Capítulo 20

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-Señorita Delmonth debe confirmar su llegada a la presentación de “Las empresas de mayor éxito del mundo”.

-Agggg, ¡está bien, está bien! Diles que iré a la maldita presentación. También resérvame un jet para ir a la antigua casa de mi madre, debo ir personalmente a verificar su antigua libreta con los proyectos que dejo pendientes para así terminarlos y poder progresar con mi nuevo proyecto de la expansión en Italia, no tengo ni la menor idea de porque hay tan escasos laboratorios haya. –Bueno “escasos” no es la palabra correcta pero… ¡debería haber unos cientos más! -de paso contáctame con Alexander y dile que me mande unas muestras del nuevo producto y el informe detallado de los progresos que ha dado. –Caminábamos en uno de los muchos pasillos exageradamente largos de la compañía Delmonth, mis asistentes personales, asistentes y otro montón de personas que no paraban de confirmar los procesos de sus trabajos y los fracasos de algunos otros, esos pasillos enormes completo de tonos blancos en pintura, papel tapiz, mármol y hasta a los mismísimos detalles en madera no los dejaban expresarse, ¡Todo malditamente blanco! El vidrio de las ventanas no era blanco porque eso sería un crimen para la hermosa vista que tiene este lugar, pero me da DEMACIADA molestia mandar a pintar un edificio de yo no sé cuántos pisos, en fin, es tonto no saber cuántos pisos tiene si utilizas constantemente el ascensor, pero curiosamente hasta ahora me pongo a pensar cuantos jodidos pisos tiene.

-Alexander dice que ya mismo viene. –Ya mismo dentro de seis horas, bueno que se le va a hacer.

-Ok, por cierto, ¿Cuándo es la presentación? –Excelente Katrina, ahora todos los presentes te van a ver cara de idiota por no saber algo que hace meses te están diciendo y encima es presentado en televisión internacional, ¡Bravo! Un aplauso para esta grandísima bestia ¡wiii!

-La próxima semana pero debería estar ahí mínimo tres días antes para ponerse al corriente con los organizadores y para que usted se pueda alojar bien en la ciudad.

-¡Perfecto! Justo lo que faltaba, ¡menos tiempo! Anabeth reorganiza lo que tenía planeado para esos días y todo lo que tenga que ver con esa presentación, ¡ah! Y por cierto, necesito que llames a Samanta y venga ya. –Y finalmente gracias a todo llegue a mi oficina y, adivinen que, ¡era blanca y gigante! No se cómo el mundo no se quedó sin pintura blanca.

-Pase. –Anuncia después de escuchar que tocaban la  puerta, era Samanta, después de todos estos años me apegue mucho a ella hasta el punto donde ella sabía todo acerca de mi vida personal.

-Ya puede ir a la casa de su madre, todo está preparado, pero para mañana ya debe estar aquí y terminar todo su trabajo para ir a la presentación.

-¡¿Pero porque tan rápido?! ¡Es la próxima semana! –dije haciendo un puchero, se me hacía bastante entretenido molestar todo los posible a Samanta, ¿Por qué? No lo sé, solo lo disfrutaba viendo su cara de ¡Solo hazlo de una maldita vez y listo!

-¡Despabila! –me dijo dándome un golpe en la cabeza. –Hoy es jueves y la presentación es el martes, regresas mañana terminas el trabajo y así te vas en la noche ¡y llegas los tres días antes que ocupas! Acaso no estás pensando en cuanto dura el viaje, termino diciendo dejando su expresión de molestia por una de “acaso eres idiota” con una arrogante sonrisa.

-Sientes muy poco respeto por tu jefa, ¿cierto? Samanta –dije con una forzada sonrisa que ciertamente no ocultaba mis ganas de darle un golpe en la cara a ver si así se le quitaba esa sonrisita en venganza de su golpe en mi cabeza.

-Por supuesto, debido a que usted para nada se asemeja a una superior. –Dijo orgullosamente con una sonrisa igual de forzada para ocultar el descaro de sus palabras. Comencé a maldecirla entre dientes cuando una empleada entro por la puerta sin tocar y Samanta y yo nos volvimos a ella con la sonrisa más forzada que pudimos ofrecerle en sigo de “lárgate” ella abrió sus ojos como platos y se fue después de decir en un pequeño susurro: siento interrumpir.

Al entrar en la casa de  mi madre sentí una gran nostalgia, la última vez que vine fue poco después de su muerte y ahora estaba aquí como si nada hubiera pasado, entrando como si fuese la cosa más normal del mundo después de estos años, es sorprendente cuando miras atrás y vez como las cosas han cambiado con nuestro “yo” de la actualidad, me dispuse a ir a su habitación personal por primera vez (siempre me dio miedo entrar en su cuarto) fui a la segunda planta a la habitación correspondiente y al entrar… wao… perfectamente entendías por que  la mayor parte de las cosas de mis madre son blancas, solo imagina un cuarto totalmente blanco y un montón de pinturas de distintos colores junto con pinceles, no es difícil asociarlo ¿cierto? Es increíble el trabajo que hizo mi madre aquí, había hecho innumerables pinturas las cuales plasmo en estas paredes blancas, era como entrar a un mundo lleno de colores hermosos, pero me dio curiosidad una puerta que se encontraba ahí, la abrí e inmediatamente me sentí acosada, fotografías, fotografías y más fotografías, de mi padre, tía esperanza, y especialmente mías, logre ver su libreta de proyectos junto con un rollo de cartas, en ese momento no le tome importancia pues ver un cuarto completamente lleno de fotografías en sus paredes era… hermoso, los recuerdos ahí presentes le daban una calidez a la atmosfera de esa habitación inigualable, hubo en el suelo una carta abierta  que me llamo la atención por la sencillez de la misma, la levante y vi la escases de palabras con manchas en el papel “hasta pronto querida hermanita” mire la fecha y era de un día antes de muerte de mi madre, escrita por Esperanza para mi madre, suspire, no era para sorprenderse, después de todo mi tía se quería reunir con mi madre apenas tuviese la oportunidad, esa fue su promesa, las manchas probablemente  eran las lágrimas derramadas por ambas. Tome la libreta y salí de ahí, tenía que regresar lo antes posible aunque quería quedarme ahí por… un poco más.

La historia de KatrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora