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Prohibí que dejaran salir a Anubis del palacio sin mi consentimiento, me alimente y tengo fuerzas para obligarlo a que haga mi voluntad. Lo traen hasta el trono de mi padre y trato de ingresar a su mente, pero me bloquea.

Frustrado tiro todo abajo como si nunca estuvo allí, me vuelvo un halcón para emprender vuelo hasta el sol donde se encuentra mi padre peleando como cada noche con la oscuridad, sin saber que si yo quisiera la controlaría y él ya no tendría que venir todos los días hasta aquí. O solo el ignora ese simple hecho.

Me vuelvo a trasformar en mí y camino hasta verlo sentado en su gran trono, me inclino en señal de respeto y este me saluda con todo afecto.

- Padre, ¿Estás de acuerdo con que mi mujer nunca vuelva? – me atrevo a preguntar y este se gira para mirarme con lastima.

- Todo sucede por algo, si él decide ayudarte lo hará, no forcés algo que nunca estuvo predeterminado a sucedes- susurra simple y decido lanzarme desde esa altura viendo como cada una de mis lágrimas caen siguiéndome.

Antes de caer en tierra elevo mis alas para aterrizar en la puerta del palacio e ir directo hacia él, agarro su cabeza entre mis manos y busco entre sus recuerdos.

La veo cuando era pequeña y como protegía a su primo, la vez que su padre trato de matarlo ella fue la única que lo protegió cuando él fue llevado a su palacio, le enseño a defenderse y juntos crearon la daga de Anubis la cual el usaría para matar a su padre.

- ¿cambiaste de opinión muy rápido? –le reprocho –tu prima querias que mataras a tu padre –agrego arrojándolo en el suelo.

- No entiendes, no lo puedo matar porque mi madre sufriría –me grita a la cara.

- Tu madre no estuvo para ti, como ella lo estuvo –le reprocho y veo como se queda pensativo por lo que dije –estaré con mi mujer cualquier cosa, manda a buscar a tu padre, si de verdad la quisiste sabrás que hacer –agrego alejándome de él.

Camino hasta llegar a la habitación de mi hija y veo como duerme plácidamente, la tomo en brazos para llegar hasta donde se encuentra su madre y dormir a su lado, ahora que sé que está dormida deseo hablarle y sentir de nuevo sus labios sobre los míos, de verdad la extraño.

Narrador.

Mientras Amun-Ra sufría su perdida, Anubis se debatía sobre los sucesos que lo habían llevado hasta ese lugar, al final ya no deseaba matar a su padre, porque hace muchos años se lo prometió a su madre.

Esta lo ama, aunque le haya hecho tanto mal, su madre era una estúpida, seguir con aquel monstruo, el observa como Amun-Ra daría todo por ella, cuando de pronto este se levanta hasta caminar donde se encontraba Anubis.

- Yo lo hare, mi hija no puede estar sin su madre –se ofrece, pero él niega.

- Traigan a mi padre y pónganlo en el mismo lugar donde esta Bastet – reclama y mis chacales van en su búsqueda –necesitamos a alguien que la llame, alguien que nunca dude –dice mirando fijamente a Phoenix.

- Hagamos esto –murmura más para sí mismo.

Al rato ellos observan cómo traían Seth, este reía todo el camino como si lo que sucedía le importara muy poco. Cuando lo obligaron a acostarse al lado de Bastet este ya sentía lo que le haría y comenzó a sentirse nervioso.

- Mi propio hijo, me matara –grita riendo como si de eso dependiera su vida.

- Haz hecho mucho daño Seth y dudo que seas mi padre –murmura Anubis mientras prepara el ritual.

- Sabes que tu madre jamás te perdonara, ella me ama –le grita a su hijo mientras este ríe.

- No te matare yo, solo te dormiré y mi madre te tendrá para si –le afirma su moreno hijo.

- ¿siempre quisiste esto? –pregunta y su hijo afirma.

- Te odio, siempre lo hice –afirma entre los dos dioses.

- Comencemos –ríe tomando en brazos a Bastet – oigan bien todos, Anubis el dios del embalsamamiento llama a Bastet la diosa del hogar, amor y felicidad, para que salga de la cárcel que cree, te entregare el alma de mi padre con tal de que dejes que vuelva con su familia –murmura Anubis antes de clavar la daga en el pecho de su padre en el mismo lugar que ella se la clavo.

Camina hasta clavársela en el mismo lugar donde esta se había herido antes, Amun-Ra le besa los labios tratando de que despierte, pero todo sigue igual esta fría. Desde el suelo se ve como la pequeña Phoenix trata de arrastrarse hasta donde se encuentran sus padres y la nana al ver esta acción la lleva hasta ese lugar.

- Ma... mama –grita la niña ganándose la atención de todos en la sala, esta era la segunda vez que la llamaba.

Bastet

No sé qué sucedió, pero estaba cayendo y una vez deje de caer todo estaba oscuro, no había ni un alma, el frio era el peor castigo y los demonios de tu cabeza que nunca te dejaban cerrar los ojos.

Corría todo el tiempo sin descansó, huyendo no sé de qué, tengo mucho frio, quiero dormir, ¿porque no tengo a mi padre aquí? Debía volver al Thuat, pero me quede aquí, sola.

Tengo miedo de que nunca pueda reencarnar, el planeo todo esto, sabía que al final no podría volver a matar a la persona que amo.

Escucho pequeños murmullos, una simple brisa caliente y la voz de mi hija llamarme, pero me duele todo como para contestar, alguna vez no han sentido que tiene algo muy pesado encima impidiendo que te puedas poner de pie, algo que te agarra las manos y tapa tus ojos mientras susurras que nunca saldrás de aquí.

Esta es mi propio infierno, estoy de acuerdo con pagar el precio para que ellos puedan vivir felices. Siento como todo se mueve de manera violenta y trato de aferrarme a algo, siento como todo se moja y me ahoga en mis propias lágrimas. Salto tratando de obtener aire y comienzo a ver todo con color, todo es sumamente brillante.

Giro mi rostro y veo como él se abalanza sobre mí y comienzo a llorar al tener un poco de calor.

- Te extrañe –me susurra al oído.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora