ESPECIAL: Mi pasado, mi futuro.

889 56 58
                                    




Año 2001: Hosten Área 2

Gritos, acusaciones, malas palabras...

Astrid Hofferson, de 5 años de edad, presenciaba oculta entre las sombras una discusión entre sus padres, espiando sigilosamente por la pequeña apertura de la puerta de la habitación.

— ¡Me estoy cansando de esto! ¡No es la vida que me prometiste!

— ¡¿Qué más quieres?! Tenemos una hija, una casa, una buena vida económica. ¡¿Qué es lo que te hace falta mujer?!

— ¡Libertad! Me canso de estar en esta casa encerrada, sólo cuidando a Astrid, ¡quiero salir más! A comparación de ti que te vas a trabajar y después te vas con tus amigotes.

— ¡Sabes que eso no es cierto! Sólo lo dices porque salí el viernes con ellos, ¡FUE UN DÍA! Mientras ¡TÚ! Dices cuidar a Astrid y ese día tuve que llegar y darle de cenar ¡porque ni eso sabes hacer!

La pequeña se retiró de la puerta acongojada, caminando hacia su habitación emitiendo ligeros gimoteos que trataba de reprimir en su boca mientras trataba de alejarse del ruido que causaban los gritos de sus padres. No pasaba desapercibido por ella que sus progenitores peleaban con más frecuencias; que su madre la descuidaba demasiado y que su padre siempre optaba al final por consolarse con la bebida.

A veces prefería estar en el jardín de niños, donde se entretenía con sus compañeros, o en la pista de patinaje, donde meses atrás había empezado su entrenamiento, ese lugar donde podía ver a sus padres tranquilos (de acuerdo a quien le tocara cuidarla) no como su casa, que se volvía un averno en cuanto los gritos y reclamos por la cosa más insignificante empezaba.

.

.

.

—Algún día quiero ser como Storm Mcfly. — Astrid admiraba maravillada la imagen en el televisor, donde una patinadora rubia y joven de 15 años de edad se adentraba al centro de la pista de hielo para comenzar con su rutina.

—Algún día lo serás. —Motivó Axel con una sonrisa.

La pequeña le sonrió devuelta, sin embargo el momento feliz padre—hija se vio interrumpido el bufido quejumbroso de Erin, la madre de Astrid.

—Come rápido, te tengo que llevar al jardín de niños.

La pequeña obedeció a su madre y comió con voracidad, lo menos que quería era ser regañada, mientras que Axel reprochaba la fría actitud de su esposa para con su hija. Erin al notarlo dio un gruñido molesto, no queriendo tolerar una discusión mañanera, tomó a Astrid de la brazo y la arrastró con ella sin permitirle terminar con la comida. El hombre furioso con aquella escena, golpeó la mesa con dureza, haciendo que los trastes y el florero que había encima se cayeran. La mujer haciendo caso omiso a Axel, continuó jaloneando a Astrid hacia la entrada de la casa

—Toma tus cosas y sube al auto. —Ordenó.

Rápidamente Astrid tomó su mochila, la lonchera y un morral en donde guardaba sus patines; salió presurosa de la casa y se metió en el auto, no quería volverlos a escuchar gritar.

.

— ¡No tienes por qué tratarla así!

— ¡Es mi hija y la trato como se me dé la gana!

— ¡¿Qué te ha hecho?! ¡¿Qué te he hecho yo para que te comportes así?! —Reprochó Axel al borde la histeria.

— ¡ODIO MI VIDA! —gritó furiosa. —A ti se te hace bien porque eres casi un cuarentón, ¡pero yo! tengo 26 años y quiero ¡salir, divertirme, conocer a más personas!... quiero... quiero...

Cómo entrenar a una patinadora (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora