La obra

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Las semanas habían pasado rápido y ahora estaban a dos días de la presentación.

 El entrenamiento no había resultado ser muy fácil después de todo pero con el asesoramiento de Lya y Stormfly lograron sobrellevarlo en poco tiempo.

Entre las dificultades técnicas que Astrid vio como un desafío fue el tener que alcanzar el trapecio, cuyo acto era el de mayor nivel de dificultad, este iba en la escena en donde el plebeyo ayuda a la condesa a huir del príncipe; Nero debía lanzar a Astrid lo suficientemente alto para que esta alcanzara el trapecio, para después girar un poco sobre el columpio y luego quedar sentada sobre este; el problema surgió cuando Nero no la lanzaba con suficiente fuerza o pasaba lo contrario. Durante el entrenamiento tenía el apoyo de ayudantes que sostenían una colchoneta en la cual podía caer, pero durante la obra no habría nada de eso, sin embargo, después de un exhaustivo entrenamiento, Nero supo calcular la fuerza con la cual lanzarla, mientras que Astrid se encargaba de no arruinar las piruetas posteriores a sujetar el trapecio.

Otra de las dificultades, era la escena antes del trapecio, en donde Nero y Snotlout debían disputarse el amor por la condesa, teniendo ambos que forcejear con Astrid como si de una muñeca de trapo se tratara. Debido a la falta de experiencia de Snotlout en esa clase de presentaciones, en un inicio la tomó con rudeza, digna de un jugador de hockey, haciendo ver la escena demasiado agresiva, algo que halago Lya pero que fue moderada por Stormfly para no lastimar a Astrid, pues ambos chicos tenían que tomarla posesivamente y danzar con ella en periodos pequeños de tiempo, intercambiándosela para dar la alusión de que de esa manera se peleaban por ella.

Lo demás fue más fácil, el nerviosismo de patinar junto con Nero se desvaneció por sí sólo, para evitarlo trataba de concentrarse sólo en la meta de recaudar fondos como se lo había dicho a Lya, aunque para esta no era suficiente.

— ¡Muy bien chicos, terminamos por el día de hoy!

Lya aplaudió fuertemente después de haber terminado el último ensayo, junto a ella estaba Stormfly, Tannlos, Eret y Berta aplaudiendo de igual manera, todos orgullosos de lo que los deportistas y artistas habían logrado.

—Mañana descansaremos para que este sábado estén todos frescos para la presentación. —Anunció animada Stormfly, los presentes en el escenario aplaudieron animados por tal decisión.

—Lo han hecho muy bien todos. —Apreció Tannlos. 

Él y Eret llevaban grabando los ensayos de los chicos, y ayudaron a ver mejor los errores que cada uno cometía para corregirlos de inmediato.

— ¡Por fin!, se me han hecho eterna estás semanas. —Dijo Eret con cansancio, tronándose los huesos del cuerpo para relajarse.

— ¡Ay Eret! No aguantas nada. —se burló Lya, con un leve tono de coquetería. Para el periodista no había pasado desapercibido que esa chica siempre le coqueteaba, y se sentía como adolescente inexperto al estarla evadiendo. Se excusó diciendo que debía ir al baño y se alejó lo más rápido que pudo mientras que Lya se retiró diciendo que tenía que hablar algo con algunos de los deportistas.

Para Tannlos y Stormfly tampoco pasaba desapercibido que a la entrenadora del circo le agradaba Eret, y en vez de ayudarlo sólo se burlaban.

—Astrid lo ha hecho muy bien ¿no crees? —Preguntó Tannlos volviendo su vista al escenario, viendo de lejos a la patinadora que a pesar de estar sola parecía estar comunicándose con alguien. — ¿Has notado que siempre habla sola?

—Habla con el señor fantasma. —Rio Stormfly al verla.

— ¿Señor Fantasma?

—Sí, algo así como un amigo imaginario... bueno ella dice que es el fantasma de un chico que murió y que ahora la sigue a donde sea, dice que a él se le ocurrió la idea de las canciones de las nacionales.

Cómo entrenar a una patinadora (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora