Las 10:05 de la mañana. Yacía inmóvil delante de la oficina de polícia esperando que alguien de mi grupo se dignase a aparecer. Por suerte, dado que ni siquiera había tomado café aquella mañana, estaba tan cansada que el tiempo pasaba más rápido de lo habitual, pues continuaba inmersa en un sueño.
-Ari, siento el retraso, el bus ha llegado tarde.-Dijo Clara desde detrás. Me giré lentamente, aún algo distraída.
-Hola Clara, no te preocupes.-Contesté dedicándole una sonrisa.
-¿Sabes si va a venir Thomas?-Pregunté curiosa.
-No lo sé, os llevais un rollo muy raro vosotros dos. Oye, me voy a pedir un café allí, ¿me acompañas?-Preguntó.
-Claro.-Contesté. El bar estaba a tan solo diez pasos de la entrada así que tampoco sería dificil para Wesley encontrarnos.
-¿A dónde se supone que vais, chicas?-Gritó Wesley desde lejos.
-Calma, que solo vamos a pedir un café.-Contesté con desgana. Estaba demasiado dormida para mostrar ningún tipo de emoción. Sin saber por qué, Wesley soltó una carcajada.
-Alguien se ha despertado con el pie izquierdo esta mañana.-Se mofó, ya a mi lado y sacudiéndome el pelo con su mano. Una vez más, ni siquiera pude enfadarme.
-¿Podrias enviarle un mensaje a Thomas para saber si va a venir, Wes?-Pregunté mientras caminábamos hacia la cafetería. Wes me dedicó una mueca de desgana, pero acto seguido cogió su móvil.
-No lo he visto por casa hoy, creo que ha dormido fuera.-Soltó Wes. Me dolió un poco el comentario pero hice de ver que no lo había escuchado.
-Ya estoy aquí, chicos.-Soltó Thomas desde detrás, a varios metros de nosotros. Nos giramos y entonces lo ví, cogido de la mano de la mosquita muerta. No pude evitar hacer una mueca de desaprobación muy pero que muy exagerada, pero mi rostro siempre había sido demasiado expresivo. Antes de que yo pudiese decir nada, Clara salió en mi ayuda.
-Tom, no es por nada, pero esto es un trabajo en grupo... Y esta chica, digo Carla, ni siquiera estudia periodismo.-Le recriminó Clara.
-¿Qué hay de malo en que venga con nosotros?-Preguntó Thomas como si todo aquello fuese de lo más natural.
-Pues no sé, Tom, yo no me suelo traer a mis citas a reuniones de trabajos grupales, pero bueno, es una sugerencia, ¿Eh?-Contesté en un tono de lo más sarcástico.
-Eso será porque no tienes ninguna cita.-Se mofó Carla. Le dirigí una mirada de odio, y hubiese deseado no haber estado delante de una oficina de polícia porque de lo contrario también le hubiese propinado una bofetada.
-Está claro que no, no tiene citas con chicos que solo la utilizan para poner celosa a sus exnovias.-Soltó Wesley sin más. Le miré sorprendida, no me esperaba en absoluto que saliese en mi defensa. Le dediqué una mirada traviesa mientras Carla nos clavava cuchillos con la mirada.
-¿Qué pasa Wes, te crees que así vas a conseguir enamorarla de una vez? Sigue intentándolo...-Soltó Carla a modo de contrataque. Pude notar una ligera mueca de tristeza en la cara de Wes, que aumentó mi enfado con Carla aún más.
-¿Me puedes explicar por qué estás aquí, Carla? Siento informarte de que aparte de Tom, todos aquí te detestamos. -Le insulté, esta vez más enfadada. El hecho de que le hubiese dicho aquello a Wes me había dolido más a mi que a él.
-Ya está bien, ¿NO? ¿Tenéis que comportaros como niñas pequeñas cada vez que os veis?-Soltó Tom, haciéndome sentir culpable.
-La culpa es tuya por traerla, imbécil.-Le solté muy enfadada.-Yo me voy a la comisaría, pero a ella ni se te ocurra traerla porque mandaré el trabajo a la mierda y me iré a casa.-Le amenacé. Subí las escaleras rápidamente sin ganas de discutir con nadie más. Al entrar de nuevo en la comisaría, los flashbacks del domingo anterior volvieron a mi cabeza.
No pude evitar sentirme mal por darle tanta importancia a todo aquello. Al fin y al cabo, y ya en mi propio circulo, habían personas que lo pasaban mucho peor. Entramos en la comisaría donde pregunté en recepción si podíamos concertar una pequeña entrevista con el comisario, a lo que accedieron pero no sin antes hacernos esperar un buen rato. Por suerte, Carla se había marchado a su casa, pero la situación seguía resultando incómoda. Estuve hablando con Clara todo el rato sobre cosas de clase pero Wesley y Tom, que estaban sentados el uno al lado del otro, no decían ni mu.
Cuando finalmente el comisario nos recibió, éste me dirigió una mirada como si ya me conociera, y efectivamente él mismo había atendido a Ángelica hacia pocos días. Se me quedó mirando sorprendido, sin embargo yo estaba tan cansada aquel día que ni siquiera me había quedado con su cara.
-¿Otra vez por aquí?-Me preguntó extrañado.
-Sí...-Contesté algo confusa-Pero esta vez no es por nada grave.
-Bueno, me alegro. ¿Cómo está tu amiga?-Tanto Tom como Clara nos miraban extrañados, no sabiendo lo que estaba pasando ni por qué conocía yo al comisario.
-Un poquito mejor, gracias.-Contesté sin querer dar pie a más.
-Bueno, vamos a encontrar a ese hijo de puta.-Soltó sin más. Me molestó un poco que no respetara la intimidad, pues después de aquello todo iban a ser preguntas por parte de Tom y Clara y yo no era quien para explicarles.
Acto seguido el hombre dejó por fin de hablar del tema, por lo que pudimos proceder a hacerle una pequeña entrevista en la que le preguntamos sobre el indice de criminalidad en la ciudad, los principales delitos, etc. para poder hacer una investigación posteriormente. Una vez acabamos, me dirigí brevemente al baño y al salir me encontré con Thomas, que me agarró del brazo.
-¿A qué amiga se refería?-Me preguntó, aún pensando en lo que había dicho el comisario.
-No es de tu incunvencia.-Contesté sin darle más importancia.
Me miró con cara de pocos amigos pero comprendió al instante que yo no estaba dispuesta a desvelar nada. Sin embargo, y conociendo lo tozudo que podía llegar a ser, aquello no iba a acabar allí.
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Ni contigo ni sin ti
Novela Juvenil¿Cómo decidir qué chico te conviene cuando no eres más que una universitaria desastrosa e indecisa? Ariadna creía tener muy claro desde el principio su amor por el Thomas, el rómantico empedernido, hasta que el mujeriego Wesley apareció en su vida p...