Epílogo

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La vida de Tony Stark no ha Sido fácil en ningún momento. El dinero definitivamente nunca fue significado de felicidad para él, la prueba, era el hecho de que ahora se encontrara en una cama de hospital, recuperándose lentamente de una explosión que lo hizo estar al borde de la muerte.

Howard Stark había salvado a su hijo. Él junto con el doctor Yinsen se encargaron de ello. Dado que el tiempo que habían tenido para poder realizar una operación junto al demás cuerpo médico había sido muy poco, hicieron una rústica escala del reactor arc que alimentaba a Industrias Stark y la implantaron en el pecho del menor, para que así se pudieran mantener alejados los fragmentos de metralla que se dirigían a su corazón.

La cirugía había sido arriesgada, pero al final los resultados fueron prometedores.

Stephanie Rogers se volvió la fiel compañía del pequeño genio ahí en el hospital. La mayoría del personal ya la conocían y le permitían libre acceso. Por el momento, ella y Howard no volvieron a hablar respecto al asunto del ataque; Stephanie recordaba con pavor el momento cuando una cansada y enojada Peggy hizo acto de presencia y les apuntó a ambos con un arma exigiendo respuestas del porqué su sobrino había estado a punto de morir.

Las cosas estaban lo suficientemente tensas en todos lados como para que los medios estuvieran enloquecidos buscando respuestas. El ataque fue algo que llamó la atención de muchos y mientras, antes, habían intentado mantener a estos grupos terroristas a la oscura, con el ataque a la Mansión Stark muchas cosas salieron a la luz.

—Tu padre no ha querido declarar nada a la prensa.—Contaba Steph a Tony un día cualquiera. Estaba sentada en una silla de plástico justo a lado del menor.—No lo culpo. Hay demasiadas cosas implicadas.—Supiró suavemente. Hizo una mueca de disgusto y luego acercó su mano izquierda para tomar la del menor. Comenzó a acariciarla con su pulgar en un gesto natural y espontáneo.—Los doctores dicen que pronto vas a despertar, qué vas a estar mejor pero... Depende de tí. Depende de tí si quieres despertar.—Musitó la rubia.—Yo... tal vez me vaya por un tiempo, Tony. Hay una pista reciente sobre esos... Idiotas que te lastimaron y... Voy a ir tras ellos. Te prometo que nadie volverá a dañarte ésta vez.

Su mano fue levemente apretada por la del castaño. Steph abrió sus ojos con sorpresa y luego sonrió. Aprobadas sus palabras, soltó la mano del menor y se puso de pie para avanzar a la salida. No miró hacia atrás, su rostro estaba marcado con resolución y convicción, no dejaría escapar a absolutamente nadie hasta que acabara con TODOS.

FIN

2.¿Cosas De Edad O Genios? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora