Capítulo 8

3.4K 128 217
                                    

Me doy la vuelta en la cama. Nada, soy incapaz de dormir. Lo único que hago es revolverme entre las sábanas sin conseguir conciliar el sueño. Finalmente desisto y me voy abajo. Veo la guitarra de Alfred apoyada en el sofá y la agarro para dirigirme hacia fuera. Meto los pies en la piscina y me dejo llevar por las melodías que salen de mis dedos rasgando las cuerdas a la vez que pienso en todo lo que ocurrió anoche.

Caminamos en silencio con las manos entrelazadas hacia la playa más cercana. Queremos estar solos, sin que nadie nos juzgue ni nos influya en lo que hacemos.

Al llegar allí, el chico se sienta sobre la arena, a mitad de camino entre el mar y el paseo. Con un gesto de la cabeza me invita a sentarme entre sus piernas. Me quedo apoyada en su pecho y volvemos a entrelazar nuestras manos.

-Prométeme que esta noche no vas a pensar en nada más - me pide susurrando en mi oído.

-Te prometo que esta noche no va a existir nada más que tú y yo.

Dejo un pequeño beso en su mejilla para después morderle en la misma zona cariñosamente.

-Te he echado de menos, ¿sabes?

-Alfred... Hoy no por favor - digo agachando la cabeza.

Rápidamente me agarra de la barbilla para que levante la vista y, tras aguantarnos unos segundos la mirada, me besa.

-Tienes razón, lo siento - y vuelve a juntar sus labios con los míos - Entonces... ¿Estabas celosa esta noche? - pregunta con su ya típica sonrisa de arrogancia.

-¡Qué pesado eres! - exclamo dándole un manotazo en el hombro pero sin poder evitar reír - Al final me voy de aquí.

Me levanto haciendo el amago de que mis palabras son verdaderas y me voy a ir, pero sus manos me agarran de la cintura y me levantan como si fuera un saco de patatas.

-No te crees ni tú que te quieras ir - vuelve a su tono socarrón.

-¡Alfred! ¡Bájame! ¡No, al agua no!

Pero ya es demasiado tarde y me tira contra el mar. Él tan solo se ha mojado hasta las rodillas, pero yo me he hundido entera. Intento salpicarle en vano, ya que sale corriendo en seguida.

-¡Te voy a matar! - le espeto corriendo hacia él, sin embargo él sigue huyendo - ¿Ahora no me quieres abrazar? Venga ven aquí...

Consigo alcanzarle y forcejeamos durante unos momentos hasta que, al superarme físicamente, acabo tirada en la arena con él encima de mí.

-Voy a coger frío - comento haciendo un puchero para dar más pena.

Alfred me muerde el labio para borrarme esa expresión triste y continuamos con esa sesión improvisada de besos hasta que tenemos que separarnos para coger aire. El catalán se levanta y comienza a quitarse la chaqueta de cuero para luego hacer lo mismo con la camisa. No entiendo nada hasta que me la ofrece, él se vuelve a poner su chaqueta, aunque se queda con el torso descubierto, cosa que agradezco.

-Toma, ponte esto y quítate tu ropa mejor.

-Vale, pero date la vuelta y no mires eh.

-Ni que fuera a ver algo que no haya visto antes - comenta divertido.

Sin embargo, hace lo que le he pedido y, cuando me he quitado la blusa y los pantalones y levanto la vista tras coger la camisa, le encuentro mirándome de reojo, pero mirándome al fin y al cabo.

-¿¡Pero qué te he dicho?!

-Jo Amaia, es que tardas mucho - contesta con voz de bebé.

Som Amics? ~ AlmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora