-¡Espera un maldito segundo, Jacke! -lo detuve. - ¡No puedes venir y decirme de la nada que soy una golfa y luego irte con la idiota que junto con Evans nos engañó! Tú deberías ser el que debería tener un poco de respeto por ti mismo. –Le grite con evidente frustración. Todos en la cafetería voltearon a ver confusos al patético espectáculo que iba a empezar a surgir.
-Ni te atrevas llamar idiota a la persona que es la madre de mi hija. –Me contesto frío, todo él era frío, su cuerpo, su mirada, su expresión, su voz. Las lágrimas amenazaban con querer salir, pero no lo permití. –Contéstame, ¿Por qué le darías heroína a un ex drogadicto?
Con un hilo de voz conteste, mientras las lágrimas se arremolinaban en mis ojos: -¿Para qué lo harías si ya lo supero?, no podrías volver a hacerlo caer.
-Exacto.
Mire a Dakota, no pude descifrar su expresión pero sabía que en ella había lastima, apreté mis puños con fuerza, conteniendo mi ira, ella entendió que quería, me corrijo, que necesitaba explicaciones.
-Jacke, déjala, ella no sabe lo que paso en aquel entonces, nadie le explico. –Era Dakota, evidentemente, pero hablo tan… maternal…
En un una milésima de segundo me di cuenta, caí en la cuenta de que Molly… era la hija de Jacke y Dakota y yo me sorprendí por lo EXAGERADAMENTE idiota que fui al no darme cuenta, recordé la conducta de Evans, él no estaba siendo malo en la entrevista, solo estaba dolido porque él tal vez, solo tal vez, me seguía queriendo.
Todos y cada uno de los sucesos pasaron frente a mis ojos, ¿Cuáles sucesos? Cuando lo conocí, cuando me salvo, cuando me protegió, cuando se sacrificó por ayudarme a encontrar a mi madre; el beso con Dakota. Él sabía que lo estaba viendo… Él necesitaba irse y yo no se lo permitía y tubo que actuar como si me estuviera siendo infiel para no ser ninguno de nosotros dos una piedra en el camino del otro, el necesitaba ir por su camino solo y yo también, para madurar, para superarnos, para tomar decisiones, decisiones que debemos tomar solos, solo nosotros y nuestra conciencia. Él me dejo para permitirme expandir mis horizontes porque con él a mi lado solo estaba huyendo de lo que tenía que hacer en mi vida, me permitió darme un descanso de él para triunfar, ¡solo miren a donde llegue! Y todo fue porque él… me lo permitió.
Empecé a sonreír levemente, pero termine explotando en carcajada limpia, las lágrimas salían, corrían por mi cara, me sentí tan… tan aliviada. Lloraba mientras reía y reía mientras lloraba. Mire de reojo a Jacke, tenía un poema en la cara de no entender nada.
-Ahora entiendo. Por favor dime ¿dónde está Evans?
-En el hotel. –El aún seguía confundido.
-Claro, ¿Dónde más podría estar? –Me limpie las lágrimas. Sonreí, solté una pequeña risita. Le dedique una de mis más sinceras sonrisas (una de las que hace tiempo no dedicaba). –Gracias. –El me devolvió la sonrisa, Dakota igual, incluso Molly.
Corrí hasta llegar al hotel, subí por las escaleras al séptimo piso, ¿lo pueden creer? Lo que haces por el amor, solo porque cada segundo me parecía tan valioso que ni siquiera quería perderlos esperando para que el ascensor bajara.
Llegue agitada y sonrojada a su habitación, curiosamente sí me había dado la cabeza para preguntar en recepción el número de habitación. Toque la puerta como desquiciada, con gran insistencia, pero nadie habría, después de un rato tome el pomo y lo gire y note que estaba abierto y puse los ojos en blanco y comencé a reír pero mi risas desaparecieron rápidamente por la imagen que presencie, no se confundan, no se estaba acostando con nadie, solo era un cuarto oscuro y desordenado, ¿pero que estoy diciendo? Estaba desordenado como un carajo, “alguien” (creo que todos sabemos quién) había liberado bastante frustración desordenando y rompiendo cosas, si no lo conociera, diría que solo fue un niño mimado con una rabieta, en la cual no le importaba romper un par de cosas porque sabía que podría pagar todos los caprichos que quisiera, pero el “niño mimado” estaba sentado en el suelo, recostando su espalda en uno de los lados de la cama, abrazando sus rodillas y a la vez tirándose del cabellos con frustración y sollozando, un sollozo que se convirtió en llanto. No sé por cuánto tiempo me quede mirándole sin decir nada. Él nunca levanto la vista, ni siquiera sabía si había notado mi presencia por que no parecía que la hubiera notado.
Me acerque a paso lento me incline a su altura, mis rodillas sonaron cuando me incline así que levanto la vista, aun con la poca luz (que provenía de la puerta que deje abierta) pude ver las marcas que dejaban las lágrimas que cursaron en su rostro y los hermosos ojos azules que tenía delante estaban vidriosos con lágrimas arremolinándose y pensé en lo rebeldes que eran esas lágrimas que sin importar cuanto Evans no quería que salieran, eran bastante insistentes, como unos adolescentes revoltosos cuando se “revelan” a sus padres (en este caso supongo que el padre sería Evans) y reí suavemente y Evans me miro confuso, pensando seguramente en que era lo que me parecía tan gracioso.
-Evans, cariño, ¿me quieres? ¿A pesar de lo idiota y cabezota que fui?
-¿Y a quien más querría si no?
-… ¿Me amas?
-¿Y a quien más amaría si no?
-Evans, cariño, ¿me deseas? –Aclaro que esto no lo dije con morbo, solo estaba hablando con ternura y haciendo preguntas.
-¿Y a quien más desearía si no? –Yo reí enternecida.
-¿Y a quien más estaría destinada yo si no fuera a ti? –Él rió suavemente.
-Morirías sola. –Yo reí.
-Te amo. –Él se sorprendió, pero al instante sonrió.
-Yo también te amo.
-…
-Lo siento. –Dijo escondiendo su rostro y luego alzo la mirada. -Fui idiota, no pensé en ti cuando bese a Dakota, solo en mí, fui egoísta, no pensé en tus sentimientos, solo en el futuro. Lo siento Katrina, lo siento tanto, solo desencadeno tus desgracias. –Él volvió a sollozar y yo fruncí el ceño.
-No digas eso, tú sabes mejor que nadie que eso es mentira. Yo no lamento nada. Pasamos esto y fue para darnos cuenta que lo nuestro es real, que no fue un amorío adolescente y pasaría por todos los momentos en los que me sentí tan sola, insignificante, y sin alma mil veces más, si al final siempre tuviera un felices para siempre junto a ti, en serio lo haría, y no cambiaría el hecho de ignorar tus llamadas o aguantarle las ganas de ir hacia ti corriendo desesperadamente, porque todo eso lo debíamos pasar para encontrar nuestro felices para siempre. Sin importar que nos queramos matar en algún momento, porque eso es parte de una relación. Te amo y lo sabes. –Evans empezó a llorar y yo llore y nosotros lloramos, lloramos… juntos.
Evans me beso, yo correspondí el beso y pasamos el resto del día y la noche juntos. A la mañana siguiente cuando despertamos y fuimos a dar un paseo por la ciudad, era un día perfecto, el sol resplandecía y el aire fresco y puro estaba presente mientras el viento jugueteaba con las hojas de los árboles y en ese momento mientras ambos nos dábamos sonrisas cómplices y seguramente la felicidad emanaba de nuestro alrededor fue nuestro “felices para siempre”.
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Hola!!!!!!*
Bueno, lamento no haber subido el capítulo cuando Mónica me lo entregó, esta vez si fue mi culpa, lo lamento. Sé que parecíera que es el último cap, pero no lo es, tranquilos. Y ya que estoy inspirada estos días y que tengo unas grandes amigas, con grandes mentes y con grandes ideas, y una enorme imaginación que contribuye ideas a todas las ideas, creo que el último cap quedará... no tan esperado como lo que se espera. xD
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La historia de Katrina
Teen FictionAllí estaba yo, en el edificio más alto de Nueva York, apunto de dar mi último paso, a la nada, al olvido de mi vida, de mis perjuicios. Cerré mis ojos y extendí mi pie para dejarme caer y entonces...