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La había dejado encerrada, a base de candados y barras de seguridad que solo un experto de la CIA podría decifrar, y claro... él.

Después de retirar el dinero de Hye Sun lo había colocado en un botín que guardaría bajo siete llaves en alguna parte del pequeño departamento. Sin embargo, había dejado el dinero suficiente para la comida qu necesitaba, sin mencionar algunas ropa de segunda que le compraría a Hye Sun, tanteando, pues no se sabía su talla.

Y después de algunas horas...había vuelto a casa.

—Mierda—Se dijo a si mismo al abrir la cerradura. Cerró la puerta y observo a Hye Sun, con una sonrisa radiante sobre el diván, con una lata de cerveza en la mano.

—Vaya, llegas y ya insultando...

—No te lo dije a ti, es que...¿Estás borracha?

—¿Yo?—pregunto ella sorprendida, al mismo tiempo que soltaba una carcajada. La lata de cerveza rebotó, cayendo al suelo.

Jungkook negó con la cabeza, tiro el botín sobre la pequeña mesa y con la otra mano tendió la pizza que había traído.

—Te dejo apenas unas horas y haces esto—la reprendió—te eh traído ropa y comida—dejo la bolsa de ropa sobre el diván—. No puede ser...eres peor que una niña pequeña, te has tomado mi colección de Heineken...y ni siquiera...—cuando se detuvo, se percató de que hablaba solo.

La vio tendida, tenía los ojos levemente cerrados en un descanso profundo.

Bonita. Muy bonita.

Quizá había sido por algo que había terminado eligiendola a ella de entre esas cinco mujeres. Quizás alguien intentaba decirle algo. Pero no quería ponerse a pensar en eso, al contrario, después lo notaría.

La cargo entre sus brazos, intentando ni despertarla. Los borrachos eran más duros que una piedra, pero aún así tuvo cuidado. Sus manos se aferraron a los muslos de ella, teniendo la con firmeza. Camino hasta la habitación, abriendola con una mano, sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarla sobre las sábanas en el suelo.

"Toda mi colección de Heineken..."

Pensó, y una leve sonrisa se expandió entre sus labios.

—Lo lamento—le dijo ella abriendo los ojos suavemente, Jungkook se tensó.

—¿Por qué?

—Por tomarme tu colección.

—Da lo mismo.

—Pero dijiste que te molestaba.

—Ahora te digo que me da lo mismo—Intentó irse, a punto de colocarse de pie, sintió las tibias manos de Hye Sun cogerle el brazo.

—No te vayas...—le pidió en susurros, Jungkook la miró a los ojos, era inevitable no hacerlo cuando lo necesitaba...se sentía tan bien cuando la miraba tan intensamente—. Vamos, quédate...—murmuro ahora, acariciándole los bíceps. Jungkook lo sintió exquisito.

Observo las pequeñas manos de Hye Sun acariciarle el brazo. Joder.

¿De que manera lo hacía que lo ponía tan tensó?

—¿Para que?—le preguntó, sin querer saber la respuesta, tan solo deseaba quedarse ahí mismo.

—No lo sé...—Hye Sun lo empujó hacia ella, esta vez para que se acostara a su lado. Jungkook cayó tendido, las fuerzas se le habían ido, de pronto se encontraba hechizado por ella y sus penetrantes caricias—Tal vez para que me digas tú nombre.

—Pensé que lo sabías...—doblo los brazos y los coloco bajo su cabeza—Jungkook. Jeon Jungkook.

—¿Y por qué lo de ayer?—preguntó.

—¿Qué cosa?

—Te detuviste.—Y una cosa era cierta. Los borrachos eran los más sinceros del mundo.

—Tu no querías...—le respondió sin sobresaltarse. No valía la pena molestarse de nuevo.

—¿Como lo sabes?—Hye Sun dió vuelta, cayendo sobre el torso de Jungkook. El volvió a posicionar sus ojos sobre los de ella

Esta vez sí tenía tantas ganas de hacerla suya. Tantas. Muchísimas. Le deseaba con toda su puta alma. Se relamio los labios, necesitaba hacer suyo cada centímetro de si boca.

—¿No es así?—le preguntó. Su brazo izquierdo le abrazo la cintura por detrás, haciendo que sus cuerpos se junten más esta vez. Los senos de Hye Sun quedaron atrapados entre el torso de Jungkook.

—No...—le respondió ella. Mierda, ¿Lo decía solo por que estaba ebria? O porque...¿En verdad lo sentía así?—Jungkook...—Una oleada de deseo se apoderó de el cuando la escuchó decir su nombre. Se la imagino gritándolo ahora. Con la garganta ronca. Gimiendo. Duro. Al ritmo de sus caderas. Cubierta de sudor. Dandoselo todo. Hasta la última gota de su dulce sexo—Besame—le pidió. Y si, mil veces si.

Hye Sun lo estaba volviendo loco

Y ambos se estaban volviendo locos por el amor.

Secuestrada |Jungkook|+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora