Entraron tomados de la mano, entrelazando sus dedos y sonriendo.
–Tranquilo, Jacke. Ya lo esperaba viniendo de ti. –murmuro con algo de enfado el Sr. Geyer.
Del rostro de Jacke se quitó aquella hermosa sonrisa que casi nunca veía. Su rostro estaba tenso, pero aunque sea ya tenía en cuenta que el padre de Evans no era así solo conmigo.
–Ya estamos todos. ¡Julieta! –murmuro Scarleth, con aquella sonrisa la cual me recordaba grandiosos momentos que pase junto a Evans, eso me hizo sonreír.
Rápidamente llego Julieta con muchas más mucamas, sirvieron la comida y se retiraron.
–Provecho –murmuro Scarleth.
Aún no sé cómo alguien tan tierna pudo casarse con alguien tan frío como el Sr. Geyer. O tal vez… cambio. Evans cambio de un chico malo a un chico bueno, al igual que Jacke, tal vez sea de familia, aquel pensamiento me había hecho sonreír aun más.
–Y dime Dakota, ¿cómo está tu madre? –murmuro Scarleth mientras tomaba su tenedor y con ayuda del cuchillo partía en dos un pequeño pedazo de carne.
–Oh. Muy bien, gracias por preguntar. Por cierto, Sr. Geyer, mi padre le manda saludos. –murmuro sonriente.
Así que fue así como Jacke y Dakota se conocen, sus padres se conocen. El Sr. Geyer dejo de ver el exquisito platillo, la miro y sonrío.
–Tu padre. Un gran hombre y un gran amigo, tienes suerte, Dakota. –murmuro sonriendo. –No como otras –dijo en un susurro casi inaudible. Sabía que hablaba de mí, lo cual me dolió, mire a Evans, quien apretaba con su mano el tenedor fuertemente.
–Y... ¿cómo te está yendo en el colegio?
–Bien, aunque espero que me vaya mejor ahora al ir con Jacke. –murmuro mirando a Jacke.
¿Ahora irá a nuestro colegio? Bueno, al menos espero que sea mejor de lo que fueron las chicas que anteriormente salieron con Jacke conmigo.
–Será muy divertido ir contigo, Dakota. –murmure en un intento fallido de unirme a la conversación. Todos callaron, Dakota me miró con calidez, pero el Sr. Geyer me miró frío, tanto que al ver su mirada me congele.
–Lo mismo digo, Katrina. –murmuro Dakota.
– ¿Y qué me dices de tu padre, Katrina? –dijo el Sr. Geyer mirando a Evans.
–Ammm –titubee. –No entiendo a qué se refiere –dije nerviosa mirando la mandíbula tensa de Evans.
–Ya sabes, amo saber sobre mi competencia, y que mejor forma de hacerlo que infiltrándome a ella con ayuda de su hija. –murmuro congelándome con aquella mirada.
–Pablo. –refunfuño Scarleth en un susurro.
–Es decir, creo que debes de tener resentimiento por lo que te hizo. –dijo apuñalándome con aquella maldita mirada y con sus palabras.
–Papá –refunfuño Evans.
–Digo, yo lo tendría. –murmuro mirando su plato.
–Es todo, –murmuro Evans levantándose de su silla y caminando hasta mí. –nos vamos, Katrina.
Titubee antes de levantarme, pero aquella mirada la conocía perfectamente. Me levante y camine con él hasta la salida, salimos y caminamos hasta su habitación sin decir ni una sola palabra.
–Él no puede hacerte eso. –murmuro apoyándose en el barandal del balcón. Me acerque a él y lo abrace por detrás.
–Evans no debiste haber hecho eso, es tu padre. –murmure recordando el enojo de su rostro al salir de allí.
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La historia de Katrina
Ficção AdolescenteAllí estaba yo, en el edificio más alto de Nueva York, apunto de dar mi último paso, a la nada, al olvido de mi vida, de mis perjuicios. Cerré mis ojos y extendí mi pie para dejarme caer y entonces...