Celos

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Astrid y Hiccup se encontraron caminando por los largos pasillos del hotel, la primera dando fuertes y sonoros pisotones, y el otro flotando cerca de ella con una expresión gruñona en su rostro. Nero había dejado encargado en recepción que si Astrid llegaba la hicieran pasar a su habitación.

Era ahí a donde se dirigían ambos, la patinadora estaba furiosa, más que nada por la noticia de la una repentina nueva rutina, que incluía a un trapecio y un beso, mientras que el fantasma ardía metafóricamente en llamas por los celos que estaba sintiendo.

—Habitación 329.

Llegaron a su destino; Astrid golpeó la puerta con tanta fuerza que bien pensaría uno que podría llegar a tumbarla con tan sólo su puño, o al menos hacerle un profundo hueco.

— ¡Ya voy!—se escuchó la voz tranquila de Nero del otro lado.

La rubia tomó una gran bocanada de aire, se preparaba para gritar a todo pulmón toda la ira que estaba conteniendo, así como su repertorio de insultos en caso de ser necesario; aunque Nero fuese un viejo amigo no permitiría que decidiera por ella. La puerta se abrió lentamente mostrando a su objetivo, el aire que Astrid se había contenido lo dejó ir en un resoplido. Enrojeció, pero por la pena, pues frente a ella estaba Nero envuelto en un toalla de la cintura hacia abajo, dejando su delgado pero fuerte torso expuesto al aire, nada dejaba a la imaginación, Astrid quedó anonada al verlo así, ver como algunas pequeñas gotas caían de su cabello a su piel expuesta. Mientras Nero, como si nada, se secaba con una pequeña toalla el cabello.

"¡Esto no puede ser!" bufó Hiccup indignado. "Esto es tan cliché, ¡preparó todo!"

— ¡Astrid!—Saludó Nero aun en su labor de secarse el cabello. — Pasa.

La aludida, aun boquiabierta, reaccionó al escuchar la invitación, parpadeó un par de veces y se sonrojó y gruñó rechinando los dientes.

— ¡Ponte ropa!— gritó abochornada.

Nero se dio un vistazo a sí mismo y dio una risita, se sintió apenado por sentirse tan relajado cerca de ella, pero le era inevitable comportarse así cuando estaba con ella, se disculpó amablemente por el atrevimiento, cerró la puerta volviendo a la habitación para poder cambiarse. Mientras que Astrid y Hiccup se quedaron esperando con impaciencia en el pasillo.

"No vayas a entrar". Ordenó el fantasma furioso "Este tipo salió peor que Eret".

— ¡Hiccup, cállate!— No estaba de humor para escuchar los berrinches de su amigo.

"¡NO! vayas a entrar" Ordenó de nuevo con exigencia.

— ¡NO LO HARÉ!

Ambos se pusieron frente a frente, viéndose con desafío, molestos por razones diferentes. Lo único que podían hacer era batirse en un duelo de miradas en el cual el primero que parpadeara sería el perdedor.

— ¿No harás qué?—Preguntó Nero abriendo la puerta, había escuchado los gritos desde el interior de la habitación, al ver a su amiga notó que esta estaba en una posición a la defensiva, como si antes de que saliera hubiera peleado con alguien.

Astrid enmudeció avergonzada, miró de abajo hacia arriba a Nero, quien ya tenía la ropa puesta, sin embargo, la imagen anterior de él aun la tenía en la mente y le estaba costando trabajo quitársela de la cabeza.

—Nada. — respondió titubeante, carraspeó fingiendo que no pasaba nada de nada.

—Pasa. —invitó Nero, abriéndole paso para que entrara a la habitación.

En este momento, Astrid miró disimuladamente a Hiccup, este le hizo una seña con su cabeza para que se negara viendo que en sus ojos se reflejaba real preocupación y angustia.

Cómo entrenar a una patinadora (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora