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Camino por el largo pasillo y veo cómo se me acerca Amber y este ríe de forma macabra mientras me sigue.

- Escondí la daga debajo de tu almohada –me informa y yo asiento.

- Saca a toda la gente de Seth de este palacio, hoy termino con esto –susurro y este asiente.

- Mi padre te envía a decir que si deseas puedes ser mi concubina, yo con mucho gusto estaría contigo –murmura de forma coqueta.

- Te preguntare algo, ¿podrías estar con una mujer que te saco el corazón una vez? –le pregunto y este me mira de manera rara.

- Nunca volvería con ella –afirma agarrando su pecho.

- Esa es la gran diferencia que tienes con Abimael, el me ama, aunque le halla arrancado su corazón la primera vez, volvió a mí a la segunda oportunidad – susurro una vez estoy frente a la puerta de mi habitación.

- Creo que nunca te amaría, solo deseo tu cuerpo –murmura sincero y lo ignoro para entrar y cerrar la puerta.

Una vez dentro veo como él está observando la luna desde nuestro balcón, me desnudo lentamente hasta llegar a su lado para poder abrazarlo desde detrás, comienzo a besar su espalda y él se gira para atrapar mi boca entre sus labios.

Caminamos lentamente hasta que chocamos con la cama y él se coloca encima de mí, para besar mi cuello mientras yo gimo de puro placer, una vez estamos desnudos el me penetra hasta extasiarme con su esencia, debo tener todo de él, debo recordar todo sobre él. Comienzo a llorar por cada caricia que él me regala porque siempre me demuestra su amor de una en mil maneras.

Una vez terminamos lo abrazo queriendo no despertar de esta gran burbuja en la cual nos encontramos, me subo encima de el para seguir besando sus labios, pero cuando le acaricio el cabello siento la daga debajo de la almohada y sé que ya es hora.

Tomo el arma entre mis manos y me alejo de él dándole un último beso, veo como sonríe cuando le apunto con el arma y odio que me esté dando la misma mirada de aquella vez.

- No me mires como si no te importara morir por mis manos –susurro con una lagrima que baja por mis ojos.

- Yo moriría por protegerte, no sé cuáles son tus motivos, pero deben ser para defender a nuestra hija –murmura con esa sensual voz ronca que se carga mientras retira la lagrima de mi ojo –eres tan perfecta, tan única –agrega antes de besar mis labios.

- Te prometo proteger a nuestra hija –susurro una vez se aleja de mi para volver a acostarse en la cama.

- Me haces creer que nunca serví para protegerte, pero eso ya no importa –dice aceptando su muerte.

- Te amo y te amare por siempre Amun-Ra – susurro y este me mira a los ojos regándome una de esas sonrisas que me enamoran.

Ya no soportare estar otra década sin él y mientras me ve dirijo la daga en su dirección, pero sin pensarlo me la clavo en mi corazón viendo como él se desespera para que siga hay con él, veo como llora como un niño pequeño mientras me abraza.

- Protege a mi bebe –murmuro antes de caer en un gran precipicio.

Abimael

Había notado a Bastet rara desde la mañana y ya presentía lo que se avecinaba, pero fui ciego a la hora de ver como se sacrificó por mí, cuando vi que ella se clavó esa daga directo a su corazón yo caí muerto con ella.

La coloca en la cama y le saco la daga mientras lloro de impotencia por ella, la visto con sus túnicas y le peino el cabello mientras maldigo a aquel que la obligo a hacer aquello. Ella debía vivir para ver crecer a nuestra hija

Salgo en búsqueda de mi hija y todo aquel que se me acerca sufre mi ira, mato a cuantos tratan de detenerme hasta llegar a mi destino, la veo dormir tan plácidamente y la tomo en brazos para volver a la habitación. Una vez dentro veo una sombra negra cerca de su cuerpo observándola.

- No fue fácil, decidir si matabas al amor de tu vida o te matabas a ti misma –murmura Seth viéndole fijamente.

Dejo a mi hija en el suelo ya que este no noto mi presencia y aprovecho para ahorcarle, pero cambia de forma dejándome ver al joven con el cual hable hace apenas unas horas.

- Ya mi padre se vengó, le quitaste a su amor y el te arrebato a la tuya – chilla feliz, pero la felicidad le dura poco cuando le arranco el corazón.

- Yo lo matare, por quitarme a la madre de mi hija –le susurro al cadáver sin vida de ese chico.

Tomo a mi hija en brazos y la coloco al lado de su madre a la cual se aferra como si su vida dependiera de ella, acuesto cerca de mi hija, para que no se caiga mientras me aferro al cuerpo sin vida de su madre.

No sé cuánto tiempo pasa porque cuando me doy cuenta Phoenix esta encima de mi dándome patadas y veo como entran a la habitación mi padre junto a sus chacales, el al verme corre hasta mí.

- ¿Qué sucedió? –me grita viendo el cuerpo sin vida de Bastet y al ver a la niña la toma en brazos y estos se conectan reconociéndose como familia.

- Ella me dejo, padre me dejo, nos abandonó –grito llorando.

- Llamen a Anubis y díganle a Osiris que su hija murió, por salvar a mi hijo, que la perdono y que puede estar en el Thual –informa mi padre.

- ¡A mi mujer! Nadie la alejara de mi –grito invocando mi libro –aquí debe haber una respuesta para que ella vuelva –agrego mientras me derrumbo a llorar.

- Hijo, reacciona tu hija te necesita, ella no deseaba verte así –me grita haciendo qiue sus chacales muevan el cuerpo.

- La tocan y te mato, no me importa que seas mi padre –sollozo ganándome una mirada reprobatoria de su parte.

- M... ma... mam... mama –veo como ella intenta decir su primera palabra y fue la más hermosa de todas.

- Mami solo está dormida –le susurro tratando de abrazarla, pero me ignora para seguir llamando a su madre.

Grito de impotencia, rompo todo lo que está a mi alcance mientras lloro como un niño por su partida, veo como la carita de mi hija se trasforma en roja mientras suelta gruesas lagrimas mientras llama a su madre y deseo soltarse de los brazos de su abuelo.

- Me dijiste que la cuidarías –le grito a su cuerpo, pero veo que no responde y me derrumbo a llorar –me dijiste que te quedarías y me amarías –agrego abrazando su cuerpo mientras lloro.

Dioses De Egipto (saga Faraón) IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora