Capitulo 43

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Capítulo 43

Después de dejar a Judith y su prima, que aun estaba dormida, en la estación de tren, corría con Alex hacia el coche, no debían perder tiempo. Entraron al coche, sin decir nada y Dani lo arrancó, empezando a correr hacia el pueblo de nuevo.

Al llegar bajaron dando trompicones y se adentraron en el caminito. Ahora de día se podía ver bien y Dani no tuvo problemas para encontrar la masía, que podían ver desde allí.

-¿Es esa la masía que decías?- preguntó Alex, arrugando la nariz. Era gigante.

-Sí. Está abandonada. No pasa gente nunca así que no creo que hayan visto el cuerpo de Airam...Espero.

-¿Esperas?

-Si lo cogen antes que nosotros mal vamos y supongo que no querrás que tu mejor amigo acabe en manos de alguien que no conoces- Alex, aun dolido por la pérdida, se encogió de hombros mientras se adentraban en el pequeño sendero que sobresalía del caminito.

-¿Y si lo coge antes Aidan?- preguntó de repente. Era algo que se le acababa de ocurrir.

-Es otra cosa a tener en cuenta...

Sin decir nada más, siguieron el sendero, atravesando los arbustos, haciéndose rascadas en el cuerpo. Pero les daba igual, querían llegar cuánto antes.

Esta vez, en vez de entrar por dónde estaba situada la escalera que llevaba a la ventana, Dani rodeó la construcción. Alex le imitó, caminando con paso rápido detrás de él. Dieron una vuelta entera sin encontrar nada y se detuvieron al lado de la escalera de madera.

-Nada- susurró Dani.- No hay nada...

-Si lo tiró tiene que estar- dijo Alex, casi en un sollozo.

-Tal vez esté a los alrededores, alejado...- añadió el chico de pelo negro.

-O tal vez Aidan se nos haya adelantado.

-Igualmente- murmuró. No se iba a dar por vencido- Busquemos de nuevo.

Alex suspiró, rendido. Todo aquello le estaba destrozando por dentro, pero debía ser fuerte y aguantar. Su mejor amigo había muerto, pero debía seguir adelante...

-Daniel- dijo recobrando el aliento y evadiendo los pensamientos dolorosos que le venían a la mente.

Dani le miró expectante.

-Dime.

-Dijistes por la noche que vistes el punto de la linterna del móvil de Airam. ¿Recuerdas más o menos dónde fue? ¿Dónde estaba? La distancia y eso...

-Es verdad... pero ahora desde abajo no veremos nada- murmuró, levantando la cabeza hacia la escalera.- Quédate aquí, subiré e iré a la ventana por dónde lo vi. Te gritaré para que vayas y te iré indicando más o menos.

Alex asintió y, aguantándole la escalera al otro joven para que subiera sin accidentes, se quedó abajo esperando su llamada.

Dani entró por la ventana. Ahora podía ver la masía de verdad por dentro, más iluminada. Los muebles estaban desaliñados, rotos y arañados. Parecía la típica casa del terror. Sin duda, pensó, este era el sitio perfecto para cometer tal asesinato.

Sin perder el tiempo recorrió el pasillo. Repitiendo paso a paso todo lo que ayer había caminado en esa casa, con Airam, aunque ahora fuera solo. Llegó a la habitación, dónde estaba la cama con las sábanas rotas, que parecía que estaba apunto de caer al suelo hecha añicos, con las ventanas sin cristales, los cuales estaban esparcidos en el suelo. Con cuidado de no pisar ninguno cerró los ojos, recordándo cuando encontró a su prima, luego salieron de la habitación. Caminó, ahora lentamente, intentando repetir exactamente lo que había hecho esa noche hasta llegar a la ventana, la única del pasillo, por la que Aidan había tirado a Airam. Se asomó mirando justo el punto dónde había visto el móvil. Ahora, supuso, estaría apagado por falta de batería y no podía verlo, pero más o menos sabía el punto exacto entre la maleza de los árboles y los arbustos que rodeaban la masía.

-¡ALEX!- Gritó a pleno pulmón- ¿¡Me escuchas!?

-¡Sí! ¡Ya voy!- le contestó la voz lejana del muchacho, que rodeó de nuevo la masía, situándose debajo de la ventana por la que estaba asomado Dani.

-¡Ponte justo debajo de mí!- le indico el chico. Alex hizo lo que le decía, girándose, esperando más indicaciones.

-¿Estás seguro?- preguntó.

-Sí, desde aqui lo tiró y yo me asomé y lo vi. Camina recto. Tienes que encontrarlo si o sí, su móvil esta justo unos metros delante de ti. Yo ahora bajo.

Alex asintió e hizo lo que le decía. No estaba muy seguro. Algo le decía que el cuerpo de Airam no estaba ya ahí...Siguió caminando, vacilante, entre los árboles que le rodeaban pero, a los minutos de haber empezado a caminar lentamente, escuchó unos gritos en la masía, que le hicieron volver tan rápido como pudo. Algo iba mal...

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