Capítulo XIV 《》 De camino a Hogwarts

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- ¡¡Hermione es demasiado tarde que haces todavia dormida!!

Oh mierda. Corrí a ducharme y a vestirme, tomé mi maleta, oh diablos casi olvido mi libro, lo tomé y salí por la puerta, todos ya estaban en la camioneta, me monté en la parte trasera.

Después de algunos minutos ya estabamos en la parada del tren.

- Qué suerte que viniste aquí, tomar el tren desde aquí es muchisimo más fácil que tomarlo en tierra muggle _dijo Ginny_

- Si lo sé, hay que atravesar un muro.

- Si.

Pronto llegó el tren, me despedí de los Tíos Weasley, al igual que el resto.

Subí al tren, demonios había tanta gente que no sabía donde ir.

Ginny se fue con alguna de sus amigos, los gemelos lo hicieron igual y Ronald solo desapareció.

Recorrí un poco el tren, primero por la sección en la que estaban preparando confituras y toda clase de golosinas.

Luego pasé por los baños.

Llegué a la parte más increíble, el tren tenía una mini biblioteca observe un poco y luego continué.

Llegue a la sección de estar.

Pronto logré encontrar un espació que estuviera completamente solo, era como una mini cabina, me metí en el y cerre la puerta, me senté y abrí mi libro, comencé a leerlo.

Pronto llegaron unos chicos, eran dos para ser exacta, eran regordetes y poco simpáticos.

- Vete de aquí _me dijo uno de ellos_

- ¿Cuál es tu problema?

- Este es el lugar del príncipe de Slytherin, largate _dijo el otro_

No quería problemas en mi primer día, así que tomé mis cosas y me large de ahí.

Pasé junto a todas las cabinas, demonios lo que faltaba, todas estaban llenas.

Fuí al baño y decidí cambiarme, puesto que cuando entre al tren, un señor el cuál era muy gigante, no recuerdo su nombre, creo que se llamaba Hagrid, si, así se llamaba, él me entregó el que sería mi uniforme.

Entre a uno de los vestidores y proseguí a cambiarme, me ví en el espejo, demonios era una talla más que la mía.

Salí del baño y continue caminando por aquellas cabinas, rayos, ni una sola estaba vacía.

Mientras caminaba las chicas que rellenaban las cabinas me miraban con un tono de burla, diablos ¿Qué hice ahora?

Luego de buscar por unos segundos, encontré una que al parecer estaba vacía puesto que estaba cerrada y no brotaba ningún ruido de ella.

Abrí la puerta sin preguntar y para mi sorpresa, si había alguien.

Continuará

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