Reencuentro

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No podía ser, ¿Qué hacia el aquí? Llevaba meses sin tener una cita, si es que aquello se podía considerar cita, y precisamente tenía que aparecer ÉL para arruinarlo todo. Me quedé helada durante un segundo, un segundo en el que tanto él como Matias me miraban fija y seriamente. Matt sabía lo que pasaba, pero Thomas no tenía ni idea de quién era él y por qué estaba allí.

-Ho...Hola.-Saludé por lo bajo.

-Hola.-Contestó él bastante seco.

Hubo entonces un silencio incómodo en el que nadie supo muy bien qué decir.

-Yo ya me voy, Ari, ha sido un placer jugar contigo a tenis.-Dijo Matt guiñándome el ojo e intentando suavizar la situación.

-Em, vale, nos vemos en el próximo entrenamiento.-Me despedí dándole dos besos, notando como Thomas hacia una mueca de incomodidad.

Nos quedamos entonces Thomas y yo solos por un momento, otra vez rodeados por aquel incómodo silencio. Por suerte tenía en la mano un paquete de galletas de chocolate. Sus preferidas.

-¡Toma una galleta!-Exclamé casi en modo imperativo.

-No tengo hambre, gracias.-Contestó él, aun muy cortante.-No sabía que jugaras a tenis.-Dijo entonces, a mi modo de ver en tono despectivo.

-Bueno, he empezado hoy. Necesitaba algo con lo que distraerme.-Me intenté explicar a mí misma.

-¿Algo o alguien?-Preguntó él, refiriéndose claramente a Matt. Le miré dolida, como si me acabase de clavar un puñal en el pecho. Se ponía celoso de alguien al que había visto una vez, después de todo lo que él había hecho, después de haberse liado conmigo y acto seguido volver con su estúpida novia. Mi furia se agravó por momentos, y dejé de ser la dulce niña ofrece-galletas para ser una fiera en potencia.

-¿Tienes algún problema Thomas?-Grité enfurecida. Él se sorprendió ante mi reacción, sin saber muy bien qué decir.

-Perdona, no debería haber dicho eso. Adiós.-Intentó irse sin embargo le detuve.

-Espera. Ni se te ocurra moverte.-Le ordené, aun muy enfadada. Él me obedeció, sin embargo desvió su mirada hacia la puerta.- ¿Qué pasa entre nosotros? ¿Por qué me besas y después desapareces para volver con tu novia?  ¿Qué pasa contigo?-Empecé a preguntar a modo de interrogatorio.

El reflexionó durante unos segundos, como si no se atreviese a decir lo que pensaba.

-He venido para aclarar las cosas, pero creo que ya no hace falta.-Dijo por lo bajo.

-Si hace falta.-Contesté tajante. Me había cansado de tantos jueguecitos, de dar y no recibir nada a cambio, de esperar día tras día una llamada suya.

Él me miró, aun temeroso, sin saber muy bien cómo empezar.

-Ven esta noche a la fiesta de la uni, allí te lo explicaré todo.-Propuso él.

-Está bien, pero ni un día más.-Le ordené. Empezaba a sorprenderme mi espíritu de líder recién encontrado.

Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora