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Dudas

Sí, había ganado el concurso tal como lo predijo, sin embargo, en vez de largarse a celebrar decidió volver a su cuatro y encerrarse ahí con una nueva idea rondando en su mente. Su pieza constaba con un montón de chatarra metálica y prototipos de cosas que no sabía aun para qué funcionaban, habia planos por todos lados y por ahora, uno más se sumaría a la lista.

Estaba sentado frente a su escritorio, con una lamparita de estudio iluminando el, ahora, amplio lugar, pues desde que sacó a Ty de allí, el espacio libre que quedó fue bastante grande. Su mente iba a mil por hora mientras hacía cálculos y anotaciones, que no se percató de  los crujidos que sonaban cerca de su ventana; no fue sino hasta que escuchó el sonido de cuando se levantaba la placa de vidrio que se giró con velocidad hacia el lugar.

Tony estaba seguro que si no estuviera sentado, seguramente se iría de espaldas contra el suelo por la sorpresa. Parpadeó varias veces, como intentando desaparecer la visión frente a él, pero lo cierto era que no se trataba de ninguna alucinación.

—¡¿Qué carajos sucede contigo?!—Chilló Tony con molestia al tiempo que se ponía de pie y se acercaba a su visitante nocturno.—¡¿Qué acaso ahora le haces al contrabando?!

—Tony.

—¡No!

—¿Quieres bajar la voz, por favor?

Tony tenía el rostro colorado por el enojo, su boca se apretaba como si quisiera hacer un puchero, y sus mejillas estaban un poco infladas.

—¡Largo de mi habitación!—Masculló entre dientes.—No quiero verte.

—Esta vez sí tenemos que hablar.

—¡No quiero!

—Tony, por favor.

—Ya te dije que...—Tony abrió sus ojos con sorpresa ante el veloz movimiento; una mano le tomaba por la nuca y la otra se apretaba contra su boca con algo de fuerza.

—No tengo mucho tiempo, tu padre tiene muy vigilada la zona y no tardarán mucho en encontrar a unos cuantos noqueados.—La rubia miraba con algo de apuro al menor.—Ahora... Te voy a soltar pero no vayas a hacer una locura.

Tony entonces salió de su aturdimiento, comprendiendo las palabras que le fueron dichas y manoteo la mano sobre su boca. Cuando se vio libre, puso su mejor cara de fastidio y rechazo hacia la soldado.

—No sé que tendrías tú qué hablar conmigo.—Tony quería mantener su mirada indiferente, pero ver esa mirada suave en la rubia como si le hubiera extraño, podía demasiado con él.

—Has crecido mucho.—Murmuró la rubia.

—No esperabas que después de que te fuiste me quedara exactamente igual solo por esperarte, ¿o sí?—Dijo con sarcasmo. Tony quería darse de topes contra la pared; no quería dar indicios a Stephanie de que estaba afectado por su partida.


—No. No, por supuesto que no.

Tony se hizo hacia atrás, alejándose lo más posible de ella.

—Sí, como sea. ¿Qué quieres?

Stephanie se mordió el labio inferior, tratando de tragarse el regaño que estaba por salir de ella por los horribles modales del menor. En vez de eso decidió centrarse en lo que la llevó hasta allí.

—Lamento no tener más tiempo para hablar esto con calma...

—¿Y por eso enteraste como bandido?—Tony arqueó una de sus cejas.

2.¿Cosas De Edad O Genios? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora