Ni contigo ni sin ti

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Las cosas con Tom se habían acabado tan rápido como habían empezado, y sin embargo no podía evitar sentir un vacío interior que me oprimía el pecho hasta tal punto de no poder ni siquiera llorar. 

Sabía bien que le quería a él, que cuando estaba con él todo mi mundo se revolvía y sentía como si no existiese nada ni nadie más en la tierra, sin embargo tampoco podía evitar sentir cosas por Wesley, al que intentaba tratar con la máxima frialdad posible con tal de que nadie notara lo que pasaba dentro de mí, pero Tom, precisamente, lo notó desde el principio, y eso le condujo a abandonarme sin explicación, a besar a esa mosquita muerta por puro despecho. Y yo ya no sabía de quien era la culpa de todo aquello, si mía o de él. 

Lo único que tenía claro es que él no me había dado una sola oportunidad de explicarme o de arreglar las cosas. Y entonces comprendí que a pesar de que él y yo nos quisieramos, nuestra relación era algo imposible, pues ninguno de los dos estábamos dispuestos a aclarar las cosas, a abrirnos el uno al otro, ¿Y qué clase de relación era aquella? 

Bebí mi último sorbo de café, limpié la taza y recogí mis cosas. El primer semestre de universidad había acabado, desastrosamente a decir verdad, y era hora de volver a mi ciudad natal. Solo el calor familiar podría aliviarme de mis penas ahora, pero sabía que en unas pocas semanas estaría allí de nuevo, enfrentándome de nuevo a mis fantasmas del pasado.

Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora