La lección de Lan Qiren había concluido por fin. Los discípulos invitados salieron de la Sala Orquídea dejando caer las lágrimas de felicidad que habían intentado reprimir al ser notificados de la ausencia temporal del pedante maestro. A su vez, los muchachos del clan Lan miraban al grupo de juerguistas como si fueran un incordio en aquel lugar, por lo que, al percibir unas gélidas advertencias clavándose en sus nucas, continuaron agradeciendo los asuntos de los adultos interiormente. Algunos empezaron a idear planes en voz alta, otros vieron los cielos abiertos y decidieron perder el valioso tiempo descansando en sus habitaciones. De la alegría que lo había inundado al bajar las escaleras, Nie Huaisang casi dejó caer su abanico mientras decía:
―¡Estaremos cuatro días sin el viejo Lan!
Y aunque hubiese deseado estar un mes sin él, aquello era música celestial para sus oídos.
Wei Wuxian se acercó al grupo de discípulos y pasó ambos brazos por encima de los hombros de dos jóvenes. Pese a que no se conocían mucho, Wei Wuxian era bastante famoso por ser una persona sociable y simpática (obviando otros aspectos, como por ejemplo: ser un mujeriego o ser el creador del caos) por lo que no era difícil para él hacer amistades en tan poco tiempo.
Con un gesto insinuante que no presagiaba nada bueno, murmuró:
―Yo tengo un brillante plan para esta noche, pero no os lo voy a decir hasta que lo llevemos a cabo.
―¿Entonces cómo lo haremos si no sabemos qué es? ―preguntó uno.
―Pues sólo sigan a este hermano ―Wei Wuxian se señaló a sí mismo, haciendo reír a un par de muchachos.
Jiang Wanyin alzó una ceja y puso los ojos en blanco.
―No lo digas ―presionando los dedos en sus sienes, imitó el gesto que alguna vez había visto en Lan Qiren mientras oía las tonterías de Wei Wuxian y sin esfuerzo confirmó lo que tenía en mente―. Vas a comprar vino y nos vas a llevar por el camino de la miseria.
Tan pronto como sus intenciones fueron reveladas, Wei Wuxian se apartó de los discípulos e hizo un mohín.
―Gracias, Jiang Cheng, has arruinado mi sorpresa.
―Ha sido un placer hacerlo.
En el grupo fluyó la risa de algunos durante un momento y comenzaron a caminar alejándose del edificio. Por el camino, la mirada de Wei Wuxian captó dos figuras moviéndose lentamente hacia ellos. Entrecerró los ojos apresurando un poco sus pasos y paró en seco cuando vio la expresión familiar de Lan Wangji. Sus túnicas blancas como la nieve parecían ondear levemente con cada movimiento al igual que la melena oscura, y en su espalda cargaba un fino y largo objeto rectangular envuelto en una tela blanca. A su lado había un joven apuesto y casi idéntico a él, con la diferencia de que tenía un xiao hecho de jade colgando de un hilo en su cintura.
Abrió los ojos como platos y los señaló a ambos con un tono de sorpresa que no pudo disimular.
―¡Miren, ahora hay dos Lan Zhan!
El nombrado casi se tambaleó.
―Patético... ―susurró, aunque sólo su acompañante pudo oírlo.
Nie Huaisang se situó delante y saludó al mayor.
―Xichen xiong.
Al discípulo travieso de Yunmeng Jiang pareció desencajársele la mandíbula tras escucharlo. «Xichen... ¿Lan Xichen? ¡Espera un momento! ¿Tal vez este sea uno de los dos Jades de Lan tan renombrados? ¡Es el hermano de Lan Zhan!»
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「Cuarzo cristalino」| WangXian | Mo Dao Zu Shi
Fiksi PenggemarDonde el revoltoso Wei Wuxian vive por el dibujo, pintando paisajes de una manera que sólo él es capaz de hacer y retratando la belleza y firmeza de las mujeres en el papel. Sin embargo, un viaje a Yun Shen, la residencia de la secta Gusu Lan, y un...