La dura vida de universitaria

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Lunes por la mañana. Mi despertador volvió a sonar una vez más a la hora de siempre, pero ese día, al contrario que el día anterior, me sentía rejuvenecida, con más ganas de empezar la semana de las que había tenido en mucho tiempo. Me arreglé rápidamente y desayuné un bol de cereales rancios y agarrando mi carpeta me dirigí a la uni, sin miedos ni vergüenzas. Sin embargo, las cosas nunca salían como esperaba, y momentos después de  llegar a clase me encontré de cara con el problema que ayer había decidido ignorar.

-Pues bien chicos, vamos a hacer grupos de trabajo. El trabajo consistirá en hacer un reportaje con entrevistas incluidas sobre un tema que os será previamente asignado. Lo que quiero es que aprendáis a trabajar en equipo así como el mecanismo a la hora de hacer una investigación y obviamente, plasmarla en un video. Os reparto a continuación las hojas con los grupos y los pasos a seguir a la hora de hacer el trabajo.-Explicó el profesor mientras se movía de un lado al otro del aula repartiendo papeles. Como ya he dicho antes, las cosas nunca salían como yo quería y lo que yo quería era no hacer el trabajo ni con Wesley ni con Tom. ¿Qué no quería sopa? Pues ahí iban dos cazos. En el grupo de trabajo éramos básicamente yo, Thomas, Wesley y Clara, pues el profesor lo había repartido por el orden en el que nos habíamos sentado en clase el primer día, cuando anotó nuestros nombres en su lista personal. Genial. Me levanté rápidamente, dispuesta a reclamar al profesor a la vez que estresada.

-Señor Becker, quiero cambiarme de grupo.-Le solté sin más. Éste me miro extrañado, sin entender muy bien mis intenciones.

-Los grupos no son modificables señorita.-Contestó.

-Por favor, no puede ponerme en este grupo, se lo suplico.-Le rogué una vez más.

-¿Por qué?

-Es que no son buenos estudiantes, y quiero optar a más nota.-Me inventé esperando que nadie estuviese escuchando mi conversación.

-Creo recordar que excepto el señor Wesley, Thomas y Clara tienen bastante mejor media que usted, sin ánimo de ofenderla.-Me quedé helada. ¿Desde cuándo el profesor se aprendía la media de cien alumnos de memoria?-Hágame un favor, señorita Ariadna, guarde sus problemas personales en un cajón aparte. Esto es estudio y solo debe preocuparse por hacer el trabajo lo mejor que pueda.-Sentenció. Decidí rendirme y volver a mi asiento, en el fondo sabía que no iba a funcionar desde el principio. Antes de poder llegar a mi asiento, que por suerte aquel día estaba alejado de ellos dos, noté como alguien me agarraba del brazo.

-¿Qué haces?-Pregunté secamente.

-¿Se puede saber a qué estás jugando? Me dices que no soy sincero ni claro contigo y me dejas tirado en el momento en el que supuestamente iba a explicártelo todo, y para colmo me ignoras. ¿Intentabas cambiarte de grupo de trabajo?-Preguntó Thomas a la defensiva. Me solté el brazo de su mano, algo irritada.

-Has tenido bastantes meses para ser sincero conmigo. Ayer tuve otras cosas muy importantes que hacer y por eso no pude venir.-Me expliqué.

-Pues muchas gracias por avisar.-Contestó sarcásticamente.-Ya veo lo mucho que te importa mi sinceridad.-Dicho esto se marchó de nuevo a su silla, ofendido.

Suspiré, presa de los nervios, y decidí volver a mi asiento sin más interrupciones, sin embargo Wesley se cruzó en mi camino.

-¿Dónde estaba Angie?-Preguntó sin ni siquiera saludar  y con una expresión muy seria.

-En casa de una amiga.-Contesté secamente. Él no pareció creerme del todo e hizo una mueca de desdén.

-Oye Ari, lo que te dije la otra noche…-Le interrumpí de golpe, irritada.

-No digas nada más. De todas formas no me lo creí.-Contesté, fríamente. Él me miró, bastante dolido, lo que me hizo plantearme si realmente lo que me había dicho era verdad, por mucho que yo quisiese pensar que solo era una estrategia para alejarme de Tom.

-Por favor, los grupos de trabajo, sentaros juntos y empezad a preparar el esquema de trabajo.-Anunció el profesor. Suspiré de nuevo y recogí mis cosas de mi pupitre, desplazándome de nuevo al frente de la clase. Me senté sin decir palabra y Clara me miró extrañada.

-Tienes mala cara, Ari.-Dijo sin saber nada de lo que estaba pasando.

-Lo sé.-Contesté secamente y fingiendo que leía el papel que nos había repartido el profesor.

-Seguramente está cansada. Ayer tuvo un día muy líado, ¿verdad?-Preguntó Tom con rin tintín. No pude evitar lanzarle una mirada de desprecio, y justo antes de que pudiera decir algo Wesley me interrumpió.

-Sí, y el sábado por la noche también.-Soltó sin más.

-¿Os vais un poco a la mierda los dos?-Grité ya enfadada. Sin darme cuenta, y con mi mala suerte natural, toda la clase se había quedado en silencio y mis gritos resonaron por todo el aula. El profesor me miró con cara de pocos amigos y murmuró algo por lo bajo que no pude oír, y mientras tanto mis mejillas se pusieron rojas como un tomate ante la escena, pues todos en mi clase sabían de mi historia con Wesley y Tom y aquello solo lo hacía más embarazoso.

-Bueno, vamos a centrarnos. Tenemos que ir a la oficina de policía y hacer un reportaje sobre un día entero de trabajo. ¿Quedamos mañana para ir a hablar con ellos y explicarles nuestro proyecto?-Pregunté intentando cambiar de tema.

-Yo mañana no puedo, he quedado con Carla por la tarde.-Soltó mirándome con picardía. Sacudí mi cabeza a modo de indignación, odiándolo con todas mis fuerzas.

-Me voy.-Dije enfadada levantándome de la silla. Cogí mis cosas rápidamente ante la mirada de los tres. Clara me miraba confusa sin saber qué estaba pasando, y Wesley algo molesto por el hecho de que me importase que Tom quedase con Carla. Tom sin embargo se cruzó de brazos e miró para otro lado, haciéndose el chulo. Salí del aula rápidamente sin darle ninguna explicación a alguien y deseando con todas mis fuerzas pegarle un puñetazo a Thomas.

Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora