005 ~ ʙᴇsᴀʏúɴᴀᴍᴇ

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Aristóteles se encontraba sentado en un pupitre al fondo del salón de clases, había un lugar solo a su lado que estaba apartando para su crush; Temo.

Pasaron los minutos y la clase empezó, el rizado se sentía preocupado ya que su compañero favorito no había llegado. Tras pasar 15 minutos de clase, alguien entró por la puerta corriendo muy agitado.

—Lo s-siento —dijo Cuahutémoc intentando regular su respiración—, se me hizo tarde. ¿Puedo estar en la clase?

—Claro que sí, Cuahutémoc —sonrió la maestra Diana—. Pero qué no se vuelva a repetir.

—Gracias —sonrió aliviado Cuahutémoc, alzó la vista para ver algún lugar disponible y sólo quedaba uno; junto a Aristóteles. Se dirigió al lugar, dejó la mochila al lado del pupitre y sacó una libreta para empezar a tomar apuntes de lo que quedaba en la pizarra.

—Cuahutémoc López llegando tarde, eso es nuevo —dijo en un susurro Aristóteles dirigiéndose a Temo, ya que no podía hablar en clases.

—Cállate —respondió de la misma manera y soltó una pequeña risa.

La clase transcurrió normal y nuestros dos chicos ponían atención, claro, si poner atención significaba tirarse miradas coquetas en cada ocasión que se daba.

Al tocar el primer timbre, indicando que se había terminado la primera hora, la maestra se despidió y salió del aula. La mayoría de los alumnos salieron, ya sea al baño o a la cafetería, quedando alrededor de 7 alumnos en el salón incluyendo a Aristóteles y Cuahutémoc.

Temo estaba terminando de hacer unos ejercicios que habían dejado para terminar en casa, ya que no quería llevar tarea de esa materia, y Aristóteles lo miraba con una cara de enamorado en la cual casi le salían corazones de los ojos.

Todo estaba tranquilo hasta que sonó un borborigmo* de parte de Temo, el cual levantó la cara con cierta cara de vergüenza.

—¿Tienes hambre? —rió el rizado.

—No alcancé a desayunar en mi casa, me levanté muy tarde —rió avergonzado—. Sí, tengo hambre.

—¿Y qué se te antoja? —se levantó y se acercó al pupitre del contrario, usando sus brazos para recargarse en la paleta del banco.

—Lo que sea estaría bien en estos momentos.

—Se te antoja... No sé, ¿Unos pingüinos Cookies & Cream? —el más chico asintió— ¿Una pizza? —volvió a asentir— Unos... No sé, ¿Unos besos?

Antes de volver a asentir, la cara de Cuahutémoc cambió de una simpática a una de confusión.

—¿Qué dices que dijiste?

El rizado sonrió ante la expresión de su crush y se acercó más a él.

Besayúname —lo dijo tan cerca del contrario que causó que tragara saliva de los nervios.

—¿De qué estás hablando, Aristóteles? —cuestionó acompañado de una risa nerviosa.

Cuahutémoc ya sentía el calor de un sonrojo subir por sus mejillas, miraba a todos lados excepto a los ojos de chico de cabellos rizados que lo estaba volviendo loco con sus atrevimientos.

—Te apuesto un beso a qué beso mejor que tú.

Aristóteles no se sentía tan seguro cuando empezó a ser tan directo con Temo, pero al ver su sonrojo, sus nervios y el hecho de que no lo detenía... Él sentía que iba por el camino correcto.

—A-Ari, yo...

—No digas nada —colocó su dedo índice en los labios de aquel chico que lo traía loco para que callara—. Sólo... —posó su mano sobre la mejilla de Temo y éste se acunó en tal, Aristóteles con su pulgar empezó a dar un recorrido por los labios de Temo que ya hacían medio abiertos.

—Aristóteles...

—¿Sí?

—Ya bésame.

Aristóteles sonrió y se empezó a acercar a Cuahutémoc, sus respiraciones iban cada vez más rápido... Al fin Aristóteles tendría un beso de su amor que creía imposible...

—¡Buenos días, chicos! Empecemos la clase.

El profesor de química había entrado al salón, y tras de él venía el resto de los alumnos. Los dos chicos se habían separado y estaban cada uno en su lugar, con sus mejillas teñidas de un color rojo y sus miradas bajas.

—Me debes un beso, Cuahutémoc —le dijo riendo levemente al chico a su lado.

—Te debo todos los que quieras... Pero aún tengo hambre.

Y ambos soltaron una gran carcajada, Aristóteles sacó una galletas que tenía en su mochila y se las pasó a Temo, éste último le agradeció con una amplia sonrisa y empezó a comer con cuidado que el profesor no lo notara.

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*Borborigmo: Sonido que hacen las tripas a causa de los líquidos y gases intestinales, normalmente por el hambre.

Sip, aquí acabo este One Shot 👀 no me odien jsjs yo los amo, ¿oki? No lo sé, podría agregarle una segunda parte a esto si ustedes me lo piden... Quién sabe... Tal vez sí... Lo más probable ;)

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora