035 ~ ɪ ᴋɪssᴇᴅ ᴀ ʙᴏʏ 🥀

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Aristóteles.

Y aquí estábamos una vez más, mi mejor amigo y yo sentados sobre el piso de la azotea platicando sobre tonterías como era costumbre. Hoy tocaba noche de confesiones, que realmente nunca eran confesiones como tal, sólo decíamos cosas de nosotros que no sabía el otro y terminábamos conociéndonos más. Algo así como nuestras cosas favoritas, cosas vergonzosas que nos pasaron de jóvenes, etcétera.

―Yo hace un tiempo me escapé de casa porque no soportaba el trato de mi padre, al final Robert me buscó y me hizo volver ―conté mientras miraba al cielo, parecía una de esas pinturas que solían tener mucha fama, donde el cielo es mitad azul y mitad naranja, casi parece tener un toque de morado.

―Bien, eso no lo sabía... Pues yo me caí a un pozo cuando era niño ―rio.

­―¿Es neta, te cae? ―reí, provocando que él también riera al recordar.

Comúnmente eso hacíamos siempre; reír. Es grandioso cuando estás con algún amigo y empiezan a reírse hasta que el estómago duele y sienten el pecho oprimido de tanto reír, por un momento sientes que hasta ahí vas a vivir de tanto que te falta la respiración, pero después de que empieza la calma y ya sólo se provocan pequeñas risas por verse y acordarse de la locura por la cuál empezaron las carcajadas, sientes cómo se te reinicia la vida.

―Sí, la razón es un poco loca... ―dijo y se detuvo.

―Interesante... ―me acomodé mejor para escucharlo― Cuéntame.

―No ―rio―, mejor lo dejamos para otro día.

―Bien, bien ―rodé los ojos, a veces Temo solía ser un tanto raro y discreto. Pero eso, raramente, me llamaba la atención de él... Bueno, no tanto así, si no que... Me causaba curiosidad, me daba la intención de querer conocerlo más. Es extraño, es un sentimiento del cuál aún no encuentro el nombre, podría ser simple curiosidad pero yo no lo veo como tal. Me llama la atención Temo. Pero no del modo en que están pensando, o bueno... No lo sé, no le tomaré importancia, ya que debe ser algo normal, ¿no? ―Entonces, cuéntame... ―empecé a pensar cuál sería una buena pregunta para conocerlo más― ¿Con quién fue tu primer beso?

―Con nadie, aún no lo he dado.

―¿En serio? Nah, no te creo.

De veritas.

―No me lo esperaba, creí que ya habías tenido alguna novia y pues, tú sabes, se habrían besado al menos de pico ―reí.

―No, aún no... Aunque me gustaría darlo con alguien especial, ¿sabes? ―me miró― Alguien con quién sienta confianza y no me de miedo de mostrarme tal cuál soy.

Me miraba de una manera diferente a como siempre lo había hecho, sentía como su mirada entraba en mi alma. ¿Qué estaba pasando?

―¿Ah, sí? ¿Y q-quién podría ser esa persona espe-pecial? ―¿por qué rayos estaba yo tartamudeando? Tragué saliva― ¿Crees ha-haberla encontrado ya?

―Yo creo que sí.

No sé si lo estaba haciendo a propósito o sólo era yo alucinando, pero estaba sintiéndome intimidado por su mirada. Era como si buscara algo en mí y no lo encontrara.

Realmente no entendía lo que Cuauhtémoc me hacía sentir, siempre era algo nuevo, lograba hacer que todos mis sentimientos se juntaran para crear una discusión de quién siente más, era como si iniciaran una pelea, se juntaran y separaran cada dos por tres. Y yo no podía hacer nada para controlarlos.

Normalmente eso me pasaba siempre que estaba con Temo, a veces se sentía menos y a veces se sentía más, como justo ahora, sentía un revoltijo en mi estómago y mi cabeza daba vueltas y vueltas. ¿Sería que estaba a punto de echar lo que comí anoche? Qué asco, espero no vomitar frente a Temo.

Tan perdido me había estado en mis pensamientos, que no noté cuando ese chico que me causa mareos se había acercado más a mí.

No estaba tan cerca, pero tampoco estaba lo suficientemente lejos.

Algo en mí quería que esa distancia se acortara.

Necesitaba acortarla.

―¿Y tú, Aristóteles? ―me preguntó, ¿soy yo o hay un toque de sensualidad en su hablar?― ¿Ya diste tu primer beso?

―Eh... ―¿por qué hace calor?― Sí- digo, no.

―¿Eh? ―me miró divertido― ¿Eso es un sí o un no?

―No... ―sonó más como una pregunta. Deja de jugar así con mis pensamientos, Cuauhtémoc López.

No entiendo nada, no entiendo su mirada tan diferente, no entiendo su cercanía.

No entiendo el porqué de su comportamiento y no entiendo si es un mal juego de mis pensamientos.

No entiendo por qué rompí la distancia y no entiendo por qué ahora mismo lo estoy besando.

Ésta no es la manera en que lo pude haber planeado, no era mi intención. Fue como si hubiese tomado valentía de algún lado o como si estuviese ebrio con bebida en mano. Perdí toda mi discreción.

No suelo estar acostumbrado a esto, creo que sólo quería probar, sentía curiosidad por él, llamaba mi atención.

Besé a Temo.

Besé a un chico.

Yo besé a un chico y me gustó, me gustó el sabor de miel en sus labios. Besé a un chico sólo por probar, espero que a nadie le importe.

Esto está mal.

Esto se siente tan bien. No quiere decir que me he enamorado, sólo he besado a un chico y me gustó.

Besé a un chico, besé a Temo...

Y me gustó.

...

Unos dulces labios, una dulce sincronía. Desearía poder besarlo toda la vida.

No.

Esto no es lo que hacen los "chicos buenos". No es cómo debemos comportarnos. Mi cabeza está tan confusa, es difícil obedecer a mis pensamientos. Sólo puedo pensar en besar sus dulces labios.

Sentí cómo sus brazos rodearon mi cuello, probablemente se había levantado un poco para hacer este movimiento. Me intentaba pegar más a él, inconscientemente accedí pasando mis manos a su cintura. Pero vaya sorpresa, su camisa se había levantado un poco, ahora estoy tocando su cintura desnuda.

Él es como... Mágico. Su piel es suave, sus labios rosas tan besables. Me es difícil resistir. Son tocables, demasiado buenos para resistirse.

Supongo que no es un gran asunto, es algo inocente.

Una mordida se hace presente, respondo de igual manera, no pienso quedarme atrás.

¿Qué me estás haciendo, Temo? ¿Por qué me haces sentir de esta manera tan de pronto? Tal vez ya lo sentía antes y no lo sabía. Tal vez sólo necesitaba sentir tus labios.

De pronto ya estaba acostado en el suelo, el mismo peso tan ligero de Temo me había hecho recostarme. Él no parecía querer parar, y creo que lo peor o lo mejor es que yo tampoco. Él estaba sobre mí, besándome, me estaba regalando su primer beso, y yo le estaba regalando el mío. Siento como si todo estuviese completo, como si todo estuviese bien. Tal vez todo lo está.

Nos separabamos de vez en cuando para tomar aire, sólo nos mirábamos a los ojos, pidiendo más, necesitando los labios del otro. Quisiera encerrar este momento en un bucle y vivirlo por siempre. Cada vez que me miraba sólo sentía la necesidad de volver a besarlo. Hubo un momento en que nos miramos por más tiempo, ambos nos sonreímos indicando que todo estaba bien, que ambos queríamos seguir y así lo haríamos. Probablemente mis labios ahora están tan hinchados como los de él.

Por un momento dejé de preocuparme en un después o un antes. Por un momento dejé todo de lado. Sólo iba a disfrutar, pero de mi cabeza no salía el hecho de que...

Besé a un chico, y me gustó.









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Fin parte 1 de 3.

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora