cuarenta

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   Tengo nervios.

   Pero no son los típicos nervios que puedes tener en una evaluación final de la universidad, ni antes de entrar al consultorio del dentista, preocupado por si todas esas comidas chatarras que comiste pudieron haber generado una carie.

   Tengo nervios de mi padre. Estoy seguro de que la sorpresa que llevo no será de su agrado.

   Sí, se suponía que iría al baile con Taeyeon, pero ella terminó conmigo y no puedo faltar al evento, así que no tuve opción que buscar rápidamente a alguien que la reemplace. Y, sí, ¡lo encontré!... Pero es Jisung.

   No es como si me estuviera quejando por esto, ¡claro que no! estoy más que feliz de tan solo imaginarme a nosotros dos bailando en la pista, juntos, como unidos. Pero no puedo negar mi miedo. Será la primera vez que mi padre y madre conozcan a Jisung y, sinceramente, nunca me imaginé que lo conocerían de esta forma.

   Es decir, ni siquiera saben que me gusta un hombre. Pero no puedo decirles que soy gay, porque en realidad no soy gay. Es el primer hombre que me gusta en toda mi vida y siento también que será el último.

   Jisung me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos, balanceando nuestras manos hacia adelante y luego hacia atrás, con nervios.— Minho, no quiero hacerlo.

   Dirijo mi vista hacia él para poder ver su cara; tiene una notable expresión de preocupación en su rostro, y arruga levemente su nariz y labios. Río, mientras elevo mi mano para tocar su nariz con un dedo.

   —No va a pasar nada. —Digo, con suavidad. Ya quisiera yo creérmelo. Pero no puedo expresarle mi miedo en voz alta, será como lanzarlo a un vacío, y él luce hasta más nervioso que yo.

   —¿Cómo lo sabes? —Me pregunta, temeroso. Ah, no lo sé, Jisung. Ojalá pudiera responderte eso.

   —Sólo... Entremos. —Digo, finalmente, dándole un rápido apretón de manos para inspirarle seguridad, y abro las puertas del enorme lugar.

   El sitio era más grande de lo que me imaginé. Con una enorme pista de baile en el medio, lo demás en el lugar está dividido por una sección de mesas redondas con blancos mantienes encima y floreros con margaritas. En el fondo se puede ver el baño y, más adelante, la mesa del DJ. Cada mesa tiene algunos aperitivos encima, y cerca de la puerta de entrada hay un gran baúl donde hay muchísimos regalos empaquetados con brillantes papeles.

   Esto parece un casamiento. O la fiesta de un cumpleaños de 15 años. Diviso a mi madre en el fondo del lugar; está rodeada de mujeres que la abrazan y expresan su felicidad hacia ella. A un costado veo a mi padre, que está escribiendo algo en su teléfono.

   De repente, el mío vibra.— Un minuto. —Le digo a Jisung para poder soltar su mano. Cuando ya no la tengo entrelazada con la mía, maldigo, porque se sentía súper bien estar tomándolo de la mano. Es pequeña y cálida, ¡y suave!—. Alguien me ha mandado un mensaje. —Asiente.

Papá
En línea

¿Cómo que lo trate bien, Minho? ¿Dónde estás?

En el vestíbulo, papá.

   Entonces veo que aleja su vista de su teléfono para poder dirigir la mirada hacia donde estoy yo, y palidece por unos segundos. Al parecer, no, no se lo esperaba. Trago saliva y, tomando nuevamente de la mano a Jisung, doy un paso. Y luego, otro. Y continúo caminando hasta llegar hacia él.

   —Hola, papá. —Lo saludo con el corazón latiéndome con fuerza en mi pecho, mientras siento a Jisung encogerse a mi lado, como si quisiera desaparecer—. Este lugar se ve increíble. —Alago.

𝐎𝐔𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora