008 ~ ʙᴇsᴏs ᴇɴ ʟᴀ ғʀᴇɴᴛᴇ

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Aristóteles.

Estaba intentando componer una nueva canción pero se me está haciendo muy complicado, no me puedo concentrar por tantas cosas que dan vueltas en mi cabeza; trabajos, exámenes, las sesiones de Cklass, etcétera. Será mejor que deje de intentar hasta aquí y seguiré después, tengo todo el día libre y podría aprovecharlo para pasarlo con el galán de mi novio.

Salí, no sin antes avisar a mi madre y despedirme, y fui en dirección al departamento de Temo. Al parecer él también tenía la idea de pasar el día conmigo porque nos encontramos en las escaleras.

—Hola, Ari —me sonrió.

—Hola, justo iba a verte —reí.

—Creí que ibas a estar ocupado componiendo y decidí visitarte y ver qué tal ibas.

—No estoy en mis mejores momentos de inspiración —me encogí de hombros—, pero contigo aquí, conmigo, podría escribir todo un disco completo.

Me tomó de la mano sonriendo y sacó algo de su bolsillo trasero del pantalón. Lo ví y parecía ser un papel doblado a la mitad; una carta.

—Te escribí una carta —me la entregó.

—¿Una carta? ¿Y eso?

—No lo sé, simplemente quería escribirte algo lindo.

En la parte visible para la dedicatoria noté que decía "Para mi Ari" dentro de un corazón, sonreí y lo acerqué a mí para abrazarlo.

—Muchas gracias, te quiero mucho.

Me separé un poco de él y le dí un beso en la frente.

Una vez leí que los besos en la frente no se le dan a cualquiera, solamente son para la persona con la que quieres algo duradero y bonito. Con un beso así le estás expresando a esa persona que hay fidelidad, respeto y respaldo, que le tienes mucho cariño. Se dice que un beso en la frente es una de las muestras más grandes de cariño. También son usualmente dados cuando no puedes expresar con palabras lo que sientes, y, seamos sinceros, a mí no se me da tan bien el habla.

Claro que estos besos no siempre son así, pueden ser basados en muchos contextos, depende de cada quien el cómo quiera interpretarlo. Pueden ser desde muestras de amistad hasta ser usados para consolación, pero yo quería que todos los besos que le diera a Cuahutémoc en la frente –o cualquier otro lugar– fueran para demostrarle todo el amor que le tengo y no puedo expresarle con simples palabras.

—Entonces... ¿vamos a tu depa?

—Cuahutémoc López —lo miré sorprendido—, está mi mamá en casa.

—No seas bobo —me dió un leve golpe en el hombro sonriendo, se le notaba un gran sonrojo—, lo decía para seguir con tu canción.

Subimos las escaleras hasta estar en mi piso.

—Me parece bien. Pero podríamos darnos cariñitos antes de entrar —coloqué mis manos en la pared dejándolo acorralado—, no avisé que volvería pronto.

—Ari, nos puede ver tu mamá... Peor aún, tu abuela. Y yo no quiero que tengas problemas, menos ahora cómo está la situación con tu familia.

—Nadie nos va a ver.

—Eso dices tú, pero en cualquier momen-

Blah, blah, blah. Lo besé.

Interrumpí su habla dándole un beso lleno de deseo. Él me tomó de la camisa y me acercó más a él, ya necesitaba sus besos. Nos separamos y juntamos nuestras frentes.

—Ya me hacían falta tus besos, bro.

—Aristóteles —me dió un golpe en el hombro—, no me llames así.

Se me quedó viendo intentando fingir un enojo pero su carita intentándolo sólo me causó ternura, ambos reímos y nos tomamos de las manos para ir a mi departamento.

Cuando ya estábamos frente a la puerta me detuve y entrelacé nuestras manos, quedando de frente con él, me sonrió y... Dios mío.

—Temo, tienes algo en la cara.

—¿Qué? ¿Qué es?

—La sonrisa más bella que han visto mis ojos, y la más bella de todo el mundo, tenlo por seguro.

Seguido de esto, le dejé un corto beso en los labios y después en su frente.

—Eres el mejor, ¿lo sabías, Aristóteles Córcega?

—Intento ser el mejor por ti. Eres lo mejor que me ha pasado.

—Te quiero tanto —me abrazó y correspondí a su abrazo.

La puerta se abrió dejando ver a mi mamá saliendo con unos toppers, nos vió y sonrió con dulzura.

—Hola, Temo —le saludó de beso en la mejilla—. Voy al departamento de tu tía Blanca, Ari, no tardó mucho.

—Claro, ma'. Estaremos adentro.

—No hagan cosas indebidas —dijo antes de bajar por las escaleras.

—¡Mamá!

Entramos y nos sentamos en el sofá.

—Entonces —Temo se acercó a mi oído y empezó a hablar de una manera sensual— ¿Quieres hacer cosas indebidas?

—No prendas el boiler si no te vas a meter a bañar, Temito.

—Cállate y bésame. No haremos nada malo porque tu mamá nos puede ver... Pero no hay nada de malo en que nos besemos, ¿o qué dices tú?

—Yo digo que-

Ahora el interrumpido fui yo por el beso de Temo. Me besaba con tanta dulzura y amor, cuando nos separamos sólo nos veíamos muy sonrientes.

—Te quiero a mi lado siempre, Cuahutémoc.

—Y yo aquí estaré toda la vida, contigo, Ari.

Y besé su frente.

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora