Empezar desde cero

754 57 23
                                    


Capital del Berk.

Eret llegó al apartamento de Tannlos por la tarde, había logrado vender un buen reportaje sobre el espectáculo del Circus Stellarum. La exclusividad que obtuvo durante el entrenamiento de Hofferson ayudó para que su nota fuera superior a la de los demás reporteros, por lo que le ofrecieron una buena recompensa monetaria, con lo que podría subsistir por buen tiempo, además de pagar la renta y pagar a su ayudante.

Sí mamá, me cuidaré... tú también, saluda a mi papá por mí. Y ya saben si necesitan algo con mi hermano sólo llámenme.

El reportero escuchó la voz de su ayudante, este se encontraba en su habitación, por lo que aún no se daba por enterado de que había llegado. No lo molestó. Sólo tomó un lata de refresco y se sentó en la mesa, sacando sus notas, las cuales tenía en varios papeles sueltos, todos en desorden.

— ¡Eret! —Exclamó Tannlos sorprendido viendo a su jefe como si nada, descansando en la silla. —No te escuché llegar.

Tannlos caminó hacia el refrigerador y tomó también un refresco para acompañar a su jefe, se sentó enfrente de él. Eret sin decir ni una palabra, esculcó en sus bolsillos y le entregó un sobre blanco de papel.

—Tú paga y la renta.

— ¡Oh! Gracias. —Dijo el chico tomando el sobre con nerviosismo.

— ¿Todo bien? —Preguntó al verlo algo ansioso

—Sí... es que...—Resopló con alegría. —Si supieras...

—Tranquilo chico, suéltalo. ¿Pasó algo con Mcfly?

Tannlos respiró tratando de no mostrarse tan emocionado, era cierto que estaba feliz por la visita de Stormfly y el abrazo que le dio, pero también por la noticia que su madre le había dado.

—Con Stormfly... sólo platicamos,luego se tuvo que marchar. —Contó no queriendo entrar en tantos detalles. —Pero pasó algo increíble... ¿recuerdas que te dije que mi familia y yo estábamos teniendo problemas de dinero con el hospital que atiende a mi hermano?

—Sí, que esa fue la razón por la que aceptaste venir a la capital.

—En parte, mis padres en realidad querían que viviera mi vida... pero yo también quería aportar dinero, por eso renté la habitación y me esmero en las investigaciones... pero me estoy desviando del tema—. Sacudió su cabeza para volver a lo que lo tenía feliz—. Pasó que alguien donó una buena suma de dinero... ¡Para mi hermano! ¡¿Puedes creerlo?!

— ¡¿En serio?! —Exclamó Eret simpatizando con su ayudante. —¡Son magníficas noticias!

—Sí, me siento más tranquilo... dice mamá que al menos lo que le donaron alcanzará para dos meses.

—¿Y quién fue el buen samaritano?

—No me lo quiso decir, no sé porque, sólo me dijo "Tannlos, te lo diré cuando vengas de visita". —Respondió imitando el tono de voz de su madre.

Eret rio ante el gesto—. Me alegro por tu familia... y creo que las personas buenas todavía existen.

—Sí...

—Por cierto... ¿Podrás acudir a Berserk como mi ayudante?

Tannlos pestañeó dejando salir su euforia para procesar lo que le había preguntado su jefe.

—Recuerda... para ir a ver a Hofferson... o en el otro caso a Camicazi en la olimpiadas.

—No... no lo sé... no lo había pensado.

Cómo entrenar a una patinadora (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora