Capítulo 22

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Narra Alfred

- Hei bugui bugui, hey!
  Hei bugui bugui.
  Hei bugui bugui, hey!
  I ara piquem de mans!

No puede ser. Salgo de mi habitación de la infancia dirección al salón y me encuentro a mi hijo cantando y bailando la canción que hace tantos años yo interpretaba en este mismo lugar y con los mismos espectadores. Sin apartar la vista de la persona que más requiere mi atención desde hace cuatro años, me siento en uno de los brazos del sofá y apoyo mi mano sobre el hombro de mi madre, quien me mira con ternura.

Cuando la estrella del rock que tengo por hijo termina su interpretación los tres le aplaudimos sin poder esconder la sonrisa que nos saca sin pretenderlo.

-Está canción es un poco antigua para ti eh - comento acercándome para cogerle en brazos y depositar un beso en su mejilla.

-¡Me la enseñó abuelo!

-Vete a recoger tus juguetes anda, que en un rato nos vamos a Madrid.

Cuando Adrià sale de la habitación me vuelvo a sentar en el sofá mientras dejo escapar un suspiro que no pasa desapercibido para mis padres. Enseguida se acercan preocupados a mi lado.

-No estás bien hijo, ¿qué pasa? - inquiere mi madre.

-La situación me está superando, todo en general me supera - apoyo los codos en las rodillas y escondo la cabeza - ¿Sabes el tiempo que llevo sin pisar el estudio? Si no es Adrià, es Diana y si no... Pues otras cosas y...

-¿Qué otras cosas? - interrumpe mi padre.

-Qué va a ser Alfredo, imagino que alguna chica que esté en su cabecita - mi madre me revuelve los rizos cariñosamente - ¿Conocemos a tu nueva ilusión?

-No hay ninguna ilusión mamá, ayer cuando salí con Marta y David hablé sobre Amaia y todo lo que ha pasado últimamente y no sé...

-Si ella quiere estar con otro chico tienes que respetarla hijo, igual no estáis hechos para estar juntos.

-Pero yo sé que me quiere, sé que quiere estar conmigo - me desespero, como cada vez que hablo o pienso sobre este tema - Voy a ver si Adri termina, no quiero conducir de noche.

Una vez que Adrià ha recogido todo lo que se había llevado para pasar el fin de semana en Barcelona, nos despedimos de mis padres con un emotivo abrazado a cada uno. Me hacen prometer que les visitaré con más frecuencia ahora que vuelvo a vivir en España. No tengo ninguna duda de que lo haré. Todo lo que está pasando con Diana me ha hecho ver la gran suerte que tengo de poder disfrutar de mis padres. Soy consciente de que ya son demasiado mayores y no están como para hacer tantos viajes como antes y poder verme cantar en directo. Aún así, sé que en Barcelona siempre tengo que reservar dos asientos para ellos, y así seguirá siendo, pase lo que pase.

En cuanto salimos a la autopista Adrià cae rendido al sueño. La verdad es que no me extraña, la energía que tiene este niño no es normal, se pasa todas las horas del día jugando sin parar y dándole vueltas a la cabeza reflexionando sobre cualquier tema que se le ocurra o le hayan contado antes. Sin embargo, esta vez, el sueño no le dura mucho y a las dos horas ya está despierto y cantando las canciones que suenan en la radio.

De pronto, anuncian en la emisora el nuevo single de Lola Índigo y no le falta tiempo a mi hijo para gritar emocionado e intentar bailar, pese a lo limitados que tiene los movimientos desde su sillita. Creo que no hay mayor fan de mi compañera de concurso que Adrià. No sé de donde habrá sacado esa capacidad, pero le veo más futuro en el baile que en la música. Quién sabe donde puede acabar, ni siquiera yo sé donde estaré mañana a estas horas.

Som Amics? ~ AlmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora