo que no tenía que ver con ellos.
-Vaya, gracias chicos, realmente lo aprecio.-Me abrazaron y luego repartieron la torta. Leo me susurró que el regalo me lo daría más tarde.
Después del almuerzo, Leo me dejó en casa y me dijo:
-Disculpa si ves algo diferente en tu casa.-Y me dejó con la palabra en la boca.
Entré algo asustada por su comentario y vi en el suelo unas flechas que indicaban que me dirigiera a la cocina. Al entrar, vi un pequeño cupcake con una nota que me pedía que la comiera. La saqué de su envoltorio y había otra nota:
"Al terminar, pregúntate qué es grande, cuadrado y se puede jugar de dos jugadores con una pelota."
Salí al patio mientras me comía el dulce y vi que en la mesa de ping había otra nota.
"Me ganaste 10 a 1 una vez, ¿cómo me vengué?"
Entré y fui a la sala, donde tenía mi cajón de videojuegos, y saqué el de Mario Kart.
"Te vestiste como una de ellas una vez para Halloween y esta noche deslumbrarás. Sube."
Corrí a mi habitación y en la puerta había una nota.
"No quise invadir la privacidad de tu cuarto, así que ve por algo de aire. Pero desde atrás."
¿Desde atrás? Lo pensé unos segundos y bajé lentamente las escaleras, esperando otra nota o alguien pero terminé yendo al patio. Ahí estaba él.
Sonrió y le devolví el gesto. Apenas me di cuenta que él tenía un vestido en su mano.
-Me acuerdo de lo mucho que querías este vestido.-Me acerqué y lo agarré, detallándolo: Era un vestido azul a media pierna de un solo hombro, cuyo borde era plateado.
-Así que... -Lo miré a los ojos.- ¿Una princesa?
-Eso es lo que tú eres, Beth.-Me besó.
-Sí Leo, me lo pondré esta noche.-Sonrió.
-¿Tienes clases más tarde? –Asentí.- Entonces te veo a la noche.
Lo acompañé hasta la puerta y nos despedimos. Cuando se fue, subí al cuarto y dejé el vestido en el sofá de la ventana, decidí darme una ducha. Estuve diez minutos adentro pensando si debería llamarlo o esperar a que él me mandara un mensaje. Al salir utilicé la primera opción.
-¿Diga?
-Hola Jefferson, feliz cumpleaños.-Hubo un breve silencio.
-Hey Elizabeth, feliz cumpleaños. ¿Cómo estás? No vi tu nombre.-Escuché unas voces atrás.
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16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson Stan
RomanceElizabeth Collins ha estado internada desde hace dos años y cuatro meses en un centro psiquiátrico por una razón aún desconocida, todos los doctores que la han tratado no han podido sacarle la información hasta que su caso lo asume el Dr. Jefferson...