Hoy fue el último día que lo tendría cerca y de verdad me dolió ver como se besaba con esa estúpida mortal pero no puedo exigir nada ya que él no me pertenece, pero lo que me dejo consternada todavía fue lo que me susurro.
-No trates de escapar de mi Bastet, ya volví a unir nuestro destino (la tuhawil alharab min baladay basitat, laqad eadat litawhid masirina) -susurra mostrándome su dedo anular donde se cierne un lazo rojo que se tatuó en mi dedo.
-No me hagas esto, ya la tienes a ella (la tafeal hdha bi, ladayk balfel) -susurro de regreso, pero este me ignoro sé que lo amo.
Porque si no lo amara mi corazón no doliera tanto al verlos juntos y no tendría estos interminables pensamientos sobre matarla, el hace que quiera ser una buena persona, si ese no es el llamado amor que debo brindarle a este mundo creo que lo tengo.
Ya debo aceptar estos sentimientos que, aunque no lo tenga a mi lado mirar este lazo me hace sentir que estoy en casa a su lado mientras el escribe su libro y yo le brindo el llamado amor a los mortales.
Pero como siempre algo me devuelve a la triste realidad, unos fuertes golpes en mi puerta los cuales ignoro para correr lejos de ese lugar, me trasporto hasta Inglaterra y en menos de dos meses vuelvo a ser aquella llamada Emely Phoenix esa chica que es una gran doctora pero que de verdad no recuerdo, soy como una perfecta versión de mi misma conviviendo y ayudando a los mortales algo que me deprime ya que nunca desee hacer nada de esto.
Tomo un taxi ya que no deseo aprender a conducir una costumbre tan vaga de los mortales, no he dormido en unos días y mi cuerpo me está pasando una larga factura algo raro en mí ya que últimamente hasta hambre me está dando. Cuando llego a la casa me encuentro que casi no hay personas ni que mis nietos se encuentran, ya que hace un mes me mude en un pequeño departamento cerca del hospital.
Trato de calentar un bol que contiene espaguetis en el microondas mientras retiro toda mi ropa de mi cuerpo, camino de un lugar a otro para colocarme un ligero vestido de pijama y una vez me suena el indicador de que el microondas se acaba de apagar llego hasta el para comenzar a comer en puro silencio. Cuando termino dejo todo en su lugar y camino hasta mi habitación para poder descansar ya que cargo conmigo unas grandes ojeras.
- Hermosa (jamile) -escucho que susurran, pero no hago caso ya que creo que es producto de mi imaginación -despierta hermana (astayqaz al'ukht) -agrega tocando mi hombro y me giro agarrando la daga que permanece conmigo desde que volví.
- Quien eres? porque a mi hermano no te pareces (min 'ant li'ana 'akhi la yushubihuk) -susurro amenazando con acabar con su vida.
- Ya me olvidaste Bastet -me susurra más que dolido agarrando la daga.
- No vuelvas a repetir ese nombre -grito más que enojada.
- Haz olvidado que fuiste enviada a casa del dios de la sabiduría para que te recuerde tu nombre- dice mientras vuelve a su forma e lo vuelo a recordar -si permaneces mucho tiempo alejada de Amun-Ra morirás, como lo haces ahora -agrega.
- Nooo!!! -grito rechazando su predicción -me han dañado demasiado, solo déjenme morir -agrego, pero este ni caso me hace.
-Recuerda Bastet estas malditas por el ser más perfecto- me recuerda antes de desaparecer.
Comienzo a convulsionar mientras grito de dolor y trato de rechazar su llamado lo cual hace que este más que lastimada, porque me está invocando y no deseo acudir esta vez con él. Veo como aparece delante de mí para tomarme en brazos y caminar conmigo hasta mi cama me deposita en esta sin decir nada.
- Que coherente te volviste lo que era - ríe antes de besar mis labios -te llamaba para decirte que me casare en seis meses estas invitadas y espero que asistas ya que eres mi amada esposa -agrega.
- ¿Dime algo, me odias? -le pregunto mientras salen gruesas lágrimas de mis ojos.
- Nunca te odie, yo te amo Bastet, pero me duele en quien te volviste -me informa secando mis lágrimas -no me culpes por tratar de educarte de la peor manera -agrega desapareciendo.
Lloro extrañando su tacto una vez vuelvo a tener movilidad de mi cuerpo me levanto llorando para caminar hasta el baño y lavar mi cuerpo bien y colocarme algo de ropa abrigada ya que son las 4 de la mañana y tengo frio algo que no había vuelto a experimentar aquí.
Me quede a observar el amanecer desde mi balcón, tan perfecto y único como cada mañana salgo a correr y me sorprendo al ver al mismo chico que siempre corría cerca de mi casa cuando vivía en la playa.
- Creo que me sigues demasiado Anubis (''aetaqid 'anak tatabaeani aydana) -suelto y este se gira a verme -crees que no recordaría ese olor a muerte - susurro alejándome del ya que si él se atrevió a venir ellos también estarán cerca.
- Mi querida prima Bastet, ¿ya recordaste pequeña? -me pregunta y me rio ya que no recuerdo casi nada solo lo básico por haber tocado a algunas persona- dime a que has venido en verdad? -pregunto al ver que el cambia de formas hasta volver a ser ese hermoso moreno de ojos grises.
- Amun-Ra a pedido perdón por tus pecados, pero no debes regresar -dice antes de desaparecer.
Camino hasta que me siento tan débil que termino cayendo sola en el frio asfaltado de la calle, observo a las personas desde este lugar y nadie parece notarme hasta que veo como alguien se acerca a mí para levantarme.
- ¿Te encuentras bien? - aparece ante mí un imponente rubio ojos azules profundo el cual al sonreír me cautivo, me recuerda a alguien, pero todavía no sabría decir a quien.
- Se me pasara en un rato -digo haciéndole señas a un taxi una vez estoy dentro le susurro - me iré primero y gracias por tu ayuda.
- No gracias a ti, hoy encontré algo muy hermoso en Inglaterra -susurra antes de perderse entre las gentes.
-Al hospital general -susurro para que el señor sepa donde dejarme.
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Dioses De Egipto (saga Faraón) II
Historical FictionMi padre maldijo solo porque ya no quise cumplir con los consigno que él me había mandado. Mi madre la gran Isis nunca dijo nada dejando que Osiris decidiera mi destino. Tanto le odie que al final cambie el curso del antiguo Egipto, solo por cumplir...