Nos dirigimos juntos hacia el bar de la esquina, Matt parecía sentirse bastante cortado y también lo estaba yo, que miraba a los lados a la vez que canturreaba canciones por lo bajo.
-¿Siempre haces eso?-Preguntó, riendo.
-¿el qué?-Pregunté yo de vuelta, sin saber a lo que se refería.
-Cantar por la calle, sola.-Aclaró él.
-Bueno, siempre siempre no. Solo cuando no sé qué decir.-Solté sin más.
-¿Qué te parece si hablamos de tu extraña tendencia a golpearme cada vez que me ves?-Preguntó él, a modo de broma.
-¡Oye! Para empezar, las dos primeras veces fue culpa de los dos, y la tercera ha sido un mero accidente.-Me excusé a mí misma.
Llegamos por fin al bar y nos sentamos, pidiendo ambos una caña.
-Espero que esto no lo cuelguen en el blog de la universidad.-Dijo él para romper el silencio.
-¿El qué?-Pregunte yo extrañada. Ni que a nadie le importara que dos jóvenes comunes bebieran una cerveza.
-Bueno, yo paso bastante de esos temas de cotilleo, pero últimamente no dejan de hablar de ti. Bueno digo últimamente por no decir desde que alguien colgó el video ese besándote con ese chico rubito.-Explicó, dando sorbos a su cerveza como si le importase lo más mínimo.
-¿Han colgado un video? ¡Joder, cómo se aburre la gente!-Contesté, intentando no dar más detalles sobre el tema.
-Así que… ¿Le gusta ir por ahí robando novios señorita?-Preguntó, claramente en tono burlón mientras levantaba las cejas y me observaba atentamente.
-Es mi mayor pasión.-Contesté. Los dos reímos, pero decidí que era el momento de explicarme mejor.-A decir verdad, ellos dos ya no salían juntos cuando pasó. Y además… La historia es bastante más compleja, no voy a aburrirte con mis problemas pero no soy tan mala como te quieren hacer creer en ese estúpido blog.
-Bueno, a juzgar por cómo intentas herirme cada vez que nos vemos, no sé muy bien a quien creer.-Bromeó él. Volvimos a reír.
Angélica y Liam llegaron entonces, exhaustos y rojos como tomates por el esfuerzo físico. Nuestros temas de conversación dieron un giro radical de repente, hablando sobre tenis, clases, estúpidas competiciones letras-ciencias, etc. Sin embargo, aquella cerveza, que al final resultaron ser tres, en aquella compañía, me hizo recobrar la vida de nuevo, olvidando, por un momento, todo el caos que había sembrado a mí alrededor.
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Ni contigo ni sin ti
Teen Fiction¿Cómo decidir qué chico te conviene cuando no eres más que una universitaria desastrosa e indecisa? Ariadna creía tener muy claro desde el principio su amor por el Thomas, el rómantico empedernido, hasta que el mujeriego Wesley apareció en su vida p...