035 ~ ᴅᴜʀᴍɪᴇɴᴅᴏ ᴄᴏɴ ᴜɴ ᴅᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ

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[AU Emiliaco]


Joaquín giró en su lugar mientras seguía acostado y miró dormir con tranquilidad al chico a su lado. Él respiraba tranquilo y Joaquín sólo podía apreciar su belleza, sus pestañas delicadas que se notaban más mientras sus ojos estaban cerrados, sus cejas marcadas con las que hacía unos gestos que solían enamorarlo cada vez más, su nariz perfecta, sus labios con los que hacía unos pucheros que lo incitaban a besarlo una y otra vez... Y sus rizos, lo mejor de todo, sus rizos que se formaban en su cabello haciéndolo ver aún más bello de lo que ya es. Joaquín amaba jugar con sus rizos, amaba completamente todo de él.

Fue ahí cuando se cuestionó si lo que estaba pasando realmente estaba pasando o de nuevo su mente lo hacía creer que todo estaba bien. Fue en ese momento, mientras los dos estaban desnudos bajo la sábana de una cama, mientras uno dormía y el otro lo apreciaba, mientras la habitación y la luna habían sido testigos de cómo se habían entregado hace unas horas.

Ese momento que debía ser un lindo momento, era cuando Joaquín más dudaba de todo.

5 meses antes

Joaquín estaba en clases con un sueño que lo hacía tambalear la cabeza a veces mientras escuchaba a la maestra. Ese día en la universidad el clima ameritaba que salieran todos a disfrutarlo, y Joaquín quería aprovecharlo, ya que justo ese día tenía tres horas libres entre dos clases y claramente no los iba a pasar sentado en una banca de la facultad.

Después de un largo rato de aguantar no quedarse dormido, el timbre sonó haciendo que todos sus compañeros guarden sus libros en las mochilas para después retirarse del aula.

—Hasta luego, maestra, que tenga buen día —se despidió Joaquín antes de salir de salón.

—Que tengas buen día también, corazón —le sonrió la mujer de casi tercera edad, su cabello ondulado y esponjado la hacían ver muy simpática, y la forma de vestir tan peculiar te hacía sentir calidez al hablar con ella, era como si lanzara destellos de felicidad cada vez que hablaba.

Joaquín salió con una amplia sonrisa del salón mientras sus amigos ya lo esperaban afuera, le sonrieron y juntos comenzaron a caminar hacia las escaleras para salir del edificio.

Era un gran campus donde se encontraba la facultad, fácilmente podrían encontrar un lugar en el césped bajo sombra y quedarse recostados mientras no hacían nada más qué platicar y reír.

Tal vez ese podría ser su plan para hoy, sólo tal vez... O no, al sonar el celular de Joaquín indicando una notificación de un mensaje.

¿Estás en la uni? ¿Podemos vernos? Estoy aquí, ¿tienes tiempo? :)

Claro que el mensaje le llegó por sorpresa a Joaquín, llevaba ya un tiempo sin verse con la persona que le mandó el mensaje pero a la vez no se le hacía raro.

El pequeño grupo de Joaquín salió del edificio y a lo lejos uno de ellos vio a un chico de rizos en el celular, parecía esperar a alguien ya que no se movía y solamente jugaba a tambalearse un poco con sus puntillas y talones.

Joaquín le comentó a sus amigos lo sucedido con el mensaje y la persona, y a pesar de ellos no estar del todo de acuerdo, aceptaron que Joaquín se fuera; después de todo, él sabía lo que hacía.

—Hola, Emilio —saludó una vez que estaba cerca del chico de rizos.

El llamado levantó la mirada del celular y le sonrió a Joaquín, se acercó y lo saludó con un beso en la mejilla para después preguntarle cómo se encontraba.

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora