Tenemos una gran cuestión ahora, tengo más de un mes encerrada en esta casa, solo porque ahora no deseo volver a casa, tanto tiempo me mentí queriendo volver que ahora no deseo volver a dicho lugar.
Todos me odian y no quiero que cuando salga todos murmuren sobre mí, me vigilaran como unos buitres y mi vida no puede ser encerrada ni aquí, ni en ningún otro lugar. Mi hija cada día crece más y me sorprende que ya no este caminando y no diga nada. Pero no me desespero ella hará lo que desee mientras crece.
Amun-Ra tomo la decisión de que todos a los que amo me olviden, eso incluye a los dos morenos que adopte como míos hace años, el tomo la decisión por los dos y deseo matarle por esta, pero no volveré a cometer el mismo error dos veces.
Han anulado todos mis dones así que no tengo escapatoria de este lugar y ante todo no hemos discutido sobre aquel tema y él siempre tiene algo mejor que hacer antes de escucharme reprocharle la verdad a la cara. Trato de escapar de sus centinelas cada noche, pero él siempre me descubre ya que nunca duerme.
Todo se volvió tan raro entre nosotros, ya ni nos besamos, creo que un hola por educación si a eso se le puede llamar así. Dentro de la biblioteca trato de hallar su libro, pero hasta eso cambio de su lugar.
- Estabas aquí –afirma Anubis entrando a la estancia –tu esposo te busca hace horas, la nena no para de llorar por su madre- agrega y corro hasta el para darle un derechazo en su rostro.
- Por la vez de la playa –le recuerdo, pero me mira incrédulo negando con su cabeza.
- Nunca antes vine al mundo de los mortales – murmura agarrándose la cara.
- En la playa no te reconocí, pero tenía este mismo olor, debes ser tú el que trato de besarme – le recuerdo, pero vuelve a negar.
- Me confundes con otra persona, nunca desearía besar a mi prima – me afirma y solo me queda disculparme por mi atrevimiento hacia su persona.
Volvemos juntos mientras el refresca mi mente de todas las cosas que suceden en el valle y que no tengo el placer de haber visto por estar en este lugar, me entere de que se casó y sus hijos ya son adultos los cuales lo ayudan a envasar a los dioses que ya dejan nuestro plano existencial, algo que está bien por él ya que siempre sufrió porque su padre jamás lo amo.
- Dámela –susurro cuando estoy en la sala y veo su cara roja de rabia- ya bebe, mami está aquí –murmuro en su oído para que se calme y al rato lo hace.
- ¿Dónde estabas? –me pregunta, pero lo ignoro para subir hasta la habitación de la nena y darle el pecho para que duerma –estoy hablando contigo Bastet, contesta –me reclama, pero al ver que Phoenix se está durmiendo trata de hablar al bajo.
Escucho como reclama a lo bajo y le da patada a la pared para quitarse la frustración de encima pero no lo consigue, cuando ella está totalmente dormida la coloco en su cuna. Me arreglo la blusa ignorando su presencia para después seguir mi camino hasta la habitación, el entra y arroja la puerta para cerrarla, lo ignoro y el me agarra de las dos manos para ganar mi atención.
- ¿Qué demonios te sucede? Hace días estas así conmigo –me pregunta, pero le regalo una patada directo a las bolas para que me suelte.
- No me dijiste lo de Lizzy –susurro de forma fría y este niega –ya no me interesa, estás conmigo porque soy la otra opción –agrega tratando de entrar al baño.
- No te dije lo de Lizzy porque nunca fue importante –afirme y me giro para regalarle una bofetada.
- La amabas, claro que fue importante-me alejo de el para entrar al baño –decidiste por mí, fue tu decisión alejarte de tu familia mas no la mía e hiciste lo que quisiste- agrego desde detrás de la puerta.
- Esto siempre será así, soy tu esposo debes obedecerme, ya debemos regresar a casa –susurra y me desplomo a llorar.
Al rato cuando me calmo decido salir a buscar algo de comer, ya que como no tengo mis dones tengo necesidades iguales a la de los mortales, me sorprendo al encontrar una bandeja de comida en la cama, con una simple nota de disculpa. Ahora si le interesa lo que piense después de que decidió por todos.
No toco nada de lo que me llevo y lo dejo al lado de la cama para poder dormir, lo obligare a devolverme mi poder y una vez lo haga me largare junto a mi hija. Me despierto en la noche y lo encuentro a mi lado observándome lo cual me incomoda porque estoy durmiendo sin brasiel.
- ¿Por qué no comiste? –me pregunta.
- No tengo apetito –respondo simple y él se gira para mirar el techo.
- Me lastima lo que estás haciendo ahora- murmura más para sí, que para mí.
- A mí me lastimo que no pudiste decirme esa simple cuestión –le reprocho subiéndome encima de el para darle un golpe en su pecho desnudo.
- Te amo Bastet, siempre fuiste tú, pero debía educarte nunca quisiste a las buenas y por fin entendiste por las malas – murmura agarrando mis manos entre sus manos para después halarme y besar mis labios.
- No lo hagas- susurro una vez nos alejamos.
- Hacer el que- murmura mientras besa mi cuello y baja su mano hasta el inicio de mis bragas.
- ¡Uh! –se me sale un gemido el cual trato de callar con mis manos.
El me gira sacando consigo mis bragas y dejándome solo con el diminuto vestido que me colocaba para dormir, levanto este para dejar mis senos al aire y se pusieron rígidos al sentir su aliento muy cerca.
Él se lleva uno que otro gemido mientras entraba dentro de mí y yo trataba de casi no subir la voz para que la nena no se despertara mientras él me llenaba, danzamos de forma perfecta hasta que llegamos a un perfecto clímax, juntos y abrazados, pero a él no le vasto y siguió penetrándome hasta que comencé a sentir ese próximo orgasmo.
Le arañé la espalda mientras el callaba mis gemidos, una vez tuve acceso a su cuello le succionaba dicho lugar para dejar una significativa marca una vez volví a caer en un perfecto orgasmo. El me abraza para poder dormir, pero mi estómago me reclama comida.
- Te sucede por no darme mis dones –mi única excusa que pude regalarle por no haberme comido lo que me había dejado en la tarde, esta bufa para salir de la cama y colocarse una bata.
- Vuelvo ahora –murmura.
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Dioses De Egipto (saga Faraón) II
Tarihi KurguMi padre maldijo solo porque ya no quise cumplir con los consigno que él me había mandado. Mi madre la gran Isis nunca dijo nada dejando que Osiris decidiera mi destino. Tanto le odie que al final cambie el curso del antiguo Egipto, solo por cumplir...