Tuve que volver a Egipto y esta vez me pasee cerca de su habitación sin que nadie me notara mientras le cantaba canciones de los Dioses y ellos se aferraban a la vida como le había enseñado. Volví al río Nilo y con ayuda de 100 cocodrilos busqué su corazón el cual lo encontré al mes en el mismo sitio que lo había arrojado, pero nadie lo había encontrado porque mi amado escorpión lo protegió desde el fondo del lugar.
Lo volví en un pequeño muleto para que pudiera descansar y morir en paz ya que siempre me protegió y velo por mi bien. Llevo el corazón conmigo y desde el fondo de mi corazón, hago que ellos se salven, pero ella sigue durmiendo.
La converso para que cuide de mí ya que nadie me ha amado ni el mismo Ra, ni mis padres. Hablo con Amun-Ra en nuestro idioma y este está más que agradecido por mi sacrificio para que el viva, lo ame y el me amo, pero cuando nazca nunca me recordara jugué con su madre una hermosa joven llamada Nefera.
Le conté toda mi historia y porque los dioses me reniegan y por eso me niego a decir mi nombre, pero le prometí protegerla hasta que muera. Unos meses después ella da a luz y yo entro a la habitación de los niños para regresar le su corazón a Amun-Ra y por fin liberarme de mi propia maldición, lo tomo en mis brazos para perforar su pecho y colocarle su corazón el cual faltaba lo beso una última vez para que su herida sane.
Susurro unas hermosas palabras en su oído para después irme, pero la llegada de ella me deja en mi lugar sin hacer nada. Esta grita por ayuda y yo rompo en risas.
- ¿Que sucede? ¿Me tienes miedo? -pregunto tomando a el otro en mis brazos.
-No sé qué quieras, pero deja a mis hijos en paz- susurra y decido entregarles su hijo.
-Sabes que no le haré daños a unos niños por algo deje que vivieran otra vez- susurro tomando la forma de esa pequeña niña y ahora confirma que nunca le haré algo.
-Eras ella- susurra tomando asiento y yo vuelvo a mi forma.
-Si soy ella, ya no te volveré a molestar mi padre Ra me a maldecido por ayudarte una vez- digo levantándome y agarrando a Abimael en mis brazos para besas sus labios y terminar con esa maldición que me coloco al casarme con su único hijos -no te preocupes el ya no estará ligado a mí, serás libres con tus hijos y espero que aproveches esta oportunidad- agrego entregándoselo.
-Gracias ¿Me puedes decir tu nombre? -me pregunta y yo niego.
-No podre, si algún día aparezco delante de ti, aleja a este niño de mi porque él te dirá mi nombre y no poder abandonarlo- digo antes de desaparecer como un rayo de luz mientras señalo a Amun-Ra.
Escapo rápido de ese lugar y sin notarlo mi hermano me hala hacia un lugar totalmente destruido, temo por mi vida ya que cargo con una gran cicatriz en mi pecho que demuestra que he luchado por aquellos que de verdad ame.
- ¿Porque volviste? te debías quedar en tu propio infierno y no salir de ahí- me grita este y me tengo que cubrir los oídos para que sus palabras no me hagan daño.
- Déjame irme de este lugar, ya revertir todo lo que hice -susurro, pero este me avienta hacia un agujero.
- Quédate hay hasta que decidas morir- dice cerrando con llave esa pequeña puerta.
-Déjame ir, tengo dos hijos a los cuales debo cuidar- digo suplicando y este se gira para observarme con su ojo de la verdad.
-No mientes y por ello te podrás ir, pero si te vuelvo a ver te matare con mis propias manos- susurra con una lagrima en su ojo.
- ¿Cómo están nuestros padres? -le pregunto y este solo cambia su cara a una indiferente.
- Te odian por lo que te convertiste, pero gracias por esa vez no abandonarme -murmura llegando a mi lado para abrazarme -te amo Bastet -agrega.
-No me vuelvas a llamar por ese nombre- digo enojada desapareciendo de ese lugar.
Llego a mi casa, mis hijos Logan y Jean me reciben con abrazos y besos lo cual me agrada ya que hace que mi corazón que se ablande mi corazón. Ellos son tan prefectos tan únicos con esos hermosos risos y sus amados ojos verdes tan parecido a mis anteriores esclavos a todos los amos, pero mi amor es tan anormal que nadie lo llega a experimentar.
Estudio modelaje y me doy muy buena en mi área por la simple razón de que me vuelvo simplemente irresistible para los hombres, la mayoría me desea, aunque los tengo controlados con mis dotes, vivo mi vida de la mejor manera volviéndome más adulta conforme pasan los años mis hijos ya tienen 9 el más pequeño y el mayor 11 recién cumplidos, ellos viven su vida en Inglaterra mientras yo viajo de vez en cuando a Nueva york para seguir haciendo algo que me llamo la atención.
Regreso a Inglaterra para pasar las vacaciones con ellos y mientras camino por la plaza principal vestida con un conjunto fino en rojo y unos tacones negros, con mi nuevo look de cabello en blanco con un maquillaje simple.
-Bastet -susurran y yo me giro siguiendo esa voz.
-No dejes que lo vuelva a repetir -grito y me sorprendo de verla y ella cumple lo prometido.
-Ese era tu nombre y está tu forma- confirma y la miro sorprendida ya que nunca repetiría ese maldito nombre.
-Si a que soy hermosa, pero me debo ir antes de que tu hijo me ate a este mundo -susurro desapareciendo delante de todo el mundo ya que me descoloco el haber escuchado ese nombre y al haber visto su rostro.
Corro hasta un lugar lejos de esa civilización y sufro cambios en mi forma se me dibujan muchas marcas en la piel hasta que termino cubierta por ella, grito de dolor porque cada una duele como si me hubiera rompido un hueso; se me cae el cabello hasta el punto de quedar carba, me desmayo al rato del dolor.
Cuando me levanto me sorprendo al ver a Horus cuidándome, lloro de dolor porque ni siquiera puedo levantarme de ese maldito suelo.
- ¿Que me pasa? -le pregunto y el trata de acercarse, pero al ver algo en mi espalda retrocede.
- Mataste a Amun-Ra y estas sufriendo los efectos de su maldición, esta es su primera fase -me informa -el dolor se ira con el tiempo y evita que él diga tu nombre contigo presente ¡ah! y otra cosa el con el tiempo podrá invocarte -agrega trasportándonos hasta mi casa -cuídate mi amada Bastet - desaparece dejándome en el piso de mi habitación.
-No me llames por ese nombre- grito con todas mis fuerzas.
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Dioses De Egipto (saga Faraón) II
Historical FictionMi padre maldijo solo porque ya no quise cumplir con los consigno que él me había mandado. Mi madre la gran Isis nunca dijo nada dejando que Osiris decidiera mi destino. Tanto le odie que al final cambie el curso del antiguo Egipto, solo por cumplir...