Capítulo 21

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Pasaron unos dos minutos y decidí romper la tención que había creado yo misma.

- ¿Qué edad tenía la pequeña?

Me quedó mirando y sonrió -. Al morir tenía un año y tres meses - suspiró y cerró los ojos por unos segundos -, Y aunque tu no lo creas, veo el mismo brillo en tus ojos, el mismo brillo que ella tenía al estar triste, la misma nariz, labios pequeños. ¡Ay! Y tus ojos, tal y como los de mi esposo, tal y como tú los tienes.

- Lamento su pérdida - volví a decir, sus palabras me causaban dolor, pero no un dolor cercano, un dolor desde lo lejos.

- Y yo lamento tantas cosas, pero ya pasó mi tiempo de pedir disculpas - dijo triste.

- Debo marcharme, lo lamento - dije mientras me levantaba.

- Claro, claro - se puso de pie también -, Y antes de que te vallas, me gustaría invitarte a tomar un café, claro, si puedes.

- Cuando usted quiera, para mi es un placer - sonreí.

- Adiós ¿...?

- Memphis.

- Adiós, Memphis, un placer - sonrió dulce.

- Digo lo mismo - sonreí a medias.

Me marché.

Tomé un taxi al cual le dije que me dejara a unas cuadras de mi destino, no podía dar sospechas a nada. Al caminar me di cuenta que, estaba libre, no tenía porqué hacerle caso a esos idiotas, aunque, tenían toda la información sobre mi vida y, como ya lo había discutido con mi mente antes, incluso la que yo no sabia.

Pasé por el antiguo parque, el cual solía pasar los días que trabajaba en el local de Kenny, aun no entiendo que pasó, pero tarde o temprano lograría obtener las respuestas de todas mis preguntas, alguien, ya sea Liam o cualquier miembro del SDA, es el responsable te todas mis preguntas.

Suspiré y verifiqué que nadie me viera al entrar a la gran casa, la cual, se ve muy normal desde afuera, nadie sabe que detrás de los árboles del patio trasero hay un negocio de jodidos delincuentes.

- ¿Quién es? - la típica pregunta de Max me retumbó en la cabeza.

- Soy Memphis - respondí y seguí caminando.

Salí por la puerta trasera de la cocina y crucé el pequeño bosque de árboles para toparme con la gran cabaña de asesinos. Me repugna.

- Liam - dije entrando a su oficina.

- Memphis - me miró soslayo.

- Ella piensa que estoy muerta, el maldito le hizo pensar que estoy muerta - solté al borde de las lágrimas, tenía que mantenerme fuerte, no había nadie mas que me podría consolar, estaba sola y tendría que hacerlo por mi cuenta.

- Tranquila, cuéntame con calma.

- Dijo... dijo que me extrañaba, que lamentaba haberme perdido y que me amaba - proseguí.

- Se fuerte.

- La mujer llegó al punto de llorar. Por favor, no le hagan daño.

- Nunca estuvo entre mis planes.

- Olvide decirte algo.

- ¿Que te he dicho? Soy y debo ser el primero en enterarse - habló autoritario.

-Robert quiere cenar conmigo el martes.

- ¿Que hay de malo con ello?

- La verdad es que me bombardeó de preguntas.

Siete Secretos De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora