Final

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Como cualquier otro día los gritos y maldiciones inundaban la casa de los Todoroki.

Después de algunos meses tras el nacimiento de su pequeño, decidieron mudarse a un lugar más amplio y seguro, lejos del mundo de su padre.

— Vamos Shouto que el carro de mudanza se irá sin ti! — gritó el rubio con el pequeño en manos y Mirai amarrada a su cintura con una correa para niños, resultó ser una niña demasiado imperativa y desastrosa.

— Espera un momento, solo tengo que encontrar algo, solo un minuto — dijo exaltado desde el marco de la puerta — Es algo muy importante.

— Joder, qué es tan importante como para retrasar ésto? Si es cualquier tontería juro que...

— Ya lo encontré! — gritó aliviado desde lo que antes era el baño de su hogar.

— Qué mierda...? — guardo silencio en cuanto vio la reluciente pulsera en la mano de su pareja — La habías perdido? Bastardo.

— No es eso, es solo que el día que entraste a la ducha conmigo se me cayó, ya sabes, por el movimiento y si me incaba para recogerla te podía lastimar — dijo sin ninguna vergüenza delante de todos, incluso los cargadores se habían puesto rojos al mirar al omega.

— Acaso no te da vergüenza hablar de eso frente a desconocidos? Como sea, tenemos que irnos de una puta vez.

— No deberías decir demasiadas groserías frente los niños.

— Y tu no deberías hablar de nuestra intimidad al público — Reprochó y subió al auto, molesto claramente, el bicolor tendría que ingeniárselas para alegrar a su pareja, si es que no quería estar en abstinencia de nuevo.

Al llegar a su nueva casa inmediatamente empezaron a arreglar, los muebles, libros, adornos, todo lo que traían consigo.

Su nuevo hogar era perfecto para el omega, lejos de la sociedad, rodeado de naturaleza, justo como siempre lo había soñado.

Shouto se encontraba más que contento con la reacción del omega, la verdad no sabía si le iba a gustar su nueva casa.

Con dos plantas, terraza, y un gran patio supuso que no habría problema, inclusive arregló un pequeño espacio al aire libre para que blatsy pudiera jugar a su antojo, suerte y un águila se lo llevaba.

Después de tanto tiempo no logró acostumbrarse al peludo animal de larga orejas, simplemente no lo soportaba.

Sin embargo era casi un hijo para Katsuki y tenía que aceptarlo.

— Vamos Shouto, tenemos que acabar lo antes posible, en dos días vendrán tus padres y los míos a visitarnos, incluso el idiota de Eijirou de apunto, también invitó a Mina y Sero — hablando lo más rápido posible interrumpió el descanso del joven alfa — Mueve tu bicolor trasero que no tengo todo tu tiempo.

Shouto Todoroki

Katsuki corría de un lado para otro ordenando la mesa y preparando los platillos, nuestros padres no tardarían el llegar y a mi ya me duelen los brazos de cargar a Mirai que no deja e llorar, por lo visto odia a Tadashi y no quiere que venga a visitarnos.

— Shouto! Ve y abre la puerta, ya llegaron — camine con rapidez a la puerta y la abrí mostrando mi mejor sonrisa, si Mitsuki estaba ahí era mejor que me viera en mi mejor presentación, nunca a olvidado lo que paso en el pasado y aun me guarda un poco de rencor.

— Ya gusto verte Todoroki — saludo con una clara sonrisa falsa — Gracias por invitarnos, he traído un poco de soba, he escuchado de tu madre que este es tu platillo favorito.

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