Me levanto con un fuerte dolor de cabeza, me levanto de la cama arrancándome una aguja que molesta mi piel viendo como caen unas gotas de mi sangre la cual es dorada, beso esta parte para que se selle mi herida.
Me quito la polera que con solo olerla supe que es de él, pero como llego está a mi cuerpo me la quito para guardarla en uno de mis gabinetes, tomo una ducha y una vez termino me coloco ropa interior de encaje blanca con una polera anaranjada con unas jeas con rotos negro y unos tenis de el mismo color, recojo mi cabello en una coleta.
Bajo hasta la cocina encontrándome a Ethan y varios sirvientes los cuales inclinan su cabeza como saludo, tomo una taza de café con un bol de uvas para ir a mi terraza privada la cual se encuentra en mi habitación y comerlas, una vez termino alisto una pequeña mochila para mi viaje.
-Ethan me iré de viaje - digo bajando las escaleras hasta llevar a mi biblioteca y sacar el libro e daga.
-Señora el joven Abimael pidió verla- me informa y lo ignoro.
-Atiende a nuestros inquilinos y espero que tu idea funcione -murmuro molesta una vez tengo todo en la mochila.
- Señora este plan funciona ahora mucha gente cree de nuevo en usted y su poder -me afirma mostrándome su teléfono.
-Mantendré mi móvil encendido cualquier cosa llámame - susurro antes de desaparecer y aparecer al lado de un gran reloj.
Camino mientras marco su número, el atiende de una vez le informo donde estoy y me afirma que estará antes de media hora, camino hasta un café saco el libro mientras tomo asiento con la mirada pido un café mientras reviso este,
Su portada me atrae como en ese tiempo, el sagrado libro de Amun-Ra como le nombre, leo su portada la cual dice "Dioses De Egipto" este se abre con una gota de mi sangre y puedo observar la descripción de cada dios que existe y la manera de invocar cada uno. Veo su perfil y no puedo creer lo que ven mis ojos.
Ese ser tan perfecto es hijo de una humana la cual el mismo asesino cuando se volvió adulto porque no necesitaba ataduras a este mundo tan impuro, me muestra porque tiene esa maldición de absorber todo el mal de este mundo fue porque el peco al matar a su madre.
Pago el precio y por ello se volvió prefecto, pero yo lo mate; veo el perfil de mi hermano y alto me impide hacerlo, sigo mirando los perfiles hasta que me topo con el de mi madre.
-Isis te invoco a ti que vives en el thuat en compañía de tu consorte Osiris -susurro en mi idioma, lo repito varias veces, pero al ver que no funciono decido guardar el libro.
Me levanto molesta de ese lugar, pago por la bebida mientras me colocaba bien mi mochila y un frio recorre mi piel haciendo que me gire y hay la veo tan hermosa como la recordaba, corro hasta llegar a su lado y abrazarla mientras lloro mientras se frena el tiempo para que estemos las dos solas.
-Dime que ese infeliz no te hizo nada? -me pregunta limpiando mis lágrimas.
-No recuerdo mi vida madre, estoy vagando en un lugar que nunca me vio nacer - susurro y esta me mira.
-Él está aquí, lo siento ¿Qué hiciste Bastet? -me pregunta alejándome de ella.
-Por eso estoy en este lugar, el nació como un mortal y no puedo abandonarlo ya que mis maldiciones me lo prohíben, dijo mi nombre ya tres veces -susurro tratando de abrazarla, pero esta me aleja.
-Haz condenado al hijo de Ra a vivir esta mísera vida - me dice dolida -te repudio como mi hija -susurra antes de desaparecer.
- ¡Madre no! -grito dolida haciendo que los cielos se vuelvan oscuros.
El tiempo corre y observo como todos corre para escapar de la fuerte lluvia que provoco con mis lágrimas, veo como mi hijo sale de su auto mientras me busca para abrazarme.
-Cálmate mama si sigues así nos vas a matar a todos -me susurra y trato de calmarme.
-Yo lo mate, pero porque debo sufrir tanto este castigo -susurro dolida dejándome guiar por el hasta que llegamos al auto.
-Madre tu hermano iba a morir si no lo hacías- me recuerda.
Trato de dormir hasta que llegamos a una enorme casa igual de grande que la que tengo en Los ángeles y me sorprendo al ver muchas personas que nos esperan.
-Esta es tu familia de la cual no puedes alejarte, nunca -me susurra antes de ayudarme a bajar del auto.
- Acérquense todos -murmuro y estos se acercan a mí.
Los tocos uno por uno para ver los recuerdos que compartimos juntos y me sorprende que haya ayudado a estos mortales tan blanda me volví.
-Mis hijos tiene los nombres de Logan y Jean los cuales se casaron e tuvieron hijos tanto como desearon-murmuro ganado me la miradas de todos.
-Madre te extrañe. no sabes la falta que me hacía escuchar tus consejos -me susurra ese moreno con un moño recogido el cual me encanta ya que es la viva imagen de su hermano.
-Abuela Bastet siempre tan hermosa-chillas los cuatros niños de alegría mientras me abrazan hasta caer en el frio pavimento.
-Saben que soy un dios -susurro dudosa mientras caminamos al interior de la casa la cual es idéntica que la de los ángeles solo con la diferencia que esta no tiene ninguna de mis pinturas escritos.
-Nunca nos ocultaste tu naturaleza, ni lo que habías hecho -dicen orgullosos.
-Bueno deben saber que él me reclamo como suya y deberé volver a su lado-camino hasta llegar a la que era mi habitación para dejar mi mochila.
-No dejare que él te aparte de nosotros, nunca estuvo aquí para ti -me dice enojado Jean, pero lo ignoro para seguir mi camino.
Camino hasta llegar a las escaleras y mientras bajaba me trasporte hacia donde él se encuentra para caer dentro de la piscina e regreso a donde estaba mientras Jean se asusta por mi desvanecimiento momentáneo, todos me observan mientras me quito la ropa por la molestia que siento de que se pegue en mi cuerpo, pero de pronto vuelvo a caer en la piscina una vez regreso corro hasta bloquear su pensamiento ya que ahora él me puede invocar.
Suspiro enojado mientras grito rompiendo las cosas que se atraviesan en mi camino.
- Tienes un gran problema de ira madre -dice Melanie la esposa de Jean, la cual es pelirroja natural y tiene unos grandes ojos azules.
-Lo sé, es que me enoja -murmuro tratando de calmarme.
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Dioses De Egipto (saga Faraón) II
Tarihi KurguMi padre maldijo solo porque ya no quise cumplir con los consigno que él me había mandado. Mi madre la gran Isis nunca dijo nada dejando que Osiris decidiera mi destino. Tanto le odie que al final cambie el curso del antiguo Egipto, solo por cumplir...