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Kim Hye Sun apretó el móvil entre sus manos. Agitada, soltó un suspiro. Sus cuatro mejores amigas habían desaparecido en lo que iba de noche, y si el instinto no le fallaba...ella podría ser la siguiente en desaparecer.

—¿Quién eres?—pregunto al teléfono. Nadie le respondió—¡Joder, me has estado llamando toda la puta noche!—grito desesperada.

Tenía dieciséis llamadas de ese número y ni siquiera sabía de quién se trataba—tu...tu las  has secuestrado...—fardulló Hye Sun, refierendose a sus amigas.

—Se dónde estás ahora—le respondió el. Tan mecánico y relajado—Te estoy viendo—Hye Sun solo logro ponerse más nerviosa al oír esas palabras. Miró ambos lados de la habitación, estando completamente sola—Así que escucha, necesito que salgas de la habitación en la que estas.

—No lo hare—respondió ella, nerviosa.

—Nena, tienes dos minutos para salir de tu preciosa habitación ¿okey? o si no me tocará a mi tener que sacarte de ahí...si es que no nos quedamos un rato a probar la cama...

—¿Vas a matarme?—susurro Hye Sun, apunto de derramar las primeras lágrimas de la noche.

—Sal de la habitación—dijo serio, sin escrúpulos, como siempre.—O está vez te juro que mató a una de las putas a las  que eh traído—y rió por el teléfono—No, no...quiero decir, tus amigas.

Hye Sun salió fugazmente de su habitación.

Casi corriendo, jadeante y con el pánico en la garganta.

—Eso es...—susurró Jungkook, por el teléfono—Ahora ve a la cocina.

Y entonces, una ligera idea se instalo en la mente de Hye Sun. Colgó el teléfono y corrió con todas sus fuerzas hasta la puerta principal de la enorme mansión de sus padres en Corea, pero cuando intento abrir la puerta...ya era demasiado tarde.

—Ah, Ah—negó el—Te dije que vayas a la cocina—Hye Sun sintió las manos de aquel hombre apretarle la cintura, sintiendo el contacto de su piel con la suya, tibia, temblorosa, suave, un desliz jodidamente provocador y sensual, pero que a la misma vez la suma con el salvajismo entre los brazos de el. Jungkook tapo sus labios a la misma vez que obstaculizaba su respiración. Y antes de que ella pudiera caer desmayada, Jungkook susurró algo en su oído—. Resultaste más guapa que las demás, eso...—delicadamente se hundió entre el cabello de Hye Sun, entre su apetecible olor, la estaba dejando sin consciencia, y poco a poco se sentía dueño de ese cuerpo que ella manejaba. Ese, que empezaba a ponerle.—Me gusta.

Secuestrada |Jungkook|+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora