“Llevo aquí exactamente tres días. Y sigo haciéndome la misma pregunta...¿Cuando es que me dejara libre? No lo sé...no lo sabría, si no estuviera escribiendo esto, por si alguien me encuentra alguna vez...y tal vez quiera saber sobre las últimas cosas que hice en mis últimos días de vida...que se yo, ya no sé que esperar. No de el ¿Qué harías tú si estuvieras aquí?...en mi lugar...secuestrada...”
Dejó el lápiz y el papel bajo las sábanas, para luego regresar a la pequeña sala. Tan solo quería expresarme un poco. No le veía sentido a las cosas, Jungkook llevaba más de dos horas en la calle, otra vez retiraría dinero ese día. A ese paso, ya habría terminado de retirar todo su dinero, que más le daba. Lo único que le importaba ahora era irse, dejarlo, no volverlo a ver nunca más si era posible, mudarse, olvidarse de todo lo que estaba voviendo...pero...entonces, una leve oleada de sentimiento se abrió en su estómago.
¿De verdad quería olvidarse de todo esto?
Si. Quería.
¿Y por qué lo quería? ¿Qué motivo tenía para empezar a dudarlo?
No, Hye Sun
Se dijo a si misma, cerrando los ojos. Se conocía perfectamente, y conocía cada síntoma que sentía cuando empezaba a...
Jungkook abrió la puerta del departamento. La cerró de inmediato, se detuvo por un momento antes de voltearse...no quería hablar, no tenía ganas, y Hye Sun supo porque cuando lo vio voltearse, con la mandíbula hinchada y ligeramente morada. Golpeado. Su corazón se contrajo de inmediato al verlo así, sus ojos lo observaron asustados, le dolía...y no sabía porque...le dolía verlo así.
—Jungkook...
—Dejame, estoy bien.
—Dios mío, ¿Que te han hecho?—corrio de inmediato hacia el. Antes, cogió lo más cercano a sus manos; Una servilleta tendida sobre la mesa. Intentó pasarla sobre el mentón de el. Jungkook cerró los ojos, negando con la cabeza.
—Que estoy bien...—susurró.
—No te hace falta hacerte el fuerte conmigo—le dijo ella con una bonita sonrisa en los labios que le tranquilizó en lo más profundo. Jungkook también sonrió, sin saber porque, solo lo hizo. Hye Sun fue hasta el cilindro de la cocina, rocío la servilleta de lana y volvió hacia el——Esta muy hinchado.
—Eh estado peor.
—¿Qué te han hecho?
—¿De verdad te importa?
—Si...—le contesto ella. De lo más profundo. Más allá del rencor que se tenían, le importaba. Sí, y mucho.
—Pues lo sabes, me han golpeado.
—¿Quienes?
—Un hijo de puta...—Hye Sun lo miro mal, la servilleta se puso helada. Termino de pasarla por su mentón...Al menos eso le ayudaría en algo. La dejo a un lado, concentrándose ahora en la mandíbula de Jungkook.
—Pues ese hijo de puta te ha dejado mal.
—Ellos han quedado peor.
—¿Quien fue?—le dijo verdaderamente preocupada. Colocó sus brazos sobre su fina cintura, viéndose realmente graciosa.
La enorme sudadera que Jungkook le había comprado le quedaba hasta un poco más arriba de las rodillas, por lo que no usaba pantalones.
—Un imbécil. Uno de los que se ha llevado a una de tus mejores amigas...
A Hye Sun le entró un escalofrío recordar esa escena...le erizaba la piel por completo.
—No creo que quieras escuchar esto—Jungkook camino hasta la habitación, separándose de ella.
—Dímelo.
—Eres tan terca...—refunfuñó él.
—No me afectará.
—¿Quieres escuchar la verdad?—le preguntó, frío de nuevo. Hye Sun le sacaba de quicio. Ella asintió—Han matado a tres de tus mejores amigas—le dijo sin escrúpulos. Se abrió un silencio entre los dos. Los ojos de Hye Sun se humedecieron por completo, solo le faltaba cerrarlos para completar su llanto. El cuerpo se le debilitó, sosteniéndose solo por la mirada de Jungkook. La mataría...si...solo faltaba ella...—¿Y sabes?—le preguntó—Solo faltas tú y otra más...—las lágrimas de Hye Sun se hicieron interminables. Otra vez asustada, sus manos empezaron a sudar—La diferencia es que yo...yo no pienso hacerte daño.
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Secuestrada |Jungkook|+18
FanfictionCuando Jeon Jungkook, uno de los criminales más buscados en Corea es convocado para el secuestro de cinco millonarias, no duda ni un segundo en aceptar la oferta. Lo que no pensó...fue enamorarse de una de ellas »Se dónde estás ahora-le respondió el...