Primer encuentro
Tony había seguido construyendo, intentando asistir a la mayoría de sus clases, comer lo suficiente para seguir funcionando y tratando de ignorar el hecho de que seis personas le seguían a todos lados a donde iba.
Su amistad con Tiberius Stone continuó como antes, exceptuando el hecho de que ya no compartían habitación. Ambos compartían ideas respecto a inventos y seguían saliendo juntos de vez en cuando a fiestas dónde Tony había probado el alcohol y otras drogas.
Rhodey, efectivamente le cuidaba; Ezekiel se mantenía un poco alejado desde una ocasión en la que intentó encerrarlo en un armario y Rhodes había saltado en su ayuda, rompiéndole la nariz al otro. Tony de verdad agradecía eso, aunque él se defendía, no siempre era suficiente, pues su tamaño no ayudaba demasiado; claro que jamás admitiría tal cosa en voz alta.
La primavera estaba en todo su esplendor, mostrándose en la vegetación del campus y el concurso de Tecnología estaba a la vuelta de la esquina. Tony se sentía seguro de que ganaría, había trabajado bastante en su proyecto, además de que su genio estaba muy sobre todas las mentes que estaban en ese lugar.
—¿Listo para presentar tu trabajo?—Rhodey estaba acercándose a él con su habitual sonrisa.
—Sip.
Había un reguero de alumnos yendo y viniendo por todo el gimnasio donde se llevaría a cabo el concurso. Con vuelta de la esquina, se refería a unas horas más. La mayoría estaba en un estado eufórico o estresado por hacer funcionar bien sus maquetas o lo que sea que hayan hecho, en cambio Tony sólo retorcía sus dedos con un poco de nerviosismo y pasaba sus ojos por todos lados como si buscara a alguien.
—¿Tus padres vendrán?
—No lo sé.—Respondió de manera distraída. Sus ojos no tardaron en detenerse en algún punto, antes de salir a paso rápido en esa dirección.
Peggy y Jarvis sonrieron ampliamente al ver al pequeño genio acercarse a ellos. Peggy se adelantó y abrazó al menor contra ella.
—Hola, Tony.—Saludó con una mirada orgullosa.
Tony devolvió el gesto de manera floja y luego saludó a Jarvis. Miró a espaldas de ellos, para luego suspirar cabizbajo.
—¿Ellos no vendrán, cierto?
Peggy y Jarvis compartieron una mirada de pesar. Tony había avisado a sus padres del concurso desde el primer momento en que se enteró de él. Por algún motivo, no dejaba de hacerse ilusión con el hecho de que ellos se interesaran de verdad en lo que hacía, había volado demasiado lejos al creer que ellos vendrían a verle y apoyarle.
—Lo siento, cariño.—Musitó Peggy, poniendo su mano sobre uno de los hombros del castaño.
—No importa.—Dijo, encogiéndose de hombros, con una expresión neutra.—Gracias por venir.
Tony volvió a donde estaba su invento, habló un poco con Rhodes y luego se retiró del lugar, dejando al joven moreno en su lugar. Salió del gimnasio y luego caminó rumbo al taller, cruzando entre las mesas metálicas hasta el otro lado del amplio lugar donde Tony tenía su propio rincón.
***
Una hora más tarde de estar metido entre sus notas, se levantó del suelo y estiró su cuerpo, sintiendo con satisfacción como algunos de sus huesos tronaban. Se asomó por la ventana que daba a uno de los patios y frunció el ceño al ver a uno de sus guardaespaldas, avanzar con rapidez. Ignoró aquello y sin más, salió en busca de algo de café para luego dirigirse de nuevo al gimnasio.