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Vacaciones II

Tony parecía una estatua mirándole fijamente con esos enormes ojos y grandes pestañas. Stephanie no sabía si reírse o enojarse por el desastre de los amigos de Tony en una propiedad ajena.

—Hola, Tony.

Anthony tenía alrededor de un mes sin contacto con ella. Tenía ese botón de pánico, así fue como llamó a ese aparatito que le dió la mujer cuando se coló en su habitación, y desde entonces no había sabido nada de ella. Muchas veces estuvo tentado a llamarla para comprobar si era cierto que vendría a él, pero su orgullo siempre podía más.

—¿Qué haces aquí?—Murmuró él. La miró avanzar un poco de manera extraña hacia él; aunque parecía que cojeaba, sus pasos eran espeluznantemente silenciosos.

—¿No puedo venir a ver a mi protegido?

Protegido, eso se oía asquerosamente horrible saliendo de los labios de ella.

—Tecnicamente no puedes.—Dijo, tratando de bromear para apalear los repentinos nervios que estaba sintiendo. La vio sonreír levemente y su corazón se aceleró bruscamente en su pecho.

—Aquí nadie lo impide... ¿O sí?

—No.—Musitó el genio.

Ambos se quedaron en silencio nuevamente; Tony mirando hacia un lado como si de pronto hubiera encontrado algo muy interesante, y Steph trataba de leer las expresiones del menor que parecía querer ignorarle.

—¿Cómo estás?—Preguntó, tratando de seguir una conversación. Se estaba sintiendo extraña, frustrada por no poder relajarse y actuar como siempre junto a Tony como cuando era un niño, por supuesto no ayudaba el hecho de que ahora Tony quisiera alejarse en vez de correr a ella para chocar contra sus piernas y darle un abrazo; suponía que se debía a algo referente a su edad, los adolecentes necesitaban espacio.

—Bien... Supongo.—Silencio de nuevo. Tony estaba tratando de ordenar sus ideas; el alcohol en su sistema estaba haciendo de las suyas.—¿Tu... Tu que tal?

Steph se encogió de hombros. Soltó un suspiro con suavidad, antes de sentarse en un tronco de madera.

—Volví de misión... Corea del sur tenía un problema con... Una mujer que al parecer estaba modificando a sus soldados con biotecnología.—Steph soltó una risita floja.—Creo que...

Tony se quedó a la espera de una continuación, pero varios segundos pasaron y la rubia no parecía tener intenciones de terminar su oración.

—¿Crees... Crees que?—Instó a la otra a seguir.

Steph no diría nada; no cuando su pensamiento fue que Tony sería un buen elemento en el campo cuando se tratara de esas situaciones que ella no entendía del todo. No le diría eso, porque no quería que el genio siguiera esos pasos y se pusiera en peligro. En vez de eso, dijo:

—Creo que nunca ví nada así... El mundo se vuelve cada vez más extraño.—Musitó en voz baja.

Tony tragó saliva, parpadeó varias veces tratando de seguir de pie, alerta. Trataba de empujar su sueño lejos de su cuerpo, pero la hora, la bebida y la emoción que le causó ver a Steph estaban haciendo lo suyo.

2.¿Cosas De Edad O Genios? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora