𝐎𝐔𝐓

sesenta (epílogo)

Cuando Jisung y Minho confirmaron su relación, la noticia salió en los titulares de todo el mundo; las portadas de revistas solo tenían su nombre, y cualquier noticia que te aparecía en internet hablaba de ellos. De repente, ambos eran el centro de atención de todos los noticieros, pero lo que más les sorprendió, es que ninguno era criticándolos.

Todos felicitaban a los chicos por su bonita relación, diciendo cuánto la habían esperado —lo último también los sorprendió, ¿cómo que había gente que esperaba que salieran— y que esperaban que fueran de lo más felices juntos. Y así, después de ellos, les siguió Jeongin y Chan, que más tarde también confirmaron su relación y el mundo los felicitó de la misma manera.

Estaban felices. Stray Kids sentía que estaba pasando uno de sus mejores momentos del año por todo lo que les estaba ocurriendo; el reconocimiento, amor y aceptación que estaban recibiendo por parte de las fans y el mundo los tenía fascinados, porque jamás habrían creído que alguna vez esto fuera a hacerse realidad.

Después de finalizar el v-live de año nuevo, los chicos se reunieron en la sala, sentándose en los sillones que habían allí.

— ¿Qué vamos a hacer hoy? —Preguntó Jeongin, quien se encontraba agarrando a escondidas la mano de su ahora novio, mirando al resto con ansias.

— No tengo idea. ¿Bowling? —Propuso Hyunjin, pero el resto negó.

— Felix me dará con la bola en la cabeza —Habló Changbin, mirando al australiano con desconfianza, el cual sonrió como si el chico le hubiera leído los pensamientos—. ¿Billar? Oh, no, Felix de igual forma me pegará, no importa. ¿Qué les parece una guerra de agua o algo así? El agua no me matará.

— ¿Esa con las pistolitas? —Preguntó Jisung, luciendo entusiasmado. Miró a Minho—. ¡Juguemos a eso!

— No lo sé, Jisung. ¿No estamos muy grandes para eso? —El chico lo miró como si no lo conociera.

— ¡Minho, te vestiste de jirafa! ¿¡Y estás diciendo que estamos demasiado grandes para eso!? —Jisung parecía indignado. Se cruzó de brazos y giró la cabeza hacia el lado contrario a su novio con drama, mientras Minho se acercaba y le daba un abrazo por la espalda, riéndose.

La sala quedó en silencio. En realidad, no tenían idea de qué hacer. Era un día caluroso, tenían todo el tiempo libre que pudieran desear ya que era su día libre, y aún así, su inspiración se encontraba bajo cero.

Entonces, Woojin pareció tener una idea. Se levantó de su sofá y comenzó a caminar.— Síganme y no hagan preguntas.

— Woojin-hyung da miedo. —Susurró Seungmin, quien obedeció a los pedidos del mayor y así, uno detrás de otro, comenzaron a seguirlo hacia donde sea que estuvieran yendo.

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Cuando quisieron darse cuenta de a dónde estaban yendo, se encontraban subiendo las escaleras de un gigantesco departamento que lucía un tanto viejo. La pintura de las paredes estaban salidas dándole un aspecto abandonado y las escaleras rechinaban ante cada paso que daban —quedaba recalcar que eran nueve personas subiendo, así que no era de extrañar que rechinara—.

Intentaron sacarle información a Woojin discretamente, pero el chico ni siquiera abría la boca, y si lo hacía, era para pedirles que guardasen silencio, y no más que eso. En varias ocasiones se preguntaron si el chico quisiera sacrificarlos para un ritual satánico o si estaban por ser vendidos a algún millonario viejo que quería jovencitos a su merced, y a poco estuvieron de salir corriendo, pero prefirieron aferrarse a la idea de que Woojin no haría una cosa así y seguir adelante.

— Es allí. —Señaló Woojin, y todo se detuvieron para mirar una gigante puerta de cobre viejo. Changbin los hizo a un lado a todos, demostrando que no estaba asustado —en realidad sí lo estaba— y tomó la manija.

— Como todos están muy asustados, seré yo quien abra la puerta. De nada.

Y tiró de ella hasta que un ruido metálico les indicó que había sido abierta. Con lentitud empujaron la puerta, y cuando pusieron un pie dentro del lugar, al instante lo reconocieron; era la terraza donde habían grabado el m/v de I Am You.

Aún estaba la heladera que decía ‘refrigerator’, el sillón donde Changbin y Hyunjin habían estado durmiendo juntos, y el carrito de compras donde habían metido a Jeongin la última vez. Todo había quedado intacto allí, como si fuera una foto que estaban contemplando.

— Creo que este es un lugar demasiado bueno como para no visitarlo una última vez, ¿no creen? —Habló Woojin, esbozando una pequeña sonrisa, mientras se metía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Ninguno tardó en acercarse a distintos lugares de la sala: Changbin y Hyunjin a los sillones, Jeongin se metió dentro del refrigerador, Woojin y Felix se subieron al trampolín y comenzaron a saltar y a reír entre ellos; todos comenzaron a jugar y a divertirse después de mucho trabajo, esfuerzo, y noches sin dormir.

De algo estaban seguros: habían crecido. Vivieron muchas cosas que años atrás ni siquiera hubieran sido capaz de imaginar y, a partir de ellas, aprendieron y crecieron como personas. Aprendieron valores, derechos, y sabían que todavía les quedaba mucho que aprender.

Aún debían aprender sobre cómo manejar sus miedos, aún debían aprender cosas acerca el amor y la amistad e incluso sobre el compañerismo. Porque de algo estaban seguros; las cosas estaban cambiando constantemente, el mundo estaba dando vueltas y con él sus vidas también.

Pero ya no dejarían que esos giros los afectasen, porque se habían dado cuenta de algo: y es que, mientras se mantuvieran todos juntos, las cosas iban a salir bien. Aún si los ponían boca abajo.