Extra 2

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La peor combinación que jamás imaginó Shouto estaba frente él.

Un Katsuki ebrio y en celo no era del todo bueno, al menos no para quien no fuera su bicolor favorito.

Por azares del destino la época de celo del omega se adelantó por más de una semana, por lo cual los supresores no fueron incluidos en sus maletas.

Tiempo antes del gran alboroto que protagonizó el rubio, ambos estaban plácidamente  descansando en las hermosas playas del Pacífico, disfrutando un carisimo Tequila, cortesía del hotel.

Todo marchaba a la perfección, inclusive el bicolor extrañaba el que su explosiva pareja no haya hecho un drama por cualquier cosa.

Sin embargo las cosas se fueron tornando un poco pesadas cuando un tono rojizo empezó a pintar la nívea piel del omega, señal de que las copas se le estaban pasando un poco.

— Katsuki, creo que deberías dejar e tomar, no estás acostumbrado a bebidas tan fuertes — sostuvo la botella de alcohol antes de que el cenizo sirviera su contenido en su vaso — Vamos, hay que regresar a la habitación.

En cambio solo recibió un típico gruñido y una maldición, siéndole arrebatada la botella de sus manos.

— No me digas que hacer — contestó de mala manera mientras bebida el contenido de su copa.

— Has lo que quieras.

Algunos minutos después, con una botella vacía y mejillas sonrojadas decidieron, como lo inteligentes que son, ir a nadar, con un omega a media ebriedad y un alfa que no le negaba nada.

Si bien el alfa estaba más que acostumbrado a licores con altos grados de alcohol, debido a su antiguo trabajo en el bajo mundo, está vez se encontraba un poco alterado, sintiendo un agradable calor en la garganta y estómago.

Todo lo contrario a su omega, quien con trabajos podía mantenerse de pie.

Qué podría salir mal?

En primer lugar tuvo que salvar al rubio de una muerte segura, sintiéndose mala pareja ya que no tenía la mínima idea que el omega no sabía nadar.

Teniendo que hacer una mini alberca en la orilla del mal, cavando lo más que pudo en la arena y haciendo un pequeño canal para llenarlo de la salada agua.

Nada malo había pasado de nuevo, la pareja estaba felizmente chapoteando en su alberca improvisada, hasta que un par de alfas jóvenes se acercaron con segundas intenciones.

— Que ingenioso — mencionó un alfa alabando su pequeño pozo — Nos dejarían estar con ustedes?

— Quién mierda son ustedes?

— Perdón por la descortesía, mi nombre es Inasa — dijo tocando su pecho — y el es mi amigo, pueden decirle Hawks.

— Váyanse, estamos bien solos — dijo con autoridad el alfa, quien a pesar de tener ya 40 años estaba bastante bien conservado, mostrando buenos músculos y escasas arrugas, sin duda alguna, aun era alguien de temer, sumándole una visible cicatriz causada por el disparo que alguna vez recibió y diversas más por momentos peligrosos que sobrepasó.

— Vamos, solo queremos ser amigables con ustedes — mencionó el joven con tatuaje de alas en la espalda.

Sin más permiso, ambos entraron en el espacio de la pareja.

— Que lindo eres — Inasa, en un acto de osadía, halago al omega a su lado — Cuál es tu nombre?

— Vete a la mierda — el bicolor sonrió al escuchar las palabras de su pareja.

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