꒰ it feels so good ꒱ 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘭𝘪𝘹 ♡

♖. t r e c e

Felix llegó a su casa al borde de las lágrimas. Cosas así le habían pasado más de una vez. Se sentía estúpido, egoísta, una horrible persona. Si era capaz de causar tanto daño a sabiendas a sus amigos, quizás sería mejor no tener amigos, y así no heriría a nadie.

Es más, quizás sería mejor incluso dejar de existir. Para siempre. Total, nadie le echaría de menos. Su familia estaba en Australia, prácticamente no sabía nada de ellos. Había fallado a sus amigos hasta tal punto que casi acababa con su relación. Era un puto egoísta, una persona sin sentimientos y con el corazón de hielo. Era un ser despreciable, horrible, inútil. Él sobraba en ese mundo.

Cuando Hyunjin lo vio entrar corriendo a su cuarto, se preocupó. Intentó llamar a la puerta, pero no había señales de vida presentes.

-¿Felix? ¿Estás bien?- Silencio. -Abre, por favor.- Más silencio. -Feliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-

-Vale, vale, voy.- Una sonrisilla victoriosa se dibujó en su rostro, pero se borró por completo cuando el australiano abrió la puerta. Tenía los ojos llorosos, la vista caída y un cúter en la mano.

-¿¡Qué haces con eso!?

-Tranquilo, tranquilo, no me he hecho nada. Pasa.- Le abrió la puerta por completo para dejar ver la habitación del australiano. Era un tanto caótica, pero tenía su encanto. Una cama doble presidía el cuarto, acompañada de un escritorio, un armario y otras cosas irrelevantes. En el suelo había un trozo de cartón con cortadas. A eso venía el cúter.

Hyunjin se lanzó rápidamente y abrazó al australiano con fuerza por los hombros. -¿Qué te ha pasado?

Felix se dejó acunar por los brazos de su compañero de piso y guardó silencio. Hyunjin comprendió que quizás no quería hablar ahora, así pues, se sentó en la cama de Lee, con éste de perfil sobre sus piernas, con la cabeza sobre su hombro. -Tan solo estoy triste, se me pasará.- Habló por fin.

-¿Seguro?- El otro asintió mientras sorbía por la nariz. -No te voy a soltar de todas formas.

-¿Por?

-Me gusta abrazar a la gente.

Felix dejó caer todo su peso sobre Hyunjin y éste terminó tumbado en la cama con el más bajito encima, aún rodeándolo con los brazos. El australiano se acomodó, frotando su cara contra el pecho del contrario.

Poco a poco, se fueron quedando dormidos.