Una decisión complicada

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Permanecí sentada en un rincón a las afueras de todo el alboroto de la fiesta, aún inmersa en todos los recuerdos del pasado. Había tantos malentendidos, mentiras y problemas de por medio que tomar una decisión respecto a Thomas se me presentaba realmente imposible. Además, recordar todo el daño que sus actos me habían hecho una vez me oprimió el pecho hasta el punto que solo quería llorar de nuevo. De repente alguien apareció de la nada dirigiéndose hacia mi.

-Ari.-Dijo Wesley a unos pocos metros para llamar mi atención. Su expresión parecía seria. Le miré a modo de contestación, y él se acercó hacia mi, sentándose a mi lado. Una canción de Adele sonaba de fondo distorsionada por los gritos de la gente, "rolling in the deep", perfecta banda sonora, pensé ironicámente.

-¿Qué quieres?-Pregunté algo molesta. Por su culpa Thomas había vuelto a enfadarse conmigo. Siempre por su culpa.

-Siento lo que ha pasado, pero era lo mejor.-Contestó seguro de sí mismo.

-¿Lo mejor? Tú y yo nunca vamos a estar juntos Wesley. Así que mejor dejame estar con quien yo quiera sin fastidiarlo todo.-Le reproché. 

-Lo sé. Pero no voy a dejar que estés con Thomas.-Mis ojos se abrieron como platos. Mi enfado fue aún más en aumento.

-¡Eso no está en tus manos!-Le grité, también empujándole de la roca donde se apoyaba. Él se levantó, sin abandonar su expresión de seriedad.

-Te quiero Ari.-Soltó de golpe. Me quedé helada y empecé a tartamudear. Sabía que le gustaba a Wesley, pero como él mismo me había confesado en aquella época en la que aún eramos amigos, jamás le había dicho "te quiero" a nadie y le aterraba la idea de hacerlo. Ante mi falta de respuesta, Wesley se marchó, pero me levanté rápidamente para seguirle.

-Wes, espera.-Le agarré el brazo.-Si es verdad lo que dices, dejame ser feliz a mi manera.-Contesté casi tartamudeando.

-No vas a ser feliz con él.-

-Wes, te he estado buscando por toda la fiesta.-Dijo Angélica apareciendo de la nada y agarrándole del brazo. De repente se le lanzó a la boca y una vez más se enrollaron. Aparté la vista incómoda y me marché. Wes me miró por última vez, impasible.

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Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora