Capítulo 54

131 3 0
                                    

Capítulo 54

Se detuvo antes de llamar a la puerta. Era su apartamento. ¿Por qué debería llamar? Chasqueó sus dientes y sacó las llaves. Miró de nuevo, por enésima vez, si había alguien cerca. Por si habían decidido seguirle. Pero no vio a nadie. Suspiró aliviado, cogió todas sus fuerzas y abrió la puerta.

Pasó cerrándola detrás de él. Se quedó pegado a ella, con el cuerpo rígido. Estaba nervioso. Aidan ya había intentado matarle una vez... Podía hacerlo de nuevo y a lo mejor esa vez no se salvaría. Pero no lo permitiría. Se habia prometido a él mismo que no dejaría a Thais en ese mundo sola a manos de un degenerado como Aidan. No iba a dejar que le pasara nada tanto a él como a ella.

Pero al avanzar se encontró con otra silueta. Alguien que Airam no se esperaba.

-¿Rubius? - susurró incrédulo,  haciendo una mueca, extrañado.

Delante de él Rubius estaba de pie, mirándole. Se mordió el labio inferior. No estaba muy seguro de lo que ahora iba a suceder, pero lo haría. No quería que Thais sufriera. Para ello había mentido a su amigo. Una mentira piadosa, sin mal alguno. Pero lo había hecho muy a su pesar. Sabía que no se lo perdonaría ni a él mismo...

-Sólo quería hablar un rato contigo- comentó Rubius,  intentando sonar indiferente y tranquilo.

-¿De qué? - Airam frunció el cejo, no muy seguro.

Rubius dio unos pasos hacia atrás,  haciéndole señas para que le siguiera.

-Ven. Hablemos en el comedor. Estaremos más tranquilos.

Airam se quedó quieto.

-No pienso ir contigo.

Rubius carraspeó. Había pasado exactamente lo que le contó Aidan esa madrugada. Pero ya le había dicho qué decir.

-Yo no soy Aidan. Si te he llamado es para ayudarte a deshacernos de él- mintió.

El moreno le miró,  muy extrañado. "Si hubiera querido separate de Thais, ya lo habría hecho ¿No crees? En vez de llamarte para que fueras a su casa" pensó dando un paso al frente, para seguir al noruego.

Rubius suspiró aliviado. Primer paso, conseguido.

Avanzaron por el estrecho pasillo y llegaron al comedor. Rubius cogió los dos vasos de refresco que había preparado. Le dio el que le tocaba a Airam, que con una mano temblorosa lo cogió,  mirando de reojo el contenido del vaso.

-No está envenenado- se apresuró a decir Ruben. Otra mentira. ¿Cuántas llevaba ya?

Airam hizo una mueca y después de pensarlo unos segundos, se llevó el refresco a la boca. Rubius le imitó,  sintiéndose incómodo. Algo le decía que todo aquello acabaría mal. Miró a la cocina, dónde Aidan le había pedido que pusiera el montón de mantas encima de la encimera. ¿Para qué lo quería? ¿Tapar a Airam y llevárselo? Pronto lo descubriría.

Airam estaba muy nervioso. Supuso que el malestar que empezaba a tener era por los nervios.

-Sobre Thais...- empezó a decir Ruben, que se fijó en los movimientos torpes que hacia Airam. Ya empezaba el efecto.

El moreno levantó la vista vacilante al escuchar el nombre de la muchacha.

-¿Sobre Thais qué? - dijo con la voz ronca, grave, que no era suya.

-¿Qué tipo de relación hay entre vosotros?

-Estamos... enamorados y...- se tamblaeó hacia delante, dejando el vaso, muy mareado- ¿Que cojones... había... en mi bebida?

Rubius se levantó al escuchar la puerta de la calle abrirse.

Aidan entró en el salón, con una sonrisa victoriosa en su rostro y se acercó a Airam, que estaba con los ojos entornados, apunto de desmayarse por el mareo.

-Hombre Airam ¿Qué tal?- le dijo, agarrándole de la barbilla para que le mirara a los ojos. Airam frunció su cejo en una mirada asesina.

-Lo sabía...- susurró casi sin voz. Rubius se estremeció. Se suponía que Aidan no iba a entrar en la casa... ¿Y qué llevaba en la mano? ¿Un mechero?- Sabía... que estabas detrás de esto...

Entonces el moreno miró a Rubius, que les observaba con miedo.

-¿Y... tú? Pensaba que eras mejor... persona- la voz se le quebró del todo y cayó al suelo, dormido en un profundo sueño que le duraría varias horas.

Tiempo suficiente para Aidan, que sonrió orgulloso, levantándose y cogiendo las llaves de Airam y despues de coger las llaves de Rubius y sin dirigir ningún tipo de gesto o palabra hacía el Youtuber,  fue a la encimera, con el mechero en la mano.

-¡Eh!- exclamó Rubén.  Aidan le miró enarcando una ceja- ¿Qué piensas hacer? El trato era dormirlo y llevarlo a otro lugar,  lejos de aquí.

El joven con el mechero sonrió. Eso hizo que a Rubius se le erizara el pelo. Era una sonrisa oscura, vacía de cualquier tipo de sentimientos. No podía ser...

-Y lo llevaré a otro lugar. A otro mundo mejor dicho...

Y encendió su mechero, prendiendo fuego a las mantas empezando a esparcirlas por el suelo. Rubius corrió a por Airam pero sin darse cuenta, Aidan les había dejado atrapados entre mil mantas que ahora ardían. El chico que estaba detrás de ellas, en el pasillo, dispuesto a marcharse, le dedicó una última sonrisa a Rubius.

-Gracias por tu ayuda, Youtuber.

-¿Por qué haces esto?- gritó el noruego, fuera de sí- ¿Y por qué me encierras aquí a mí también? ¡Te he ayudado!

-Y te lo agradezco... Pero no pueden haber testigos ni pruebas...- después de decir eso, tiró el mechero a las llamas, haciendo que éstas se propagaran y se marchó, sonriendo victorioso.

Rubius cogió a Airam, apartándolo de las llamas. Se sentía impotente. Un idiota. Había hecho caso a un maldito degenerado psicópata y ahora moriría él y por su culpa, Airam...

Perfect twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora