Justo cuando ya me estaba adaptando a la C.P, en colegio terminó. Desde que tengo memoria siempre saqué diploma pero este año, por andar en la C.P bajé un poco mi rendimiento académico. A pesar de no poder sacar un diploma, Diana sí lo hizo. Cada final de año, en mi colegio se hacía una reunión y premiaban a los alumnos destacados, a los deportistas, y entre otros. Era un escenario grande y todos los alumnos reunidos. Tocó la premiación de Diana y aunque todos aplaudieron, yo me puse de pie para aplaudirle con más ganas. Kevin me jaló del brazo para sentarme pero no me importó. Diana tenía los ojos llorosos, lo podía ver a pesar de estar casi al último (los de la C.P siempre se sentaban ahí).
A la hora de salida, esperaba a Diana para salir a caminar un rato y decirle lo muy orgulloso que estaba de ella pero Kevin me jaló a un lado de la puerta del colegio y me dijo:
-Oye, Dégel
-¿Qué?
-Si quieres conservar tu puesto en la C.P, no cambies
-Já, no lo haré
-Y… piensa que debes andar en un mejor modelo de auto
-Pero… yo no tengo auto
-Ese tipo de auto no, tonto – Dijo moviéndome la oreja – Hablo de tu novia
-¿Diana?
-Ella misma
-¿Qué tiene ella?
-Que la debes cambiar
-¿Tú qué piensas que a las mujeres se las cambia como cualquier cosa? Una mujer es para toda la vida, para siempre; para poder formar juntos una familia y trabajar unidos para ser felices.
-No es eso, bueno sí. Debes cambiarla
-Si fuese una obligación dejarla, me volvería un rebelde.
-Se nota que la amas… Bueno, ya no interfiero en eso
-Gracias por comprender
-Pero recuerda, el amor termina
-Para mí no
-Si tú lo dices…
-Pesimista – Dije y se fue riendo
Justo después que se fue, Diana llegó. La abracé muy fuerte y le susurré al oído: Estoy muy orgulloso de ti, mi princesa. Cada año te admiro y me sorprendes más. Quisiera pedirte algo, si alguien te dice algo tonto, olvídalo, sólo lo dicen por envidia. Eres mi genio, sigue enamorándome con tu inteligencia. Sigue adelante linda, sé que puedes llegar muy lejos. Es un honor y un privilegio ser tu novio, te amo.
Diana me beso suavemente en la mejilla, quiso llorar pero le dije que no lo hiciera pues ninguna princesa hace eso. Caminamos un poco, me tomó de la mano y me detuvo:
-¿Qué ocurre? – Pregunté
-Nada…
-Tus ojos reflejan felicidad y confusión
-Te parece, sólo es felicidad
-¿Sólo felicidad?
-Sí…
-¿Por qué?
-Porque estás a mi lado
-Para eso estoy, para estar a tu lado…
Me acarició el rostro y me dio un beso, fue uno de esos besos, simples pero inolvidables.