Día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Ya habían pasado cuatro meses y mi ilusión por aquella chica nueva había crecido… Lastimosamente, lo único que sabía de ella era su nombre, Yuliza, aunque los de la C.P le decían Yuli. ¡Qué loco! Mis ilusiones por Yuli habían aumentado tanto que cada noche me imaginaba una historia junto a ella.
Trataba de hacer lo posible para hablar con ella sin embargo la estúpida clase social que tenía, me lo impedía. Ni siquiera creía que me vaya a hablar… Qué triste, quién podría estar con un chico como yo; todo marginado, con peinado de libro, anteojos con montura gruesa, piel pálida, flacucho, y con ojos negros. Lo único en especial que tenía eran esos ojos. Me sentía muy mal conmigo mismo por ser así. Pero aun así, no me daba por vencido.
Una tarde, salí a comprar con Diana. En el transcurso del camino, ella me preguntó:
-Oye Degi
-Dime espagueti
-aj, já, muy gracioso – Rió sarcásticamente
-Sólo fue una bromita
-Sí, sí, te creo – Dijo sarcásticamente
-Bueno, ¿qué era lo que me querías decir?
-Te quería preguntar algo
-Pues pregúntamelo
-¿A ti te guasta alguien?
-Pues… Sí…
-¿Se puede saber quién?
-Claro – Sonreí
-…
-…
La situación se puso tensa.
-¡Bueno, dilo! – Gritó
-Ya, pero no me grites. Me gusta… pues me gusta…
-Déjate de rodeos
-Bien. Me gusta Yuli – Diana perdió la mirada
-Ah…
-¿Y a ti? ¿Te gusta alguien?
-No, nadie…
-¿Por qué me hiciste la pregunta?
-No por nada… Bueno, es que hay una chica a la cual tú le gustas mucho
-¿En serio? ¿Quién?
-No la conoces…
-Pero tú sí
-Olvídalo, no quiero hablar de eso.
-Pero ya me dejaste con la curiosidad y sabes que soy muy curioso
-Dije que lo olvides, tal vez otro día te lo diga
-Bueno…
Aquel momento fue muy incómodo para ambos, sentía que Diana me quería decir algo pero prefirió callar…
